Cómo hacer una kokedama sin desesperarte en el intento

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Tal vez hayas oído hablar del arte floral del kokedama o puede que te hayan llamado la atención esas espectaculares plantas sin maceta que lucen preciosas y sanas como por arte de magia. Y es que esta técnica tradicional para cultivarlas en el interior resulta fascinante. Procede de Japón y puedes intentar conseguirlo en tu casa.

Te explicamos cómo hacer una kokedama sin desesperar en el intento. Descubrirás un nuevo aspecto de la jardinería tan relajante como bonito. Anímate a intentarlo. Solo necesitas un poco de paciencia para conseguir los mejores resultados y seguir nuestros consejos.

Qué es una kokedama

kokedama
Fuente: Pixabay/parblusa

El kokedama es la técnica japonesa para cultivar plantas en el interior sin estar contenidas en una maceta, que es sustituida por una capa de musgo que sirve para proteger las raíces. Por extensión, también se denomina kokedama al resultado final de esta especie de manualidad jardinera que resulta tan fascinante, porque para el observador que la contempla estas plantas con su base de tierra redondeada constituye todo un misterio.

Lo mejor a la hora de tener una o varias kokedamas es que puedes colocarlas donde desees, ya sea colgarlas del techo como colocar sobre una mesa, y de cualquier forma quedan preciosas. De hecho, el término kokedama puede traducirse como bola de musgo. Aunque ten en cuenta que las plantas más adecuadas para esta técnica son las de crecimiento lento. Recuerda que deberás rehacer la kokedama cada cierto tiempo: entre tres meses o un año según la especie que sea y dependiendo de cómo vayan creciendo sus raíces, de ahí que se deba seleccionar las plantas más adecuadas para ello.

Materiales para hacer kokedamas

Kokedama
Fuente: Wikimedia/La Florida studio CC BY-SA 3.0

Para hacer tu primera kokedama, lo mejor es que empieces con una sencilla sin complicarte demasiado. Algunos modelos y ejemplares más complejos podrás prepararlos más adelante, cuando domines la técnica base.

Para ello necesitas la planta que desees, de tamaño más bien pequeño, sustrato normal de jardinería, musgo Sphagnum, una bolsa plástica, cuerda de algodón y sustrato para bonsáis, también denominado akadama. Ten a mano asimismo algo de agua y un recipiente grande para poder mezclar el sustrato sin problema.

Los dos compuestos más especiales e imprescindibles son la akadama y el musgo. La akadama es de origen volcánico y se importa desde Japón, donde se extrae de excavaciones a cielo abierto. Se trata de un tipo de sustrato altamente poroso que retiene muy bien la humedad y los nutrientes, de manera que gracias a él no se pudrirán las raíces de tu planta.

Cómo hacer kokedamas

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Fuente: Wikimedia/La Florida studio CC BY-SA 3.0

Para preparar las bolas de musgo, mezcla en el recipiente el sustrato y la akadama. La proporción que debes utilizar es de 7:3. Amasa para obtener un resultado homogéneo y que la akadama esté bien repartida. Añade agua después, poco a poco, a la vez que remueves la mezcla, hasta esté compacta y no se desmenuce. Prepara así tantas bolas como plantas tengas o vayas a preparar.

Pon esa mezcla sobre una bolsa plástica y comienza a dar la forma esférica tan característica haciéndola rodar con ayuda de la bolsa. Una vez esté como una esfera, coloca sobre la mesa el musgo, con cuidado de que quede para arriba la cara marrón. El musgo se vende normalmente seco, así que puedes humedecerlo un poco para trabajar mejor con él. Pon encima del musgo la bola de sustrato y cúbrela con él, pasando el hilo alrededor. Ten cuidado de no perder la punta del hilo, puesto que cuando termines necesitarás hacer un nudo con los dos extremos para que quede bien sujeto.

Una vez lista la bola, solo tienes que hacer un orificio en la parte superior para introducir las raíces de la planta. Una vez colocada, cierra la bola alrededor.

Cuidados de la kokedama

Los cuidados de una kokedama son sencillos. No puede darle la luz directa, aunque sí que requiere mucha luminosidad, y necesita riego semanal. Para ello solo tienes que introducirla en un recipiente con agua y deja luego escurrir en el fregadero. Una vez que haya soltado todo el exceso de agua podemos volver a ponerla en su sitio.

Por otro lado, debes cuidar la humedad ambiental para la planta. Según qué tipo sea, necesitará más o menos. De tal modo, hay que tener en cuenta que en invierno, con la calefacción, el ambiente estará más reseco y también influirá en ello el aire acondicionado en verano. Para evitarlo, puedes ponerlo en un cuenco sobre piedras, al igual que suele hacerse con las orquídeas, pero vigila que el nivel del agua esté siempre por debajo de las piedras. Tampoco olvides pulverizar las hojas de la planta con un poco de agua para mantenerla húmeda, siempre que se trate de una especie en la que resulte aconsejable hacerlo.



Silvia Pato

Escritora y redactora gallega. Autora de los libros Las nueve piedras y El Libro del Único Camino, así como de numerosos relatos en revistas de género, colabora asiduamente con sus artículos y columnas de opinión en diversos medios digitales. Con la pasión y la curiosidad que la caracterizan, descubre el mundo a través de su historia, su cultura, sus lugares y sus gentes para difundir y compartir todo tipo de sensaciones y hallazgos. Porque todo viaje comienza con un solo paso.

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