Este artículo se publicó hace 16 años.
La biometría se extiende a la vida cotidiana
La combinación de sensores biométricos con dispositivos como el ratón abarata este sistema de identificación
Un usuario acerca su huella dactilar o su iris a un lector, que le reconoce y le permite el acceso a un recinto. Escenas similares resultan habituales en las películas, pero, ¿se está extiende la biometría en la vida diaria? Aunque esta tecnología se encuentra disponible desde hace unos años en el mercado, es ahora cuando ciertas aplicaciones comienzan a ser asequibles, al menos para las pyme. De entre todos los posibles rasgos físicos con los que funciona la biometría, la huella dactilar se utiliza más “por costes y funcionalidad”, según asegura un jefe de proyecto en la empresa informática Amper, Andoni Arin.
Los lectores de huellas integrados en el ratón del ordenador constituyen un buen ejemplo de cómo se ha abaratado esta tecnología, porque ya se pueden encontrar por unos 100 euros. Estéticamente, la única diferencia con uno convencional consiste en un pequeño sensor colocado en la parte superior del mismo o en un lateral en los modelos más ergonómicos.
Estos dispositivos sirven para que el usuario se identifique en el ordenador y evitan memorizar un nombre de usuario y una contraseña. El dedo funciona como pasaporte y se ahorran pesados hábitos como la necesidad de cambiar la contraseña cada cierto tiempo para garantizar la seguridad.
Niveles de seguridad
La comodidad es una de las grandes bazas de esta aplicación de reconocimiento biométrico. “No se busca un nivel de seguridad máximo, que obligaría a añadir otros elementos”, detalla José Luis Navarret desde el departamento comercial de Kimaldi, una empresa española que fabrica lectores biométricos.
Un inconveniente de estos ratones biométricos se encuentra, en todo caso, en la falta de programas estándar que gestionen sus posibilidades. Por el contrario, cada producto se liga a un software cerrado proporcionado por la marca, lo que puede crear incompatibilidades en caso de sustitución de los ratones por otros con mayores prestaciones. Además, Arin sostiene que estos programas prácticamente sólo se realizan para Windows, lo que resulta un inconveniente para los usuarios de otros sistemas operativos.
Además de su labor de identificación, el software de este tipo de ratones permite fijar permisos de acceso a determinados archivos, establecer salvapantallas cuyo cierre requiere de la huella o controlar el acceso a Internet y determinar qué sitios se pueden visitar. Por otro lado, aunque los fabricantes estimen una fiabilidad de sus sistemas superior al 95%, pueden aparecer problemas prácticos, como por ejemplo, que el usuario se dañe el dedo que se emplea en la identificación. Ante esta situación, Arin aconseja recurrir a programas que permitan captar más de una huella por persona.
Claves de la tecnología biométrica
1. ¿Cómo funciona?
El software asociado al dispositivo biométrico necesita con antelación extraer las peculiaridades de cada huella mediante su propia fórmula matemática. Después, crea una especie de código encriptado, denominado ‘trama’, que servirá como base para la identificación biométrica. Navarrete puntualiza que, gracias a esta medida, la imagen dactilar no se puede emplear para ningún otro fin.
2. Control de acceso
La aplicación biométrica más extendida resulta bastante más cara que el ratón con sensor para el entorno de sobremesa. Se trata de los controles de acceso y presencia que han instalado numerosas empresas y que suponen una alternativa a otros sistemas como los basados en tarjetas de proximidad o en claves. Su precio, si se basa en huellas dactilares, arranca en los 1.000 euros y necesita la instalación de un técnico especializado, porque se debe “preparar la puerta con un sistema similar al que implantan los hoteles”, en palabras de Arin.
3. Bases de datos
Bancos de países como Estados Unidos, Japón o Colombia han implantado sistemas que leen las palmas de las manos para aumentar la seguridad. De igual forma, EEUU planea realizar una gran base de datos biométrica de sus ciudadanos a partir de rasgos como el iris, la retina, la forma de la cara o la palma de la mano.
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