Este artículo se publicó hace 15 años.
Cinco siglos de lucha contra la malaria
Más de un millón de personas siguen muriendo cada año
En Europa, la malaria se erradicó a mediados del siglo pasado. En España, en el año 1940 murieron 5.000 personas por el paludismo; el país obtuvo 24 años más tarde el certificado oficial de erradicación. Sin embargo, actualmente, cada minuto mueren en el mundo dos niños por esta enfermedad, prevenible y curable, provocada por la picadura de la hembra del mosquito Anopheles.
Los datos son escalofriantes: unos 500 millones de personas infectadas y entre un millón y medio y tres millones de muertes cada año, la mayoría de ellas, en el África subsahariana. En los últimos 30 años, el paludismo global se ha ido incrementando a causa del cambio climático, los desplazamientos de la población, las guerras, la aparición de cepas resistentes a los fármacos y los débiles sistemas de salud en las zonas con mayor número de afectados.
La Biblioteca Nacional de España, con el apoyo de Obra Social Caja Madrid y en colaboración con el Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB) y la Cruz Roja, organizó una exposición que ahora llega a Barcelona, que muestra los avances y la evolución de la malaria a lo largo de la historia y las diferentes técnicas y estudios realizados para vencer la batalla contra esta enfermedad.
El cambio climático ha incrementado la enfermedad en los últimos 30 años
"La malaria está ligada a la pobreza, pues es causa y consecuencia de la misma", declara José Antonio Nájera, comisario de la exposición junto con Antonio González Bueno. "Es uno de los retos más importantes de la salud pública en los países más pobres del mundo, junto con el sida y la tuberculosis".
Una deuda históricaLa primera vacuna sintética desarrollada fue la del colombiano Manuel Patarroyo, en1986. El último gran avance fue el del español Pedro Alonso, hace dos años, al crear una vacuna eficaz en niños recién nacidos. Son los últimos progresos de una investigación que comenzó en la Antigüedad.
La quinina fue el primer remedio contra las fiebres palúdicas
Pero las primeras descripciones fueron hacia 1500, relacionando las fiebres que producía la enfermedad con aguas estancadas y con diversas actividades agrícolas. Se tomaron así las primeras prevenciones de la malaria. Más adelante, y hasta bien entrado el siglo XVIII, se defendió la sangría, así como inductores del vómito y purgantes, como la mejor manera de combatir el paludismo.
Posteriormente la quina, obtenida de las cortezas de los quinos, se reveló como un remedio eficaz contra esas fiebres palúdicas. Los indígenas americanos fueron los primeros en utilizarla y "los jesuitas se convirtieron en los grandes distribuidores de quina en las colonias", explica Nájera. Comenzaron expediciones científicas, farmacológicas, comerciales "e incluso contrabandistas".
El siguiente paso fue el descubrimiento de los franceses Pelletier y Cavendou, en 1820, que consiguieron el principal compuesto contra la malaria, la quinina. En 1880, el biólogo francés Laveran, premio Nobel en 1907, descubrió el parásito causante de la malaria, el mosquito Anopheles. Con la enfermedad erradicada en el mundo occidental, las primeras pistas sobre posibles vacunas no empezaron a tomar forma hasta la década de 1960.
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