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¿Qué dice tu perro cuando ladra?

¿Y si el 'machine learning' pudiera asignar un significado a cada sonido de un animal, de acuerdo con su comportamiento cuando lo emite? Varios estudios lo están aplicando a traducir el "idioma" de perros, ratas, cerdos o ballenas.

11/08/2022 Una mujer se refresca con su perro en el río 'Semois'
Una mujer se refresca con su perro en el río Semois.- Julien Warnand / EFE

Que un perro entiende lo que se le dice no es ninguna novedad para sus dueños. Sí lo es que sea un hecho demostrado por cada vez más estudios científicos. Un ejemplo reciente es el de la neurobióloga Laura V. Cuaya, que se propuso averiguar si su border collie –con quien se había mudado desde México a Hungría– reconocía la diferencia del idioma. En un experimento publicado el pasado mes de marzo en Neuroimage, sentó a dieciocho perros de distintas razas –la mitad de dueños que hablaban español y la otra mitad, húngaro– y les hizo una resonancia magnética cerebral (fMRI) mientras les leían fragmentos de El Principito, en español y en húngaro.

El resultado no dejó lugar a dudas: el patrón cerebral que se les activaba a los canes en las áreas de su encéfalo que supuestamente procesan el lenguaje era diferente cuando les hablaban en el idioma de su dueño o en lengua extranjera.

Más interesante aún es que la respuesta de su corteza auditiva secundaria seguía patrones muy distintos si lo que oían eran palabras y frases reales o si eran sonidos mezclados sin sentido que imitaban la sonoridad de una de las dos lenguas. Es decir, si les hablaban con palabras inventadas, que sonaban parecido pero no tenían ningún significado real en el idioma de su dueño, también se daban cuenta.

Traductores de cerdos

¿Ocurre también a la inversa? Las investigaciones dirigidas a entender el "lenguaje" animal se han multiplicado en los últimos años. Aparte de algunas apps –de baja fiabilidad– que ya hay en el mercado para traducir lo que dice tu mascota, cada vez más estudios serios tratan de abordar el tema. Scientific Reports, por ejemplo, publicaba en 2022 un experimento de la Universidad de Copenhague en el que usaron técnicas de inteligencia artificial para averiguar qué dicen los cerdos de granja con sus gruñidos y chillidos.

Los científicos recogieron 7.414 sonidos de 711 cerdos en las circunstancias más variadas, desde su nacimiento hasta su sacrificio, y asignaron valores negativos y positivos a los distintos sonidos según el contexto en que se emitían.

A continuación, comprobaron que un programa informático de redes neuronales diseñado para la ocasión era capaz de asignar un significado emocional a nuevos gruñidos o chillidos, "con gran exactitud". Según concluían los autores, "estos resultados sugieren que se puede desarrollar un sistema de reconocimiento automático para monitorizar el bienestar de los cerdos de granja".

Ratas que saludan

Pero no son los únicos. Un equipo dirigido por la neurobióloga Alison Barker, del Instituto Max-Planck de Alemania se ha volcado en estudiar 36.000 vocalizaciones distintas de ratas topo lampiñas, echando mano de un algoritmo de aprendizaje automático para traducir su significado. "Hemos demostrado que los suaves chirridos que emiten dos ratas a modo de saludo cuando se encuentran en una galería contienen información sobre su identididad individual y de la colonia. Y todo apunta a que podría haber distintos dialectos en cada colonia", afirma Barker.

Otro grupo de expertos, esta vez de la Universidad de Washington, se propuso reconocer el chirrido que emiten los ratones cuando están felices –cuando se les da un dulce para comer–. Incluso, han inventado un software, bautizado como DeepSqueak, capaz de detectar y distinguir este tipo concreto de exclamación de alegría en los roedores.

Charlas con ballenas

También existen proyectos que se atreven con animales mucho más grandes. En la Iniciativa de Traducción de Cetáceos –CETI–, creada en 2020, están empeñados en descifrar lo que cuentan los cachalotes con sus cantos. Su equipo, que cuenta con una heterogénea mezcla de lingüistas, informáticos y biólogos marinos, ha instalado varias estaciones de registro de audio y vídeo en el mar Caribe con las que pretende recoger cuantos más sonidos mejor. La idea es asociarlos al comportamiento de estos mamíferos y nutrir con toda esta información a un programa de machine learning para que aprenda a entender a qué se refiere cada canto.

Otra parte del proyecto CETI consiste en establecer estaciones de comunicación submarinas, con micrófonos y altavoces. Su programa algorítmico escucha las llamadas de los cetáceos y produce respuestas en "idioma ballena" en tiempo real. La idea es analizar cómo reaccionan a su vez los animales y llegar a establecer cierta clase de diálogo.

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