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"No han demostrado que Soto viole los derechos de autor"

Los abogados de la defensa consideran que hay una diferencia básica entre crear un programa y el uso que se hace del mismo

BLANCA SALVATIERRA

Más de una treintena de alumnos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Málaga arroparon este martes a Pablo Soto a su llegada al juzgado mercantil en el que se está celebrando el proceso que se ha convertido en la mayor demanda de la industria discográfica contra un creador de programas P2P. Promusicae (Asociación de Productores de Música de España) y las discográficas Warner, Universal, Emi y Sony Music exigen a Soto el pago de 13 millones de euros por 'competencia desleal' en la creación de los programas de intercambio de archivos Blubster, Piolet y Manolito P2P.

Este proceso se ha convertido en una actividad académica para la asignatura de Tecnologías de la comunicación que, como resume el profesor Florencio Cabello, 'enfoca la asignatura a la digitalización y los modelos de construcción del conocimiento, y creemos que en este caso se quiere culpar a la tecnología del uso que se hace de ella'.

La jornada de hoy, que tendrá continuación el jueves, dejó claras las posturas defendidas por ambas partes. Los abogados representantes de las discográficas y Promusicae argumentan que las herramientas de Soto se utilizan para la descarga de música. Los que defienden al creador no niegan ese argumento, pero establecen una 'diferencia fundamental' entre desarrollar tecnología e infringir los derechos de propiedad intelectual, 'algo que la acusación no ha demostrado', según uno de los abogados de la defensa, Javier de la Cueva.

'Lo que se debate aquí es el enfrentamiento entre dos grupos de autores, los que están representados por Promusicae y los que crean innovación con la tecnología', explica De la Cueva, mientras añade que los archivos que los internautas deciden compartir no son necesariamente canciones con copyright.

La acusación, que renunció a interrogar al demandado y le calificó de 'competidor desleal y pirata', argumentó mediante las declaraciones de los representantes de la industria discográfica que Soto nunca se ha puesto en contacto con ellos para desarrollar filtros que impidan a los usuarios compartir archivos sujetos a derechos de autor, intentando sostener el argumento de 'responsabilidad solidaria' con los usuarios de la que se acusa a Soto.

A este respecto, el perito judicial de la defensa Juan Carlos García Cuartango explicó que la única forma de hacer un filtrado efectivo en este tipo de programas es que hubiese una base de datos mundial y actualizable con un catálogo de música mundial. 'Y aún así, fallaría', añadió.

Uno de los momentos más tensos del juicio se produjo cuando las discográficas se negaron a indicar a qué precio venden los temas musicales a los portales de Internet y, por tanto, cuál es su beneficio por cada una de las canciones. Aunque argumentaron que se trata de 'información confidencial', otro de los abogados de la defensa, José Ignacio Aguilar, sostuvo que este hecho vulneraba 'el derecho a la defensa en un aspecto capital del procedimiento, el que establece el cálculo de la indemnización de 13 millones de euros.

La tensión no se redujo con la intervención de Emiliano Figueroa, representante de Sony Music. Los abogados de la defensa se remitieron a una publicidad del reproductor Sony MDWalkman, que se anuncia como un dispositivo 'para compartir música', para argumentar que no se puede culpabilizar a la tecnología de lo que los usuarios quieren hacer con ella.

Sony Music se acogió a la diferenciación entre la actividad de esta empresa, discográfica, y la de Sony Electronics, fabricante de tecnología, para no responder a las preguntas de la defensa, que intentaban establecer un paralelismo entre los dispositivos que comercializa el gigante de la electrónica y los programas desarrollados por Soto.

Los abogados de la acusación no quisieron pronunciarse a la salida del juzgado sobre los argumentos empleados por la defensa. No hizo lo mismo el representante de Universal Music, José Luis Sánchez Álvarez, que explicó que 'se esgrimen cuestiones muy complejas para defender algo que es muy sencillo: nos están robando', en referencia a cuando un usuario descarga un contenido sujeto a copyright. Mientras se desarrollaba el juicio, los internautas en Facebook ya habían expresado su opinión, contraria a la de Álvarez, mediante la creación de un grupo llamado No a las cabezas de turco. Pablo Soto Absolución, que ayer ya contaba con más de 100 miembros

'Son los usuarios los que deciden compartir las canciones mediante una carpeta'
David Bravo
Abogado de la defensa

'Las discográficas vulneran la defensa al no detallar los precios de las canciones'
José Ignacio Aguilar
Abogado de la defensa

'Los programas de Soto se promocionan animando a las descargas gratuitas'
David Price
Perito de la acusación

'Los músicos que no quieren pertenecer a discográficas son un sector minoritario'
Antonio Guisasola
Presidente de Promusicae

'Estimar esta demanda sería una catástrofe para la innovación'
Martin Lafferty
Presidente de DCIA

'No existe el filtrado de archivos perfecto para los programas de intercambio'
Juan C. García Cuartango
Perito de la defensa

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