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Recuerdos de la pulsera magnética

Las pulseras holográficas recuerdan a la que se dejó ver a finales del siglo pasado: la Q-Ray

JOSÉ MARÍA MATEOS

Las nuevas pulseras holográficas recuerdan a aquella otra que tanto se dejó ver a finales del siglo pasado: la Q-Ray, un aro de metal terminado en ambos extremos por sendas bolitas, a las que también se atribuían propiedades curativas, como disminuir la intensidad de un sinfín de dolores. Después de que un estudio de la Clínica Mayo de EEUU concluyese que no había diferencia entre estas pulseras y un placebo, la Comisión Federal de Comercio de EEUU demandó a QT Inc, la empresa fabricante, que finalmente tuvo que abonar un mínimo de 22,5 millones de dólares (unos 16,5 millones de euros).

Para evitar el conflicto con las autoridades sanitarias, los fabricantes de las pulseras holográficas no realizan este tipo de afirmaciones, pero el abogado Fernando Frías se muestra 'absolutamente seguro' de que se están publicitando de forma irregular. El artículo 4 del Real Decreto 1907/1996 de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria, especifica que 'queda prohibida cualquier clase de publicidad o promoción directa o indirecta, masiva o individualizada, de productos, materiales, sustancias, energías o métodos con pretendida finalidad sanitaria' en varios supuestos, entre ellos los que 'sugieran o indiquen que su uso o consumo potencian el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual'. 'La Administración debería tomar cartas en el asunto, tanto la sanitaria como los organismos de consumo', reclama Frías.

Un rey del negocio

España tuvo su rey de la pseudociencia lucrativa en la figura del doctor Manuel Rosado, que a principios de los ochenta saltó a la popularidad por diversos tratamientos milagrosos que publicitaba en su programa televisivo. Su aventura terminó con una condena. En 2003 fue detenido por tráfico de cocaína.

El radio curativo

Al radio, elemento descubierto por el matrimonio francés Curie, se le atribuyeron poderes curativos debido a la radiactividad. En el primer tercio del siglo XX se fabricaba todo tipo de productos con radio, desde agua hasta cosméticos. Estos productos se prohibieron cuando se descubrió la relación entre radiaciones y cáncer.

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