Este artículo se publicó hace 14 años.
El rey Pere el Gran abandona su tumba
Los restos del monarca revelan su 1,73 de altura
No era un gigante pero su 1,73 de altura le valió el sobrenombre de Pere el Gran. Para su época, el siglo XIII, era un hombre muy alto, tanto que para que su cuerpo pudiera descansar en un único sepulcro tuvieron que arrancarle los pies. Estos detalles sobre el monarca catalanoaragonés se conocieron ayer, cuando se presentaron los resultados de los análisis de sus restos. Pere el Gran reposaba en el monasterio de Santes Creus (Tarragona) desde 1285, hasta que el pasado enero los científicos dirigidos por la historiadora Marina Miquel abrieron el sepulcro para identificar y estudiar su contenido.
Un rey de vida sanaTras ultimar un complicado y delicado dispositivo, los restos de uno de los hijos de Jaume I el Conqueridor están en el Centro de Restauración de Vall-doreix (Barcelona). En una sala dotada de las condiciones necesarias para la conservación, los responsables del proyecto todavía continúan sus investigaciones.
Por el momento se sabe que fue un hombre que llevó una vida sana. Las radiografías que se le practicaron no dejan lugar a dudas: el esqueleto del hombre que conquistó Sicilia es el de un hombre sano y fuerte. Cuando murió, a los 45 años (con todos los dientes, menos dos muelas), embalsamaron su cuerpo. Lo sepultaron vestido de lino y seda, sin joyas, ni lujos pertinentes a su condición. La sencillez con la que fue enterrado, según Marina Miquel, ratifica la afirmación del cronista medieval Bernat Desclot de que "el rey fue enterrado con el hábito monástico cisterciense".
Según informó la investigadora, el cuerpo de este monarca, que tuvo vocación europea, está en buenas condiciones aunque está "en un estado de conservación muy débil". Al haber sido embalsamado y no momificado, su estado de conservación es bastante precario. Pero suficiente para realizar las pruebas de ADN, que analizarán los huesos y los fragmentos de tejidos enmohecidos.
Al abrir la tumba intacta, el equipo técnico constató que la tabla de madera que separaba el cuerpo de la piedra del sarcófago había cedido y el cuerpo presentaba una curvatura que fue "uno de los grandes problemas", explicó la coordinadora de una operación que cuenta con 700.000 euros de presupuesto aportados por la Generalitat.
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