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¿Son saludables los edulcorantes artificiales?

En España, más de diez millones de personas sufren enfermedades cardiovasculares, según el INE. Un estudio reciente sugiere que el endulzante eritritol podría no jugar a su favor.

El edulcorante eritritol podría estar relacionado con enfermedades cardiovasculares.
El edulcorante eritritol podría estar relacionado con enfermedades cardiovasculares. PIXABAY

El investigador Stanley Hazen, director del Centro de Diagnóstico y Prevención Cardiovascular de la Clínica de Cleveland (EEUU), buscaba en su laboratorio si había algún común denominador en la sangre de pacientes considerados bajo riesgo de accidente cardiovascular a corto plazo (en tres años). Según su tesis, si era así, si encontraba algo que estuviera presente en la mayoría de los casos, tal vez podría servir como pista para predecir ictus o infartos. Para ello, había analizado muestras de 1.157 pacientes en peligro de sufrir un accidente cardiovascular. "Un gran porcentaje de ellos tenía en su sangre el mismo compuesto químico, que parecía jugar un papel importante, pero no sabíamos qué sustancia era. Entonces, descubrimos que era eritritol. No nos lo esperábamos. Ni siquiera habíamos estado buscando eso", confesaba Hazen en una entrevista para CNN.

Presente en gran cantidad de alimentos y bebidas reducidos en calorías, el eritritol pertenece al grupo de los polioles o alcoholes de azúcar. Es un sustituto del azúcar que no modifica ni aumenta los niveles de glucosa e insulina en sangre, ni los de colesterol o triglicéridos. Por eso, (al menos, hasta ahora) parecía un recurso muy útil para personas con diabetes u obesidad. Si no fuera, precisamente, porque estas personas son también más vulnerables a los trastornos cardiovasculares, advierte este científico. "En una escala del uno al cuatro, si tu nivel del eritritol en sangre está en el cuatro, eso se traduce en el doble de probabilidades de padecer un ictus o un infarto de miocardio, comparado con las personas cuyo nivel está en el uno", explica.

Coágulos acelerados por un edulzante

A partir de la sorpresa inicial, sus pesquisas no hicieron más que confirmar esta correlación entre consumo de este edulcorante artificial y la formación de coágulos que podrían viajar al corazón o al cerebro y desembocar en ictus o infartos. Su equipo analizó la sangre de otros 3.000 pacientes con problemas cardiovasculares (2.149 estadounidenses y 833 europeos) y ocurría lo mismo. ¿Por qué? Para entender el mecanismo de acción del eritritol, decidieron observarlo en directo bajo el microscopio y descubrieron que "estimulaba la reactividad de las plaquetas y la formación de trombos", según explican los autores del trabajo, publicado en Nature Medicine en febrero. Lo mismo comprobaron al estudiar a ocho voluntarios sanos a los que habían dado para ingerir treinta gramos del edulcorante (el equivalente a medio litro de helado comercial sin azúcar/con eritritol): "Sus niveles de la sustancia subían muy por encima de los asociados a reactividad plaquetaria y trombosis potencial", apunta Hazen.

¿Significa esto que debemos borrar productos con eritritol de nuestra mesa? "Para la gente que tiene riesgo de trombos, como aquellos que padecen una enfermedad cardiovascular previa o diabetes, creo que hay evidencia suficiente como para aconsejarles que no lo consuman hasta que se hagan más estudios", afirma Hazen. En la misma línea, para Rafael Urrialde de Andrés, profesor en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad San Pablo-CEU y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nutrición, es necesario "profundizar más y sobre todo con ensayos clínicos con un tamaño suficientemente grande y a largo plazo", según recoge Science Media Centre.

Aprobado por la Unión Europea

Por el momento, el eritritol –que aparece etiquetado como E-968– es uno de los 19 edulcorantes autorizados por la Unión Europea, a través de la European Food Safety Authority –aunque, eso sí, no está permitido su uso como aditivo en bebidas–. Y, como señala Ángel Gil Hernández, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición, "todos los edulcorantes autorizados tanto por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), como por la Food and Drug Administration (FDA), han pasado un rigurosísimo control de seguridad que implica el conocimiento de cómo son metabolizados, cuáles son las ingestas seguras, se valora su toxicidad, se valora también la posible genotoxicidad o carcinogenicidad".

La OMS, por su parte, dedica un informe de más de 200 páginas a los posibles efectos adversos de estos aditivos para la salud. Sus conclusiones, sin embargo, son bastante poco esclarecedoras. "No hay un consenso claro sobre si los edulcorantes son efectivos para perder o mantener el peso, ni sobre si está ligado a consecuencias para la salud a largo plazo dentro de las dosis diarias recomendadas", reza el citado informe, publicado en 2019.

Sin calorías, pero con polémica

¿Y los demás endulzantes y alimentos dulces etiquetados como "sin azúcar"? Según un estudio coordinado por la Fundación Española de Nutrición, alrededor del diez por ciento de los alimentos que podemos encontrar en los supermercados contienen edulcorantes, catalogados como aditivos alimentarios. De las bebidas sin alcohol, en concreto, un 39% los llevan. La razón no es solo que no suben la glucosa ni aportan calorías (que también). Además, resulta que a la industria alimentaria le salen mucho más baratos que el azúcar. Primero, porque su coste de producción es menor y, segundo, porque hace falta menos cantidad para conseguir el mismo dulzor.

Los más empleados son el acesulfamo K y la sacarina –que endulzan 200 y 300 veces más que el azúcar, respectivamente–, seguidos del aspartamo y el ciclamato. Curiosamente, estos dos últimos también están bajo sospecha. El ciclamato, directamente, fue prohibido en Estados Unidos después de que se publicara un estudio que lo relacionaba con el cáncer de vejiga en animales de laboratorio. En Europa, su uso sí está autorizado: la marca Coca-Cola, por ejemplo, lo incluye en sus refrescos en España, aunque no tiene permiso para hacerlo al otro lado del charco.

El aspartamo, por su parte, es una fuente de fenilalanina, un aminoácido que está contraindicado en personas que sufren fenilcetonuria, una enfermedad metabólica que les impide descomponer y eliminar del cuerpo esta sustancia, lo que puede llegar a causarles daño neurológico. Hasta la sacarina pide precaución, al menos, en embarazadas: la Asociación Médica Americana advierte de que el feto puede tener dificultades para eliminarla.

Como advierten Hazen y su equipo, "los edulcorantes artificiales se emplean cada vez más, pero se sabe poco de sus efectos a largo plazo sobre las enfermedades cardiometabólicas". Para solucionar esta laguna, existen iniciativas como el proyecto europeo SWEET investigan si, realmente, compensa utilizarlos en vez de recurrir al azúcar.

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