Este artículo se publicó hace 16 años.
Jobs, el triunfador también fracasa
Apple tiene una historia llena de éxitos, pero también de grandes y pequeñas decepciones
Blanca Salvatierra
La maquinaria de marketing de Apple se volvió a poner en marcha durante la conferencia anual del presidente de la compañía, Steve Jobs, en la MacWorld Expo (San Francisco). Se trató de una de las presentaciones menos efectistas de los últimos años. Aún así, Jobs logró mantener la expectación tanto de los 4.000 asistentes al evento como de aquellos que decidieron seguirlo en directo a través de Internet.
Hablar de Jobs hoy es hablar del éxito de propuestas como el iPhone o los distintos modelos del iPod, pero el presidente de la compañía de Cupertino (California, EEUU) también alberga un historial de productos desafortunados. Hoy día, pese a que Apple insiste en su idea, el sistema Apple TV no convence a los consumidores. Un reciente estudio de la consultora Forrester Research afirma que casi la mitad de los encuestados conoce el dispositivo (lo que dice mucho de su capacidad publicitaria), pero sólo un 5% ha acudido a la página web o a una tienda a solicitar más información y la intención de compra se limita a un 3%. Jobs lo vuelve a intentar. Ahora suma a Apple TV un sistema de videoclub on-line, con el que quiere asegurarse un futuro prometedor, que no termina de asentar.
Asimismo acaba de presentar el MacBook Air, un portátil que define como "el más delgado del mundo", al que los usuarios reprochan carencias en cuanto a conectividad, así como la no inclusión de unidad de DVD. El crítico publicitario Juan Pablo Seijo cree que con este ordenador la compañía intenta marcar el mismo ritmo que cuando fue la primera en eliminar la disquetera de sus ordenadores, algo que después se convertiría en un estándar. "Apple está creando una tendencia", añade al respecto.
Lo que falta aún por comprobar es si los usuarios darán por buena esta inclinación, o bien si acudirán a otros fabricantes, más centrados en dar respuesta a sus necesidades que en abrir nuevos caminos.
De los errores se aprende...Apple III
Considerado como el primer fracaso comercial de Apple, la compañía se lo planteó para sustituir al Apple II, que había sido un éxito. Vio la luz en 1980 y se construyó pensando más en el espacio que se quería que ocupase que en sus posibilidades técnicas. El resultado fue la devolución de miles de unidades y una mala fama que se traspasó a las versiones posteriores, pese a que los problemas ya se habían solucionado.
Lisa
Era la gran esperanza tras el fiasco del Apple III. Tras varios cambios en el proyecto Lisa, que obligaron a Steve Jobs a abandonarlo, se comercializó en 1983, rodeado de una gran expectación, con una interfaz gráfica sencilla, disco duro de 5 MB, y un novedoso dispositivo: el ratón. Pese a sus elementos revolucionarios, Lisa fue una decepción en cuanto a volumen de ventas. Influyó su precio, que era de 10.000 dólares.
Newton
Lanzada en 1993, fue una de las primeras agendas digitales en salir al mercado. Su nombre real fue MessagePad, pero se popularizó como Newton, el nombre de su sistema operativo. Con un reconocimiento de escritura manual inexacto en los primeros modelos, fracasó debido a su alto precio (alcanzó los 1.000 dólares), a su gran tamaño y a que Apple no mantuvo su apuesta por el dispositivo mucho tiempo.
Pippin
Apple desarrolló una tecnología para una máquina a medio camino entre consola y ordenador. Su intención no era la de comercializar ese dispositivo bajo su marca, sino licenciarlo a terceros, algo que sólo consiguió con Bandai, en 1995. El sistema (599 dólares) se convirtió en un dispositivo minoritario, que no pudo desenvolverse en un mercado dominado por rivales como Nintendo 64, PlayStation y Sega Saturn.
NeXTcube
Aunque no fue estrictamente un descalabro de Apple, la presencia de Steve Jobs en NeXT cuando fue despedido de la empresa y su posterior regreso triunfador (tras las demandas de Apple contra NeXT) provoca la indivisible asociación entre una y otra compañía. Su ordenador NeXTcube (1988) era una caja con muchas prestaciones, pero excesivamente cara para la época (unos 6.500 dólares).
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