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Telescopios en la cara oculta de la Luna

Sin las interferencias de la Tierra, esta tecnología permitirán observaciones imposibles hasta ahora

DANIEL MEDIAVILLA

Del estallido que dio origen al Universo hace miles de millones de años quedan unos débiles ecos que pueden ayudar a conocer cómo empezó todo. Sin embargo, las ondas de baja frecuencia que transportan la historia de los primeros instantes del cosmos llegan a la Tierra distorsionadas. En primer lugar, por la ionosfera, una capa de la atmósfera cargada de electricidad; y en segundo, por las emisiones de radio y televisión que impregnan la superficie terrestre.

Para evitar la contaminación, los astrónomos pensaron hace ya tiempo en colocar telescopios en la cara oculta de la Luna. La ausencia de atmósfera y la presencia del satélite como paraguas contra la radiación terrestre hacen que sea el mejor lugar del Sistema Solar para la observación del Universo primitivo.

La NASA acaba de conceder financiación a dos proyectos (uno del MIT y otro del Naval Research Laboratory) para estudiar la tecnología necesaria con la que instalar el observatorio lunar. Con medio millón de dólares cada uno, deberán analizar la viabilidad del sistema de instalación propuesto (las antenas se lanzarían sobre la Luna y tras el aterrizaje se desplegarían de forma automática), estudiar el modo de transmitir los datos que recojan las antenas y proponer tareas para los astronautas presentes en el satélite.

“La idea tiene interés. Sin atmósfera y con la posibilidad de instalar equipos con la cantidad de masa que se quiera [algo que no sucede con los satélites] es un lugar fantástico para ubicar un gran telescopio”, explica Eduardo Ojero, Ingeniero del Satélite XMM-Newton de la ESA. “Pero para mantenerlo es necesaria una base en la Luna como la que planea instalar la NASA o un sistema de satélites para repetir las señales en caso de que se quisiese operar por control remoto”, añade.

Cuando se realiza una observación, explica la investigadora del Instituto Astrofísico de Canarias, Casiana Muñoz-Tuñón, es muy importante la resolución espacial, la capacidad que se tiene para distinguir un objeto que está en el cielo de otro que está cerca. “En la Tierra, la atmósfera genera turbulencias y es complicado que el propio movimiento del satélite no las provoque también”, afirma. “En la Luna, con varios radiotelescopios que no tienen vibración las posibilidades de observación son superiores”.El presupuesto del telescopio es de unos 650 millones de euros y se empezaría a construir a partir de 2025, con la primera base lunar en marcha.

Ver la parte fría del Universo
El observatorio lunar permitiría ver la parte más fría del Universo, la etapa en la que nacieron todos los objetos que hoy se contemplan. “Las protogalaxias son nubes frías, igual que las protoestrellas y esto se podría ver con los radiotelescopios”, afirma Muñón-Tuñón. “Para saber más sobre el origen de las galaxias queremos saber cuál es el tamaño típico de las galaxias primigenias y para eso es necesario aislarlas. Es como cuando ves un gran grupo de personas y no sabes si son 500 o 520. Un telescopio con buena resolución permitiría distinguir los objetos individuales”.

El proyecto ayudaría además a acercar dos posturas respecto a la exploración espacial, la de los que creen que la inversión debe centrarse en misiones científicas no tripuladas y los que ven necesaria la presencia humana en el espacio.

 
Dome C: casi como el espacio
En la Antártida, cerca del polo sur, se encuentra ‘Dome C’, el lugar más seco de la Tierra. Ni los aparatos más sensibles son capaces de medir los niveles de humedad. La ausencia de vapor de agua en la atmósfera, que distorsiona la observación del Universo, hace de ‘Dome C’ uno de los mejores lugares para mirar al cielo. Sin embargo, las hostiles condiciones medioambientales hacen que muchos requerimientos de la observación en el espacio sean también necesarios allí.

ALMA: En un paisaje marciano
El desierto de Atacama, en Chile, se ha empleado para probar robots de exploración pensados para trabajar en otros planetas. Es uno de los sitios más áridos del planeta y donde la radiación solar es más intensa. El ALMA (Atacama Large Millimeter Array) será una estación de radioastronomía formada por un grupo de 80 antenas que aprovechará estas condiciones para estudiar el Universo primitivo.

Australia: Sin radiocontaminación
El grupo del MIT que va a estudiar la instalación de un observatorio en la Luna ha comenzado a colocar 512 antenas para probar los principios técnicos que deberán utilizarse en el futuro sobre el satélite . El lugar elegido se encuentra en una región prácticamente deshabitada en Australia Occidental, considerada como una de las menos contaminadas de la Tierra en lo que a ondas de radio se refiere. 

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