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Abraham Guerrero, escritor: "El capitalismo es violento"

El autor de 'Toda la violencia' defiende en esta entrevista con 'Público' que la literatura es un refugio "idóneo" frente a la intemperie.

Abraham Guerrero, escritor.
Abraham Guerrero, escritor. Cedida

Abraham Guerrero Tenorio (Arcos de la Frontera, 1987) obtuvo con su poemario Toda la violencia el premio Adonais de poesía en el año 2020. Ahora ha entrado en el terreno de la novela con Las luces de Hannover (El Paseo), con la que ha ganado el premio Rafael De Cózar. 

En esta entrevista con Público, Guerrero Tenorio, afirma que se sintió aliviado el pasado domingo, después de que la posibilidad de que se produjese un Gobierno de la ultraderecha en España se esfumase por el momento.

Por si acaso, el autor reivindica la literatura como refugio "idóneo" frente a todas esas violencias que, en su mirada, nos acechan y también como una receta para ser mejores personas.

Tal y como están los tiempos ¿escribir es un acto de rebeldía en sí mismo?

Yo escribo un poco por rebeldía. Es la forma, o es una de las formas que encontré para volcar mis pensamientos, y para ir un poco a la contra. Para mí, tal y como pienso, debería ser lo normal, porque apuesto por una sociedad más justa y con mayor igualdad, pero parece que ahora es ir un poco a la contra.

La incipiente censura que han protagonizado algunos gobiernos autonómicos de PP y Vox espero que con el tiempo se vea totalmente desfasada. Se ha tenido que volver a reivindicar que no debe haber censura en la cultura. Eso está fuera de lógica y de estos tiempos.

En el paradigma de tu poemario ¿Esta violencia sería otra violencia más o sería una violencia que se podría incluir en el capitalismo?

Cuando hablo de la violencia, me baso en la pirámide de violencia de Johan Galtung. La violencia cultural es una de las violencias de las que habla el sociólogo y sería una violencia más. Es una violencia que quizás no añadí en el libro porque no me esperaba que fuera a ocurrir. A mí me sorprendió mucho. Además ,una obra como la de Virginia Woolf, es que no sé dónde ven el tema.

Es sobre todo una violencia ideológica. Está patente y da miedo. Tengo que confesar que respiré aliviado con el resultado del 23J. El PSOE no me causa agrado, pero al final se ha tenido que decidir entre o bien por tener una izquierda de pescado blanco o bien por comernos una derecha dura.

Y ese, el de la censura, fue uno de los factores por los que perdieron. Fueron las primeras decisiones que tomaron, que dejaban claro que iban a imponer su ideología desde la prohibición, que hacía tiempo que no se veía. Recuerdo casos, hace tiempo, como el encarcelamiento de Pablo Hásel y los titiriteros. Y eso ya parece que no. Es que no, no me entra en la cabeza.

¿Escribe con disciplina con unos horarios o a salto de mata? ¿Cómo se organizas para escribir?

Con la novela no puedo hablar del procedimiento de escribir una, porque en principio iba a ser un libro de relatos y lo he escrito como se escriben los relatos, que es muy parecido a escribir poesía. Llega la idea y es algo más espontáneo, incluso más esporádico.

No me he agarrado a la disciplina de escribir una novela, pero sí es cierto que cada vez tengo más ideas y cada vez estoy más centrado en la literatura y me voy imponiendo ciertos rasgos de profesionalidad en la escritura.

Aún no he llegado a la disciplina férrea de decirme: 'hoy me tengo que levantar a las 8 de la mañana para escribir de nueve a dos'. Creo que en el proceso de escritura juega un papel fundamental el proceso de lectura y ahí quizás sí soy bastante estricto porque no me permito acostarme sin haber leído dos o tres horas.

¿Cuando escribe, lo hace en ordenador, en papel, en cualquier sitio?

Soy muy poco romántico ahí. La verdad es que me resulta muy cómodo escribir en el ordenador. Algo que que sí hago ahora es… (ríe) Cuando hablo con los compañeros, el escritor es tan pedante y tan vanidoso que incluso piensa en la eternidad.

Y muchos amigos y compañeros, cuando les digo que escribo a ordenador en Word y que muchas veces incluso borro las correcciones que voy haciendo y que voy escribiendo encima en lugar de copiar, me dicen ¿Y si alguna vez tienen que investigarte?

Y entonces ahora, por vanidad, voy copiando las versiones para que quede constancia en mi ordenador. Nunca he escrito a mano ni en máquina de escribir. Siempre con el ordenador, que es más cómodo.

¿Un poema entonces es para usted un proceso de destilación, lejos de lo que es la escritura automática?

Sí. Muy lejos. Aunque es cierto que el poema tiene algo de espontaneidad, no diría de automatismo ni de algo automático, pero sí de espontaneidad. Aún así, yo soy muy estricto también a la hora de publicar y creo que que la primera versión… bueno, ojalá, hay veces que sí, que la primera versión que escribes es mejor: no le toques ya más, que así es la rosa.

Pero la mayoría de las veces hay que destilar y pulir y hay que darle distancia a esa primera versión para que cuando la vayas a ver con el tiempo no le tomes tanto cariño y sepas dónde corregir. Me gusta tanto el proceso de escritura como el proceso de corregir, sobre todo los poemarios. Me encanta.

Tengo un amigo que es Diego Vaya, un poeta sevillano, muy buen poeta. Podemos estar horas hablando de un verso, de lo que tenemos que quitar o de lo que tenemos que poner y por qué. Y es un proceso que me encanta y cada vez lo practico más.

No sé si será cosa de la madurez. Cada vez me cuesta darle el sí a un poema y es verdad que hay un momento en el que hay que parar. Si no, no se llegaría a publicar nunca. Sí. Soy muy metódico corrigiendo y los escritores con los que me relaciono, que considero muy buenos escritores, muy buenos poetas, son metódicos también y me han inculcado eso.

¿Es pues un proceso artesano que después se acaba convirtiendo tal vez en arte con suerte? ¿Son conceptos complementarios arte y artesanía o son contrapuestos?

 Con suerte puede que se convierta en arte. Muchas veces la escritura tiene este componente de orfebrería, de dónde poner la piedra para que quede algo y que el público quede impactado y pueda ofrecer su brillo. Claro, la orfebrería es un poco trabajo de chinos. Juan Marsé lo decía. Y después, con suerte, y si has conseguido que el producto final sea lo que tienes en la cabeza, que muchas veces no es posible, es arte.

Con la literatura lo hacemos con las palabras y con estructuras. Me imagino que en otras disciplinas también trabajan con orfebrería. Mi padre es pintor y es cada vez más disciplinado y los músicos con los que tengo relación, también trabajan mucho las composiciones y le dan muchas vueltas.

En 'Toda la violencia', en el poemario, describes violencias invisibles, familia, amor, trabajo… ¿Nuestra sociedad es violenta?

Depende del ciudadano al que le preguntes. Tal como vivimos en España, y voy a poner como ejemplo el lugar donde vivo, no podemos hablar de un país violento si lo comparamos con otros países donde los índices de violencia son muy altos.

Pero yo aún así, creo que sí, que se ejerce la violencia, que el capitalismo es violento. Un sistema político y un sistema económico que se basa en la ley del más fuerte y por eso implica que ese tiene más privilegios, es violento de por sí. Y el capitalismo, la visión de mercado que ofrece es: voy a soltar el solomillo de carne y que la bestia más ávida y más rápida y más cruel se lo lleve.

En Europa con el auge de la de la extrema derecha, al más desfavorecido lo quieren perjudicar. A mí, por ejemplo, que se quiera privatizar la sanidad pública, me parece muy violento. Cuando desnaturalizan a los migrantes que vienen a España… No hay ninguna situación más idónea en la que el ser humano debería mostrar compasión y tender una mano. Y más en un país como España, que sabemos que lo tenemos tan cerca y que ese viaje es la primera puerta a una mejoría.

Cuando se demoniza eso y se permite que coloquen una lona muy grande en Madrid… Es una violencia consciente, porque imagino que ellos mismos saben que eso es mentira, pero claro, tienen que poner a la gente en un conflicto que llega a la violencia verbal en la mayoría de las veces para poder sacar el rédito de ello. Eso me parece muy muy cruel.

Tiene un poema también sobre el ceceo ¿Eso revela que de algún modo sobre Andalucía pesan también por seguir con su definición, unas violencias particulares y específicas? ¿Está Andalucía más expuesta que otras tierras a determinadas violencias, estructurales, capitalistas, de dominación…?

Creo que sí. Seguramente sea algo más rebatible, pero creo que sí. Ahora se han publicado los datos del paro y sigue siendo Andalucía la que tiene más desempleo y con eso hemos crecido y hemos vivido y pasan las décadas y las décadas y eso no cambia. El andaluz es inmigrante también. Abandona la tierra por trabajo, porque es muy difícil vivir en ella, es algo forzoso. Eso siempre me ha parecido violento.

Sobre el andaluz pesa un estigma cultural muy grande y también el estigma de la incultura. Lo hemos visto en muchas declaraciones, el estigma de la servidumbre también sigue pesando. Se sigue viendo en series de televisión y en las películas cómo el andaluz nunca ocupa puestos profesionales. Siempre son profesiones al servicio de otros y ahí sigue estando la imagen del andaluz sirviente.

Yo he vivido mucho tiempo en Madrid y lo he sufrido. Los andaluces también nos autoflagelamos y nos lastimamos, porque como sabemos que tienen esa visión intentamos disimular los rasgos andaluces y sobre todo el acento andaluz y ese ya sería el problema definitivo: el aniquilamiento de lo andaluz. Yo creo que lo andaluz es todo lo contrario. En Madrid se vende mucho la cultura española. Yo pienso: si es que en realidad esto no es español, a ver, es andaluz. ¿Por qué se sigue con esa visión limitada de lo andaluz?

¿Dónde nos podemos refugiar de todas estas violencias? ¿La literatura es un buen lugar?

La literatura es el lugar idóneo para refugiarse. En uno de los versos que tengo del nuevo poemario que se publicará el año que viene, digo que la literatura es el último refugio, precisamente. La literatura es un buen lugar para refugiarse.

Esto lo hablo mucho con los alumnos. Estoy seguro de que leer y estar comprometido con la literatura te hace mejor persona. No tengo las bases científicas para demostrarlo, pero la literatura te va a hacer más empático con el prójimo, te va a dar un pensamiento más crítico. La literatura sería el vehículo en el que la sociedad tendría que refugiarse.

Un mundo con literatura sería un mundo más justo y de hecho creo que los caminos culturales por los que nos quiere guiar el capitalismo precisamente dejan a un lado la literatura. Ellos no son tontos y saben que con el pragmatismo, con la enseñanza pragmática, van a conseguir individuos menos formados y con menos pensamiento crítico. Yo animo siempre a la gente a que se refugie en los libros. Son el abrigo más caliente para refugiarnos de todas estas tempestades.

Diga tres obras que le gustaría recomendar para el verano.

Me ha gustado mucho Ni siquiera los muertos, de Juan Gómez Barcena, que me ha parecido una novela excelente. Casi me ha dejado sin palabras. Voy a recomendar otro libro, ya que hemos hablado un poco de la de Las luces de Hannover, que se llama La velocidad literaria, de Nieves Vázquez Recio. Es menos conocido, pero me parece una auténtica joya. Está publicado en Castalia. Y voy a terminar con un poemario, las Obras completas de Ángela Figuera, publicadas por Hiperión, me parece una obra canónica dentro de la poesía del siglo XX y me gustaría que Ángela Figuera llegara a más gente, entonces voy a recomendarlas.

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