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"Al principio de mi carrera despreciaba Hollywood"

El actor Denzel Wahington tiene dos Oscar y una de las carreras más sólidas del cine americano. Ahora regresa con Tony Scott y un film trepidante en un tren, 'Imparable'

ROBERT ARNAZ

Dice que no tiene gracia, pero no deja de sonreír durante toda la entrevista. Denzel Washington es un tipo feliz y se nota. Llega tarde al encuentro en el lujoso hotel Casa del Mar de Santa Mónica (Los Ángeles). 'La familia es lo primero', asegura, mientras mira por el ventanal de la habitación. Más de 30 años de exitosa carrera le permiten tomarse esas licencias, como también elegir los proyectos sin pensar en lo que dirá la crítica o los premios. Ya tiene dos Oscar y su nombre grabado a fuego como uno de los mejores actores de su generación. Ahora sólo quiere divertirse y ha encontrado en el veterano director Tony Scott a su mejor compañero de fechorías. Con Imparable firman su quinta colaboración. Una amistad que comenzó en el submarino de Marea roja (1994) y que vuelven a someter a la prueba de la taquilla. Después de meterse en la piel de un mafioso, un boxeador injustamente encarcelado y un policía corrupto de Los Ángeles, a Denzel Washington le toca ahora jugar con trenes.

En Imparable' tiene un tren para usted solito; con esta película ha hecho realidad la fantasía de todo niño.

Me encantan los trenes. De pequeño tuve un set completo, pero no se qué fue de él. Probablemente lo rompí. No fui un niño especialmente bueno. Mi hermano era lo contrario. No me dejaba más opción que romperle sus cosas. Recuerdo que mi madre nos regaló dos huchas con combinación. Como quería dinero para chucherías y no me acordaba de la clave, primero reventé la mía, y luego la de mi hermano. Él siempre se chivaba y me castigaban. Por eso me convertí en buen actor. Cuando oía llegar el coche de mi madre volviendo del trabajo, fingía que estaba dormido. Mi carrera empezó a los 7 años [risas].

¿Así que desde niño tenía claro cuál era el camino?

No, jamás pensé en dedicarme a la actuación. Sólo me apunté a un curso en la universidad porque un amigo me comentó que era fácil sacar nota. No conocía a nadie en ese mundo, pero tampoco sabía muy bien a qué quería dedicarme y no tenía talento para nada.

¿Cómo recuerda la primera vez sobre un escenario?

'Jamás pensé en ser actor. Hice un curso porque era fácil sacar nota'Fue en un campamento para niños. Los monitores hicimos un show para entretener a los chicos y a mí no se me ocurrió nada mejor que interpretar unas rimas desastrosas. Creí que había sido horrible, pero a la gente le gustó. Esa fue la primera vez que alguien me dijo que pensara en ser actor.

Sin embargo, antes tuvo tiempo para descartar otras profesiones, como la de periodista.

Creo en una educación liberal. A los 17 o los 18 años no es fácil saber a qué dedicarse el resto de tu vida. Es mejor probar varias cosas y luego decidir qué te gusta. A mi me sucedió algo así. Primero me dio por las ciencias, quería ser médico, pero no entendía ni una palabra de lo que se decía en las clases. Lo dejé y probé con el derecho, las ciencias políticas y el periodismo.

¿Le gustó meterse en la piel de un reportero?

La verdad es que no fue muy apasionante. Mi primer encargo fue la cobertura de un pleno del ayuntamiento. Era tan aburrido que a los diez minutos me fui con un compañero a ver pasar a las chicas.

Al final no le quedó más salida que la interpretación.

Cuando volví a la universidad, el grupo de teatro estaba preparando la obra de Eugene O'Neill El emperador Jones. Como todos eran blancos y el protagonista debía ser negro, me presenté al casting. Preparé un currículum que hizo reír a todos los que lo leyeron. Era ridículo, pero me dieron el papel.

Y el resto es historia.

Fue un boom. La gente llenó el teatro y todas las críticas fueron positivas. De la noche a la mañana me convertí en actor. Tenía 20 años y no soñaba con el Oscar o con hacerme rico. Los intérpretes de teatro de Nueva York éramos snobs, despreciábamos Holly-wood. Nuestro sueño era actuar en Broadway y ganar 650 dólares al mes [risas].

'En 'Imparable' rodamos en zonas deprimidas de EE UU'¿Qué le hizo cambiarde idea?

Durante el último año en la universidad se rodó Taxi Driver, con Robert De Niro, justo frente a mi facultad. Como buen neoyorquino, los únicos actores de cine a los que admiraba era a esos tres locos que hacían películas en la ciudad y que se llamaban De Niro, Pacino y Hoffman. También admiraba a un actor negro que actuaba en los teatros y que me parecía un genio. Era James Earl Jones.Llegar a ser como ellos era mi única aspiración. En aquellaépoca, los papeles para negros se limitaban al estilo de Richard Pryor, pero yo no tengo gracia para contar chistes.

Y ahora que ya es una estrella, en Imparable' se pone en la piel de a un tipo corriente.

En la vida real soy uno más. A lo largo de mi vida he tenido muchos trabajos, he sido un currante. Para Imparable rodamos en una de las zonas más deprimidas de EE UU. Ese fue el momento en el que la historia hizo clic en mi cabeza y vi clara la motivación de mi personaje. Además, entendí mi responsabilidad como actor, lo privilegiado que soy y las cosas que suelo dar por garantizadas. Sólo soy un tipo corriente con un trabajo extraordinario. De hecho, no me tomo a mí mismo demasiado en serio.

¿Existe vida más alládel cine? ¿En televisión?

Ya he hecho algo de televisión y no descarto hacer más en un futuro. Para ser honesto, he de confesar que no la veo demasiado, sólo el fútbol americano. Aunque me encantaría hacer El precio justo, adoro ese show [risas].

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