'Alumbramiento', una película que recupera la tragedia de los bebés robados en España
Pau Teixidor vuelve a este oscuro episodio de nuestra historia reciente desde la experiencia de una joven en los años ochenta trasladada por su madre a un reformatorio de adolescentes embarazadas.
Madrid-Actualizado a
En España, entre 1940 y 1990 fueron robados alrededor de 300.000 bebés. Así lo certificó por primera vez la justicia en 2018, mucho después de que sucedieran los delitos, en su inmensa mayoría ya prescritos. La iglesia católica fue la cómplice perfecta de los franquistas en el robo de niños durante la dictadura y luego algunos de sus miembros, confabulados con médicos y trabajadores de ciertos hospitales, continuaron con ello.
El director y guionista Pau Teixidor se puso en contacto con decenas de mujeres a las que les arrebataron sus hijos, y de sus testimonios nació Alumbramiento. Es una película que narra este episodio trágico, dolorosísimo, de la historia reciente de España, a través de la experiencia de una joven, Lucía, a quien su madre lleva a un reformatorio para adolescentes embarazadas hasta que nazca el bebé. La acción sucede en plena Transición. España, que comenzaba por fin a abrirse al mundo y a modernizarse, abandonaba a estas mujeres. La debutante Sofía Milán es la protagonista.
Como en esta ficción, miles de jóvenes fueron trasladadas a la casa de Peñagrande, en el barrio del Pilar de Madrid. Aquel era uno de los muchos centros tutelados por el Patronato de Protección a la Mujer, que había creado en 1941 Carmen Polo para "dignificar la moral de la mujer". Algunos de los niños que allí nacieron fueron robados y vendidos por las monjas que regían el lugar.
Todos los personajes están inspirados en mujeres reales que le han contado estas historias.
Sí. El proceso de documentación más importante que hubo para la película fue cuando yo empecé a dar con las mujeres, con testimonios reales, mujeres reales que pasaron tanto por Peñagrande, por un lado, como mujeres que consideran que les habían robado a sus hijos. Esas entrevistas, entre 50 y 60, esos relatos en primera persona fueron los que terminaron dándome el material de base, sobre todo el material emocional más importante para luego empezar a construir el guion.
Supongo que habría testimonios demasiado dolorosos para mostrarlos en la película, ¿ha tenido que contenerse mucho?
Bueno, yo siempre digo a modo de pequeña broma que Alumbramiento es la versión Disney de todo esto. También porque era importante para mí, al entrar a conocer la dimensión del asunto, el dolor tan grande que había detrás y las historias tan terriblemente duras que me contaban, que debía intentar ser muy delicado y no hacer pornografía emocional de esta historia.
"No me podía que se me acusara de aprovecharme del dolor de estas mujeres"
No me podía permitir a mí mismo que nadie viera la película y me acusara de aprovecharme del dolor de estas mujeres para conseguir una ficción que entretuviera a la gente. Hemos hecho la película teniendo esto muy en cuenta.
¿Cómo habla esta historia de los años ochenta a la España de hoy?
Mientras escribíamos el guion, nos ocurrió que nos empezamos a dar cuenta de que gran parte de los temas que estaban presentes en la película se vinculaban con el día de hoy. Estábamos escribiendo la escena de cuando va a abortar una de las chicas y ese mismo día abríamos el periódico y en portada había una noticia sobre la ley del aborto. Los tipos de violencia contra la mujer que están presentes en la película son extrapolables a hoy.
El tema del robo de bebés mantiene puntos de contacto con la gestación subrogada. Este es el motivo de abordar el cine histórico. Cuando veo una película de época me preguntó cómo me interpela a mí como espectador a día de hoy ese pasado. ¿Para qué hacemos cine histórico si no es para reflexionar sobre nuestro presente?
Además del tema del robo de bebés, la película habla de la maternidad en la adolescencia, de la sororidad…
Era inherente a las historias que me contaban las mujeres. Al ser una historia que está basada en testimonios de mujeres reales, los temas que plantea la película están inevitablemente ligados a las experiencias de mujeres adolescentes. Pero más allá de una posible reivindicación feminista de la película, yo siempre planteé la película en términos de memoria y en términos de Derechos Humanos.
Por encima de todo, lo importante para mí es que, por casualidad o no tan por casualidad, las que ven reprimidos sus derechos y las que sufren estas violencias son las mujeres por el simple hecho de serlo. Mujeres que no pueden decidir sobre su sexualidad, ni sobre su capacidad reproductiva, libremente.
Las pocas veces que aparece algún hombre en la película es sospechoso o directamente siniestro, cuando se les menciona es porque han pegado una paliza o han violado o porque han abandonado a alguna mujer...
Bueno, es que a mí contar lo otro no me interesa. Aunque sé que puede parecer un poco absurdo y rozar lo maniqueo, así eran los personajes masculinos de los que me hablaban estas mujeres. Era un poco lo que tenían estas pobres chicas y era lo que ellas nos contaban. Lo que hemos intentado es no caricaturizarlos y no dibujarlos excesivamente malos…
"Todo lo que rodea la película tiene un halo de misterio o de no conocer la realidad"
Todo lo que rodea la película tiene un halo de misterio o de no conocer la realidad. No terminas de conocer bien la verdad en la película, porque esa es la sensación que ellas tenían, todo se sepultaba, no tenían acceso a saber las cosas. Entonces la película respira ese misterio y esa ambigüedad, y esos personajes masculinos también van un poco por ahí, Evidentemente parecen turbios y amenazantes, pero es que desgraciadamente así era. Las mujeres sufrían ese tipo de violencia por un sistema patriarcal regido por hombres.
Hay momentos dolorosos y otros más alegres en esta historia, ¿buscó ese equilibrio para no cargar demasiado de tragedia la historia?
En los relatos de estas mujeres también había historias que no eran todo el rato dolorosas, también había partes de esos relatos más luminosas o anecdóticas. No hay que olvidar que estamos hablando de adolescentes, y la adolescencia se vive desde una explosión emocional y sentimental con muchos altibajos.
Si la película se abre también a esos territorios, creo que estamos siendo justos con una percepción más adolescente, además de que tratábamos de huir de esa intención de carga dramática constante. Y luego es que, a nivel formal, a mí me seducía tratar de imaginar esta película como una película bastarda en términos genéticos, es drama, pero por momentos puede parecer una película de aventuras, por momentos es un musical… eso me sedujo mucho y me suponía un reto.
Nadia se ha ocupado de estas mujeres…
A mí me da la sensación de que yo formo parte de una generación de españoles que sienten que no se les ha contado la historia de este país como realmente ocurrió. Tengo la sensación de que somos nosotros los que hemos descubierto eso, los que sentimos que no se nos contó toda la verdad y hemos dado el paso hacia delante de contarlo a las siguientes para que no vuelva a ocurrir lo mismo. Si no se ha hecho antes cine con esta historia, quizás es porque hasta 2009 todo esto no se sabía.
Bueno, creo que sí se sabía y se había denunciado en prensa y en otros medios.
Pero no estaba en la opinión pública tal y como saltó a partir de 2010 con las denuncias, esas denuncias que lo pusieron todo el plano de la opinión pública. Me da la sensación de que hay temas de este país que, desgraciadamente, han ido saliendo con cuentagotas o cuando se ha podido. Y la revisión histórica que se ha hecho desde la cultura, pues igual, ha quedado un poco coja en según qué temas. Pero bueno, para eso lo hemos hecho también, para tratar de arreglar un poco.
El robo de bebés está ligado a las dictaduras y a los movimientos fascistas, no solo en España. ¿Hasta dónde es necesario hacer un cine social comprometido y político para detener el auge de la ultraderecha hoy?
Por suerte, creo que como el cine es un medio relacionado de forma natural con el proceso de memoria, inevitablemente, siempre serán mucho más las personas de izquierdas que de derechas las que van a echar mano de él para contarse a ellas mismas.
Eso ya pone al cine en un territorio mucho más de denuncia que de apología de estos temas. Sin embargo, yo creo que lo que es importante es tratar de que nunca quede un discurso panfletario, porque el espectador siempre se sentirá más respetado.
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