El escritor mexicano Jorge Volpi (1968) ha resultado hoy ganador del premio iberoamericano de narrativa Planeta Casamérica con La tejedora de sombras. En esta historia, que se publicará el próximo 13 de marzo, el autor recuerda la relación entre Christiana Morgan, estudiante de arte y esposa de un veterano de guerra, el psicólogo Henry Murray y Carl Gustav Jung, uno de los padres del psicoanálisis. Volpi ya ha ganado con anterioridad el premio Biblioteca Breve de Seix Barral con En busca de Klingsor (1999), y el Debate-Casa de América con El insomnio de Bolívar.

¿Cómo conoció la historia de este triángulo?
Yo estaba escribiendo 'No será la tierra' y buceando en los archivos de la Universidad de Cornell, donde estaba dando clases, se me ocurrió que para esta novela quería incluir al personaje de Unabomber. Me puse a buscar y descubrí que Unabomber había participado en un experimento llevado a cabo por Henry Murray. Al saber esto, leí más sobre este personaje y vi que había sido amante de Christiana Morgan. Y de ahí vino toda la historia.

¿El centro de esta historia es Jung, Christiana Morgan o el psicoanálisis?
El centro es Christiana Morgan, paciente y alumna de Jung, quien la hizo tener visiones y luego ella dibujaba esas visiones. Jung estudió durante tres años esas visiones. Por otro lado, es la historia de Christiana y su relación con Henry Murray, el psicólogo norteamericano. Son amantes durante 42 años. Y durante esos años intentan basarse en las visiones de ella para conseguir la libertad absoluta y el amor absoluto. Dos valores que se contraponen. Se inventan una especie de religión privada porque se inventan hasta dioses y ceremonias.

La novela coincide con la película de Cronenberg, 'Un método peligroso', que narra el triángulo entre Jung, Freud y Sabina Spielrein. ¿Le ha aportado algo?
Me gustó ver la película porque es una historia que conocía. En mi novela la historia sucede diez años después, cuando Jung ha terminado con Sabina, pero sigue casado y mantiene una relación abierta con otra chica, Antonia Wolf. Christiana y Henry llegan a Zürich cuando Jung está con Emma y Toni y les recomienda seguir su ejemplo: no importa que tengan parejas sino que lleven su amor hasta sus últimas consecuencias.

¿Y hasta qué punto lleva usted ese tema en el libro? Esa libertad puede resultar dolorosa también.
Bueno, es una historia de amor terrible y trágica. Todo indica que esta búsqueda no llega al objetivo que ellos quieren. Con el psicoanálisis intentan conciliar esto, la libertad absoluta y el amor absoluto para darse cuenta de que, al menos para ellos es imposible,

¿Qué libertad es la que cuenta más romper? ¿La moral, la religiosa?
Ellos intentan romperlas todas: las ideas de cuáles son las relaciones sexuales normales, la idea de la fidelidad. Pero al mismo tiempo siguen muy imbuidos en los prejuicios de su época.

¿Hasta qué punto considera el psicoanálisis un método peligroso?
Es curioso, la obra de teatro en la que se basa la película se llama 'La cura del habla' y tiene el tono de que es peligroso. Y sin duda lo es. El autoconocimiento es peligroso. ¿Eso significa que no debemos hacerlo? Pues quizá no. Christiana intenta ese autoconocimiento y le va la vida en ello. El peligro para ella es extremo, como lo fue para Sabina Spielrein.

Siempre se ha dicho que la obra de Jung es más literaria que la de Freud.
Jung es un personaje que no me simpatiza demasiado. Creo que era más un gurú cercano a la religión que a la ciencia. Mucho más que Freud. Eso no quiere decir que no tenga libros fascinantes y resulta mejor lo jungiano para analizar la cultura o el arte que para curar algo.

La ciencia le obsesiona. Sus novelas y ensayos suelen acercarse a métodos científicos. En esta historia vuelve a aparecer.
Sí. El psicoanálisis es otra obsesión. En 'El fin de la locura' aparece Lacan. Me encanta, me parece lleno de intuiciones fascinantes, pero a la vez está alejado de la ciencia y creo que es más literatura.