'Las dos caras de la justicia', una película-réplica a "todo lo que esta época odia"
La cineasta Jeanne Herry contesta a esta época de enfrentamiento constante y de polarización con una historia sobre la justicia restaurativa. Su estreno, un gran éxito en los cines galos, ha provocado un aumento de peticiones por parte de las víctimas para entrar en este proceso.
Madrid-
La justicia restaurativa -encuentros de víctimas con responsables de delitos en un entorno seguro- "es todo lo que esta época odia". Son palabras que aparecen en la nueva película de la cineasta francesa Jeanne Herry, Las dos caras de la justicia, una ficción dedicada a este procedimiento en su país. Estrenada con gran éxito en los cines galos, la película ha provocado allí un aumento de peticiones por parte de víctimas de delitos para entrar en este proceso.
Icíar Bollaín dedicó su película más reciente, Maixabel, al caso real del encuentro entre Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jaúregui, con uno de los asesinos. Una larga lista de premios recompensó este trabajo y con ello reconocía también las bondades del diálogo frente al odio. Ahora, Jeanne Herry revela la forma en que se lleva a cabo este proceso en Francia, gracias a voluntarios -abogados, psicólogos…- que participan en él, y los resultados muy positivos que se obtienen de ello.
Con un guion escrito por la propia directora, después de una minuciosa investigación, la película cuenta con un reparto magnífico, con Adèle Exarchopoulos, Gilles Lellouche, Elodie Bouchez, Dali Benssalah y Leïla Bekhti, entre otros.
En la película se dice que la justicia restaurativa es "todo lo que esta época odia". ¿Todo lo que alimenta esta época, el enfrentamiento, la polarización, el radicalismo… tiene que ver con que haya querido hacer esta película ahora?
Sí, eso es. Absolutamente como lo dices. Esta frase que escribí en la película la escribí con todo mi corazón y hablaba de eso, no de un mundo muy polarizado en el que el diálogo es muy difícil, donde es muy difícil escuchar, entenderse, ya sea en la calle, ya sea en las redes sociales, ya sea con el Parlamento, ya sea con temas como la vacunación del COVID… Ahora siempre parece que hay que escuchar un plan y que es muy fácil descalificar lo que dice el otro. Y todo esto me parece muy detestable. Hablar de la justicia restaurativa ha sido como un bálsamo.
La película revela lo importante que es expresar algunos sentimientos en voz alta, que es otra cosa que esta sociedad tampoco hace habitualmente…
Sí, aunque en estos tiempos quizás la gente se expresa más que antes. Es verdad que también hay mucha gente que tiene un deseo de compartir, pero no nos escuchamos o no nos oímos. Por ejemplo, en el caso de la película, las personas que cometen atracos a mano armada suelen venir de ambientes muy precarios en los que compartir tus emociones mediante las palabras es algo bastante raro. Yo quería enfrentar a esta gente, a la situación de tener que abrirse y compartir sus sentimientos.
¿Por qué ha elegido unos delitos concretos, el asalto a una vivienda, el atraco con violencia y la agresión sexual?
Quería contar estos dos primeros tipos de violencia porque, los atracos son algo que está en la calle, que está en la vida de todos los días y que se acostumbra a banalizar mucho. Nadie dice que es muy grave, cuando en realidad esa violencia tiene consecuencias muy bestias en las víctimas. Quería desmitificar un poco esa falsa banalidad que se atribuye a los atracos. Y, por otro lado, están esas violencias intrafamiliares que, al contrario, pasan dentro de las casas. Quería sumarme a todos estos relatos que han salido en los últimos tiempos sobre violencias sexuales, violencia intrafamiliar, incesto y todo eso.
En España se ha comprobado que hay menos reincidentes después de los encuentros de justicia restaurativa. ¿Cómo es la eficacia de estos encuentros en Francia?
En Francia hay algunos estudios y lo que dicen es que el grado de satisfacción de la gente que ha participado en estos encuentros en general es muy alto. En cuanto a la reincidencia, es algo muy difícil de medir porque está sujeto a muchísimos factores. En Quebec sí que han hecho algunos estudios y dicen que hay una cierta incidencia positiva. Lo que se ha visto en Francia es que hay un tercer dispositivo que es un círculo de apoyo y de seguimiento, una vez más por parte de voluntarios, a delincuentes sexuales antes de que salgan de la cárcel y luego durante los primeros años de libertad, que eso sí que ha tenido realmente una eficacia considerable.
Usted no ha estado en ningún encuentro de esta justicia restaurativa, pero sí ha hecho una investigación y ha conocido muchas historias, ¿hay alguna que le haya sorprendido de manera especial?
Pues sí, hay una historia que me impactó particularmente que es la que cuenta la cajera de supermercado en la película, interpretada por Leïla Bekhti. Ahí he reflejado tal cual su historia. Pedí permiso para contarla. En esa historia se desbloquea el miedo de esta mujer con una frase de uno de los agresores. También me impactaron mucho los relatos de agresiones y en particular los asaltos a las casas con gente dentro, a la que medio secuestran mientras están robando.
Pero ¿las historias que se cuentan en la película están todas basadas en historias reales o algunas son pura ficción?
Aparte de esta historia que he dicho de la cajera, la mayoría me las he inventado después del periodo de documentación y he ido enriqueciéndolas con cosas que iba leyendo. En el caso concreto de la agresión sexual, lo que hice fue estudiar muy bien los mecanismos del incesto para poner mi imaginario al servicio de la acción.
Es muy fácil empatizar con los personajes de las víctimas, pero llama la atención en los personajes de los delincuentes que no son conscientes del daño que provocan…
Sí, es muy sorprendente la falta de responsabilidad y el grado de inconsciencia sobre lo que han hecho. Creo que los agresores en estas sesiones están muy sorprendidos por todo lo que llegan a oír, porque en ningún momento se han imaginado ni se han puesto en el lugar de las de las víctimas. Y eso es lo que aporta la justicia restaurativa precisamente, porque mientras que la justicia tradicional lo que hace es decir si alguien es culpable o no, la justicia restaurativa trabaja en eso, en mejorar el grado de responsabilidad de estas personas, para que lleguen a ser consciente de lo que han hecho.
La película habla de lo importante que es el contacto humano, hablarse, escucharse, estar juntos… ¿Hay una intención de reivindicar el colectivo?
Sí, sí, yo creo que lo colectivo. Es algo que me obsesiona y me emociona. Creo profundamente en la fuerza de lo colectivo y no creo que sea una simple creencia, una utopía, una actitud buenísima, sino que creo en lo poderosos de ello de verdad. Y creo que es eficaz. La fuerza de lo colectivo es algo que necesitamos muchísimo.
La película ha tenido mucho éxito en Francia. Más allá de la taquilla, ¿cómo han sido las reacciones?
En la prensa ha sido buena empresa, aunque en prensa nunca es unánime. Sobre todo, las impresiones del público han sido muy fuertes y muy emocionantes. Además, está el hecho de que la justicia restaurativa en Francia es algo muy poco conocido todavía y la película ha servido para ponerla en valor y que la gente lo conozca. Y estoy muy satisfecha porque me consta que si tras la película las peticiones de víctimas para entrar en este proceso han aumentado muchísimo. Eso me hace muy feliz.
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