Carmen Martín Gaite según La Tristura: "La soledad es un problema porque se ha fomentado un individualismo muy bestia"
La compañía teatral reflexiona sobre la necesidad de conversar en la obra 'Así hablábamos', una producción del Centro Dramático Nacional que se representa en el Teatro Valle-Inclán hasta el 24 de marzo.
Madrid-
"Toda búsqueda de aprecio, de identidad, de afirmación o de confrontación con el mundo se reduce, en definitiva, a una búsqueda de interlocutor", escribió Carmen Martín Gaite. Años después, consideraba que ese "afán" por encontrar "unos ojos que nos miren, pregunten o escuchen se ha acrecentado de tal manera que casi se ha convertido en una utopía".
Violeta Gil, Itsaso Arana y Celso Giménez, fundadores de la compañía La Tristura, también reflexionan sobre esa necesidad de hablar para ser —y también para ser curado— en Así hablábamos, una obra producida por el Centro Dramático Nacional que se representa en el Teatro Valle-Inclán de Madrid hasta el 24 de marzo.
En escena, ocho jóvenes (interpretados por Anaïs Doménech, Ede, Teresa Garzón Barla, Gonzalo Herrero, Fernando Jariego, Belén Martí Lluch, Eva Mir y Marcos Úbeda) que se reencuentran un año después de la muerte de su amiga Lucía, catalizadora de un grupo musical que debe grabar un disco y, de paso, resolver un conflicto que los atenaza.
La pérdida, el duelo, la soledad… Temas que Martín Gaite abordó en su obra, de los que bebe La Tristura para inspirarse, aunque la creadora escénica Violeta Gil deja claro en esta entrevista que el montaje no es una adaptación de sus libros —pese a que la referencia a La búsqueda de interlocutor es ineludible—, sino una incursión velada en su universo.
¿Sobrevuelan la obra tanto la muerte como el duelo, presentes en la vida y en la obra de Carmen Martín Gaite, quien vio morir a su hija Marta cuando tenía solo 28 años?
De Martín Gaite está presente la idea de pérdida, de duelo y de poder seguir conversando con alguien que ya no está. No solo la figura de su hija, sino también la de Ignacio Aldecoa, fallecido a los 44 años. Le dedicó un texto que forma parte de La búsqueda de interlocutor, donde habla del amigo que se va antes de tiempo.
En la obra jugamos con alguien mucho más joven, pero que, como Aldecoa, encarnaba esa figura inspiradora y generadora de grupo, alrededor de la cual se había formado ese círculo de colegas escritores en el que Carmen se forma sentimental e intelectualmente.
'Así hablábamos' también plantea esa idea de grupo.
En realidad, viene de cómo nos acercamos a la pieza que estamos creando. Somos un colectivo y trabajamos en grupo, por lo que intentamos hablar de algo que conocemos, pero un poco más alejado de nosotras. Por eso pensamos en una banda de música, que en un sentido se parece a nosotras y en otro te permite imaginar y salir de tu zona de conocimiento.
Dejan claro que no es una producción basada en la obra de Carmen Martín Gaite, sino inspirada en su universo.
Nuestro trabajo ha consistido en entender su universo y en ir deshilando lo que más nos interesaba, inspiraba y se relacionaba con nuestra propia poética. No quisimos adaptar un libro concreto, sino acercarnos a su obra, pensando en sus ideas, paisajes y obsesiones, una de las cuales es la pérdida. En muchas de sus novelas ha muerto alguien y se habla de esa persona y de cómo poder seguir relacionándose con ella.
Martín Gaite insistía en la necesidad del espejo y de la interlocución.
El tema de la conversación está presente en muchas de sus novelas: llegar al otro a través de hablar y de comprender quién es esa persona y quién es uno mismo. Esto también está en el centro de la pieza, al igual que la idea del grupo, que muchas veces es la manera de encontrar tu lugar en el mundo y forma parte de tu educación sentimental.
Hasta que falta uno de sus miembros.
¿Y entonces qué pasa? Todo se tambalea, tiene que reestructurarse y, a veces, desaparece. O, al revés, se une más, porque esa ausencia les hace necesitar estar más juntos. Eso también se relaciona con nuestro grupo, porque llevamos casi veinte años trabajando juntas, en colectivo, con sus cosas hermosas y con sus dificultades. Eso siempre nos ha interesado: la idea de la comunidad a la hora de pensar y de crear.
¿Escriben a seis manos?
Las dinámicas de la compañía han ido cambiando mucho a lo largo de los años y dependen de cada proyecto, aunque la creación es entre todas.
Hablar, pero también escuchar. Los personajes de la obra, cuando se reencuentran, necesitan retomar la conversación, pese a que no sea fácil cuando alguien ha muerto de repente.
Salvo el prólogo, la acción discurre un año después de la muerte, porque esa distancia te ayuda a pensar las cosas de otra manera, porque el dolor muchas veces no te deja ver. Con todos los peligros que entraña empezar a pensar en una figura que se ha ido, porque la puedes mitificar.
Carmen planteaba qué sucede cuando hay un dolor muy grande. Sin embargo, cuando pasa el duelo, ¿qué puedo hacer con esa figura que ha sido tan importante para mí?, ¿cómo puedo seguir conversando y manteniendo eso vivo?
Ella lo hace a través de la escritura, pero también de la memoria y de la conversación con quien ya no está. En Así hablábamos también se genera la posibilidad de que la otra persona siga estando ahí, en los demás, que se han quedado aquí y con los que sigues manteniendo la conversación.
Una forma de combatir la soledad.
La soledad es un problema muy contemporáneo, porque se ha fomentado un individualismo muy bestia y un tipo de autoconservación mal entendida, que lleva a separarse de los demás. Una muerte temprana ha arrasado a los personajes, sin armas para seguir juntos creando. Sin embargo se dan cuenta de que necesitan volver a conversar como medio para sanar.
De hecho, Carmen comentaba en algunas entrevistas que a veces se sentía muy sola y necesitaba conversar con alguien hasta la madrugada, sin que esa persona mirase el reloj. Incluso aludía, hace décadas, a la prisa. Si nos viera ahora, cuando se ha multiplicado por diez, lo sentiría mucho, porque no hay tantos espacios para la conversación, aunque sí para monologar.
La gente puede hablar, en cambio es más difícil que escuche.
En la tele hay muchos debates, pero en ellos no se conversa, sino que una persona dice su opinión y luego otra hace lo mismo. Sin embargo, no se produce un contacto real. En la política es clarísimo y en la vida también. ¿Por qué llamar por teléfono ahora se considera invasivo? Porque el diálogo cuesta y requiere un tiempo, una concentración y una apertura de corazones. Es más fácil mandar un mensaje de voz para preguntarle a una amiga cómo está.
Es la época que le ha tocado vivir a los protagonistas de 'Así hablábamos'. ¿Cuánto hay en ellos de los personajes de Martín Gaite?
Más allá de las citas y de la voz de Carmen, para escribir la obra nos inspiramos en su universo y en sus temas. En las novelas, sus personajes tienen obsesiones como poder conversar con alguien a fondo, ser amado y poder amar, no sentirse solo... Los personajes de la pieza, debido a su temática, tienen algunas de esas características.
Sin embargo, cuando trabajamos con gente en escena, tratamos de que se pueda ver quiénes son, es decir, intentamos hacer un retrato de cada una de ellas. En esta ocasión no ha sido tan fácil porque son ocho y no disponemos de tanto tiempo, pero lo hemos intentado. Evidentemente, las personas que están en escena no son exactamente ellas, aunque sí hemos trabajado en que se pueda entender quiénes son.
De hecho, sus nombres son reales y no les pedimos que interpretasen un personaje, sino que hemos pensado en ellas y escrito textos en función de quiénes son. Por ejemplo, la dramaturga Eva Mir es la primera vez que está en escena. Tratamos de buscar similitudes y decidimos que su personaje fuese el de la letrista del grupo.
Marcos Úbeda es músico, como Ede, quien ha participado en la composición de la música original e interpreta una canción suya, Tranquila. Intentamos meter nuestro universo en ellos, pero también extraer algo de su personalidad para que pudieran acercarse a la interpretación no de un modo representativo, sino presentativo.
Y ustedes beben más de la esencia de Martín Gaite que de una obra concreta, aunque hay guiños a algunas de ellas.
Sí, es un trabajo esencializado de la obra de Carmen. La hemos leído mucho y hay pequeños guiños a La búsqueda de interlocutor, a Retahílas, a El cuarto de atrás, a La reina de las nieves…
Es la primera vez que reciben el encargo de hacer suya la obra de otra persona.
El encargo del Centro Dramático Nacional tenía dos reglas: trabajar con un gran elenco formado por actores menores de treinta años y hacer una adaptación o un trabajo en torno a la obra de una autora española del siglo XX. Después de haberla leído mucho, nosotras elegimos a Carmen por afinidad. Trabajar con los intérpretes durante solo 45 días no se parece en nada a nuestro modus operandi habitual, pero ha sido loco y excitante.
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