Este artículo se publicó hace 4 años.
¿Un cine de barrio en plena crisis poscovid? "Es una puta locura pero no es mi intención suicidarme"
El próximo 3 de julio abrirán sus puertas los Cines Embajadores, una puesta insólita en tiempos más que inciertos. Su artífice, el empresario Miguel Ángel Pérez, reivindica la idoneidad de un proyecto que nace con alma de vecindario.
Madrid-
La idea ya es de por si algo extemporánea, pero es que el timing tampoco ha ayudado. Verán, un tipo decide poner en marcha unos cines de barrio en un momento en el que no sólo es que no se abran –es el primero que lo hace en Madrid en 30 años–, sino que algunos de los más antiguos de la ciudad echan la persiana o se convierten en tiendas de moda. Añadan a la hazaña (o la temeridad) el hecho de que apenas un par de semanas antes de la fecha prevista para su inauguración –28 de marzo– se decretara en España un estado de alarma que lo paralizó todo.
"En un principio pensé que todo volvería a la normalidad en cuestión de días, pero conforme pasaban los días y veía la dimensión de la catástrofe, no daba crédito", explica Miguel Ángel Pérez, artífice de este sueño cinéfilo que, ahora sí, abrirá sus puertas el próximo 3 de julio. "Cuando pasó lo peor –prosigue Miguel Ángel– llegaron los futurólogos, esos que dicen que nada va ser igual y que la gente ya no va a volver al cine y verán las películas por televisión, entonces me empecé a agobiar, me preguntaba qué narices iba a hacer yo con semejante inversión".
Por fortuna no llegó la sangre al río. Los malos augurios se quedaron en eso, en meros augurios y los Cines Embajadores contarán este martes con la presencia de personalidades del mundo del cine, así como del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que procederá a inaugurar oficialmente el espacio con la plaquita (y las palabras) de rigor. Un comienzo quizá un tanto ceremonioso para lo que no deja de ser un cine de barrio, algo con lo que Miguel Ángel discrepa: "Estos cines, está feo que yo lo diga, están de puta madre, quizá el hecho de que sean de barrio le da al proyecto un cierto romanticismo, pero técnicamente serán punteros".
El espacio albergará tres salas con capacidad para 200 personas en total, en un local ubicado en el número 5 de la glorieta de Santa María de la Cabeza, en el distrito de Arganzuela, que antiguamente era sede de una oficina bancaria y que se ha rehabilitado por completo para su nueva función. "El local era demasiado grande para un pequeño comercio y demasiado pequeño para un supermercado, en cambio para mí era perfecto", apunta este empresario de alma cinéfila que lleva media vida vinculado al cine como distribuidor.
"No soy un loco"
El carácter insólito del negocio en los tiempos que corren ha hecho que muchos tilden a Miguel Ángel de osado y a su proyecto poco menos que de romántico. Sin desdeñar las etiquetas, consciente de lo que supone abrir un espacio de estas características, Miguel Ángel se ve obligado a reivindicar cierta cordura: "No soy un loco, no es mi intención suicidarme, montar un cine es una puta locura pero se han unido una serie de circunstancias que lo hacen posible, tengo un plan de negocio, he empeñado mi casa, he hecho números y según mis cálculos con el 25% de la ocupación el cine saldrá adelante".
Sólo queda esperar. De momento Miguel Ángel y su equipo ya están perfilando la programación. "Queremos que se proyecte fundamentalmente cine en versión original, cine europeo y de calidad, también haremos sesiones de cine infantil doblado porque así nos lo ha pedido la gente del barrio". Así nacen los Cines Embajadores, con la mirada puesta también en lo que demanda un vecindario que ya se muestra curioso: "Pasan muchas abuelas que vienen de hacer la comprar y nos preguntan cuándo estará listo, se ha generado cierta expectación, creo que la vamos a liar".
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