Este artículo se publicó hace 4 años.
El cine español cruza los dedos ante la crisis del coronavirus
La crisis del coronavirus pone a los diferentes sectores del cine español ante una situación delicada. Rodajes interrumpidos o suspendidos, estrenos aplazados, festivales cancelados y limitación de entrada a las salas preocupan gravemente al sector.
Madrid-
El cine español cruza los dedos. En una industria que flaquea por unos cuantos sitios, los distintos sectores profesionales del cine se han encomendado a la suerte. La crisis del coronavirus podría, o no, terminar truncando algunos proyectos, incluso poniendo en situaciones muy delicadas a algunas pequeñas empresas. Ello sin hablar de los ingresos con que contaban los autónomos, una inmensa mayoría de trabajadores del cine, que este mes y posiblemente el próximo no existirán.
La limitación a un tercio del aforo en las salas de cine ya se ha hecho notar. Aunque el pasado lunes (9 de marzo) el número de espectadores seguía creciendo, un 4% más respecto de 2019, solo dos días después, día del espectador, ya se apreciaba el descenso, puesto que las restricciones habían comenzado a funcionar.
Entre el 28 de febrero y el 4 de marzo los cines recaudaron 8.280.943 euros. Desde el pasado viernes 6 de marzo al miércoles 11, la cifra descendió a 7.233.286 euros. Cuando más se nota es cuando habitualmente va más gente al cine, así en el día del espectador, entre un miércoles y el siguiente, en el que ya no se permitía entrar más que a un tercio del aforo, las cifras descendieron de 1.066.000 euros a 625.000 euros.
"Siempre en el filo"
Las consecuencias son para todos los profesionales españoles. Los exhibidores, por supuesto, ya que éste es su negocio; los productores y creadores que esperan como agua de mayo el estreno de sus películas y ven cómo nada más aterrizar en las salas se encuentran con esta situación –todos frente al fantasma de no cubrir gastos–, y los distribuidores, especialmente, los distribuidores independientes españoles, "siempre en el filo y con un precipicio muy alto a nuestros pies".
Estas últimas son palabras de Miguel Morales, presidente de la Asociación de Distribuidores Independientes Cinematográficos (ADICINE), que acaba de presentar un documento al Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) del Ministerio de Cultura, solicitando medidas de apoyo. Que se agilicen las ayudas a la distribución y que se demore el pago de impuesto a Hacienda son las más importantes.
Algunas distribuidoras independientes han decidido retrasar los estrenos previstos, incluso después de haber invertido en la publicidad de la película. Lo que para una multinacional norteamericana es un minúsculo inconveniente, para una distribuidora independiente es un bache monumental, aunque sea gracias a ellas que vemos una grandísima parte del mejor cine que se hace en el mundo. El más inmediato ha sido el aplazamiento de Papicha. Sueños de libertad, el debut de la cineasta argelina Mounia Meddour, estrenada en Cannes y merecida ganadora del César a la Mejor Ópera Prima y a la Mejor Actriz Revelación, así como los Premios del Público y Mejor Nueva Dirección en Seminci.
Festival de Málaga
Muchas de estas películas, cuyas fechas de estreno se estudian minuciosamente, ahora se van a tropezar en las salas con las superproducciones que también se han retrasado. Lo mismo ocurrirá con las producciones nacionales, a las que espera un futuro incierto. La cancelación del 23 Festival de Málaga, que iba a celebrarse entre el 13 y el 22 de marzo, obliga a muchas productoras a decidir nuevas fechas de estreno si quieren beneficiarse del efecto promoción que el certamen significa para sus películas.
Por otro lado, el propio festival sale perdiendo. Si finalmente se celebrara en junio, tal y como se está barajando, probablemente no contará ya en su sección oficial a competición con algunos de los títulos más atractivos que tenía, como es el caso de la nueva película de Achero Mañas, Un mundo normal, que tiene previsto su estreno para el 22 de mayo. Aún se mantendría, eso sí, la película de Icíar Bollaín, La boda de Rosa, que llegará a las salas el 3 de julio.
En los rodajes
En los rodajes, el cine español también se resiente. Por el momento, antes de que lleguen momentos peores de esta crisis tal y como anuncian las autoridades sanitarias, se han suspendido algunos rodajes, otros se han interrumpido y el resto, cruza los dedos para que nadie se contagie y puedan terminarse. El rodaje de Competencia oficial, tercer largometraje de The Mediapro Studio, con Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez, se ha detenido. Aunque Mediapro ya había tomado medidas de prevención como la restricción de la entrada de personas ajenas al rodaje, ha decidido interrumpirlo temporalmente. Los directores son los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat.
El rodaje de La casa 15/16, proyecto de Imanol Uribe sobre la matanza de Ignacio Ellacuría junto a cinco jesuitas más y dos mujeres en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en San Salvador, por el momento se ha suspendido. Lo mismo ha ocurrido con el rodaje de Secaderos, bajo la dirección de Rocío Mesa y con producción de Olmo Figueredo (La Claqueta). Además, el fondo europeo Eurimage que concede ayudas, entre otras, a las producciones españoles, se ha paralizado y con él, sus líneas de financiación.
En los últimos días, entre el pasado 6 de marzo y el jueves 12, se han decidido aplazamientos de casi treinta estrenos en España, que se unen al primero que tiró la toalla, James, James Bond, el espía que no le teme a nada.
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