Actor, director y mecenas del cine indie, Robert Redford se convirtió gracias a su melena rubia, sus ojos azules y su actitud de galán intachable en una de las figuras más carismáticas (y rentables) de la industria del cine estadounidense. Una imagen de chico de oro de Hollywood contra la que se enfrentó toda su vida, porque Redford no era solo una cara bonita: militante demócrata, activista medioambiental y defensor de los derechos humanos, el actor nunca cejó en su empeño de cambiar el mundo.

Debutó en los 60, pero fue durante los años 70 cuando se convirtió en la estrella que más tarde todos conocerían, protagonizando películas como Dos hombres y un destino, El golpe o Todos los hombres del presidente. A pesar de tales títulos, la Academia de Hollywood no le otorgó ningún Oscar hasta que en 1980 lo ganó como director de Gente Corriente. Años más tarde, en 2002, recibiría la estatuilla honorífica por toda una carrera.

Robert Redford admitió en diversas entrevistas que nunca se sintió cómodo con esa imagen de estrella. "No es fácil ser Robert Redford", llegó a decir en una ocasión a la revista New York. El actor se esmeró en alejarse de la imagen de playboy californiano, y usó el dinero que había ganado como actor en los 70 para comenzar una carrera de productor, al tiempo que impulsaba el Instituto y Festival de Sundance, que se erigió como una de las citas más importantes e influyentes del cine independiente.

Por otro lado, el actor se mostró incansable en su lucha por el medio ambiente. Redford se convirtió en una figura ecologista pionera en los Estados Unidos, defendiendo en los 70 el uso de energías renovables y logrando detener la construcción de una central eléctrica al sur de Utah, estado en el que residía. En 2005, creó The Redford Center, una organización sin ánimo de lucro con la que produciría películas independientes con enfoque medioambiental. "Necesitamos más voces que exijan cambios y más historias sobre soluciones que podamos implementar ahora", aseguran desde la web de la organización.

En 2015, Redford llegó a intervenir ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde alertó sobre las consecuencias irreversibles de la crisis climática y exigió a los líderes mundiales que abandonaran los combustibles fósiles.

En su Estados Unidos natal, el actor se erigió como un crítico habitual contra Donald Trump, y comparó al actual presidente de los EEUU con Richard Nixon, sobre quien había estudiado en profundidad para su papel como Bob Woodward en Todos los hombres del presidente. En un artículo de opinión para The Washington Post durante el primer mandato de Trump, criticó con dureza los ataques del presidente a la prensa -a la que llamó "el enemigo del pueblo"-. "Su lenguaje lleva las falsas acusaciones de la administración Nixon de periodismo 'de mala calidad' y 'deshonesto' a nuevas y peligrosas alturas", aseguró el actor.

Robert Redford, nacido en Santa Mónica en 1939, nos ha dejado a los 89 años en su residencia en Utah, tras más de medio siglo siendo una de las caras más conocidas de Hollywood.