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Carteles de San Isidro Las sonrisas que conquistan Madrid

Hablamos con el director creativo Nacho Padilla y con la ilustradora Mercedes de Bellard, responsables de la campaña que anuncian las Fiestas de San Isidro y que están dando mucho que hablar en la ciudad.

Dos de los carteles de la ilustradora Mercedes de Bellard.

No pasan desapercibidos. Sus colores vivos, la efusión de nardos, violetas, claveles y madroños… Por no hablar de ese puñado de sonrisas que hechizan al más impávido. La serie de retratos que conforman la cartelería de la presente edición de las Fiestas de San Isidro está dando que hablar y lo hace para bien. La buena acogida de las ilustraciones ha hecho incluso que se habilite desde el Ayuntamiento una descarga digital en formato imprimible.

San Isidro 2018

San Isidro 2018

“Siempre hemos apostado por trabajar con creatividades libres de derechos y en esta ocasión, además, percibimos que habían despertado mucho interés por parte de la ciudadanía, así que todo cuadraba y decidimos poner las obras a su disposición”, explica Nacho Padilla, director creativo y responsable —“en la sombra”, matiza— de la campaña. Había que dar un paso más allá tras la florida serie que tan buena acogida tuvo en 2017 a cargo de la ilustradora Carmen García Huerta. “Estaba un poco acojonado porque ya el año pasado funcionó muy bien y esta edición queríamos volver a hacerlo”. Y vaya si lo han logrado.

En esta ocasión ha sido la joven ilustradora Mercedes de Bellard la responsable de plasmar esa vuelta de tuerca y la solución, sobra decir, ha sido del gusto de muchos. “Queríamos seguir jugando con la idea de las flores típicas verbeneras —explica Padilla—, pensamos en una mantilla y de ahí pasamos a la idea de mujer, pero no queríamos representarla como símbolo de nada, sino a ella misma, y a la alegría que irradia la fiesta y la primavera”.

San Isidro 2018

San Isidro 2018

En efecto, descansar, por una vez, de tanta alegoría. Desentenderse de la mujer como icono de justicia, libertad o naturaleza, y admirarla por el simple hecho de serlo, sin simbolismos heredados. Con ese punto de partida Mercedes fue trabajando hasta encontrar esos cinco rostros intergeneracionales. “Quería reflejar a una mujer liberada, riéndose sin preocuparse cómo, simplemente contenta”, comenta al otro lado del teléfono De Bellard.

Coinciden Padilla y De Bellard en la importancia de la exposición de Alphonse Mucha que durante el proceso creativo se podía visitar en el Palacio de Gaviria. Una influencia que, según los protagonistas, se puede percibir si nos detenemos en los frisos del pintor checo. En palabras de la ilustradora, “la muestra nos sirvió para darnos cuenta del tipo de protagonismo que queríamos para la mujer, un protagonismo desprovisto de añadidos que muestra a una madre cansada de sujetar a su hija, a una gordita que podría ser mi amiga Loli o a una anciana que podría estar en el parque de abajo”.

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