Hermes, hijo de Zeus y Maya la cavernícola, es el narrador de Los infinitos (Anagrama), la nueva novela del escritor John Banville. 'Los dioses conocen mucho de la inmortalidad y poco del amor. Los dioses no conocen el amor romántico y esa es una de las cosas más bonitas que he inventado en este libro', argumenta el autor, que ha condensado la acción en un sólo día: la relación entre la muerte y el amor es uno de los temas de una novela que arranca en un amanecer de verano y termina cuando vuelve la noche.

Banville invita al lector a conocer a los miembros de la familia Godley en el momento cuyo patriarca está en su cama tras haber sufrido un ictus cerebral. Gracias al omnisciente punto de vista del dios pagano, el lector sabe todo lo que ocurre en la mente de la esposa y los hijos del moribundo, y es un espectador privilegiado de la intervención de estos dioses paganos en la vida de los protagonistas. 'Estábamos mejor cuando teníamos muchos dioses', afirma el autor, que se educó en el catolicismo pero afirma que prefiere ser pagano. Y puestos a elegir, indica que 'estaría contentísimo de ser un semidios' porque detesta la noción de 'hombre importante'.

'Cuanto más viejo me hago, más me parece que hay otra persona planeando lo que aparece en mis libros. Cada vez el proceso de escritura se parece más al proceso de soñar. Nietzsche dijo que todos los hombres son artistas cuando duermen y estoy de acuerdo con eso', añadió el escritor irlandés que trabaja los libros frase a frase como hacía su admirado James Joyce. Aunque asegura que su referencia literaria es Yeats: 'Exceptuando que tengo un sentido del humor que él no tenía', apostilla.

La situación actual de Irlanda no le tienta para escribir una novela sobre el tema, y el autor de El mar insiste en sostener que 'una novela no puede tratar los tiempos presentes porque una novela siempre mira hacia atrás'.