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"Si duele algo, tienes que narrarlo"

Edmundo Paz publica en España ‘Río fugitivo' (Libros del Asteroide), la novela generacional que lo encumbró entre las letras latinoamericanas.

PAULA CORROTO

En 1998, la novela Río fugitivo irrumpía en el mercado boliviano bajo el sello Alfaguara. Escrita por Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, Bolivia, 1967), esta historia casi autobiográfica de adolescentes en un colegio privado a comienzos de los ochenta, se ganó a la crítica (fue finalista del Premio Rómulo Gallegos) y a los lectores (es de lectura obligatoria en las escuelas de su país). Ahora aparece por primera vez en España editada por Libros del Asteroide. ¿Ha traicionado Paz Soldán a su editorial matriz? 'No, no, en Alfaguara estaban muy contentos con esta publicación', se apresura a constatar el escritor. Mantiene el buen rollo.

¿Por qué ha revisado este libro que ya publicó en Bolivia en 1998?
Un buen ejercicio es leer los manuscritos y ver qué textos pueden mejorarse. Cuando releí este libro vi muchas redundancias. Con la edad uno se vuelve menos sentimental en relación con la prosa y no dejas pasar metáforas simplemente porque te suenen bien. También cambié una parte de la trama final porque me parece que no tenía mucho sentido.


También tuvo críticas de los sacerdotes del colegio. ¿Ha rectificado por ellos?
Es verdad que tuve problemas con el colegio Don Bosco, que es salesiano católico. Al principio pensé incluso en cambiar el nombre porque hubo algunos sacerdotes que se molestaron, pero luego me dije que la ficción no es la realidad y lo mantuve.

Este libro ha sido comparado con ‘La ciudad y los perros', de Vargas Llosa ¿Lo tuvo como modelo?

Sí, ha sido un modelo para mí. De todas formas, en La ciudad y los perros el referente no son los adolescentes, sino que él fue capaz de recrear un microcosmos de la sociedad peruana de la época. Eso sí me interesaba. Yo creía que en ese colegio podría reflejar la crisis que vivía Bolivia a comienzos de los ochenta. Hay una diferencia, que este es un colegio privado, por lo que no están representadas todas las clases sociales. Pero yo quería mostrar el comportamiento de esa élite.


Y así entronca con su última novela, ‘Palacio quemado', donde muestra cómo esa clase dirigente pierde el poder a raíz de las revueltas que dieron el poder a Evo Morales.

Sí, es la misma clase social que ha regido el país. Palacio Quemado es el fin de una élite política, adolescente todavía en Río Fugitivo.

Así que estos chavales son los perdedores del futuro.

Exacto. Y esto se entiende sobre todo a partir de la irresponsabilidad en la que viven. Era una época donde la inflación superaba el 5.000%. Una auténtica barbaridad. Y, sin embargo, estos chicos todavía se preguntaban a qué universidad en el extranjero irían. Al igual que sus padres. Ha sido una élite muy irresponsable la que ha regido Bolivia en los últimos años.


¿Hay algo que se haya callado de esa época?
Cuando escribía la primera versión había un episodio en el que uno de los chicos insultaba a una indígena, por ser indígena. Al escribirlo me sentí muy mal. Después me di cuenta de que lo principal para un escritor es no tener pudor. Si algo te duele demasiado tienes que narrarlo.


‘Río fugitivo' es un trasunto de Cochabamba, su ciudad natal... ¿por qué creó este alter ego?
Nació de casualidad. Lo que pasó es que al escribir sobre Cochabamba, muchos lectores me dijeron que ya había calles que habían cambiado de nombre etc. La Cochabamba de mis libros está congelada en mi imaginación y por eso tiene otro nombre.


¿Lo que cuenta en este libro les queda cerca a los adolescentes de la Bolivia actual?
Sí. Hay dos cuestiones que se mantienen. Por un lado, una fuerte presencia de la Iglesia, pero también su rechazo a ella. Luego, el último año de la escuela es el fin de la estancia de estos adolescentes en Bolivia para irse a estudiar fuera. Esto todavía existe.

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