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El espejo de Paul Auster

El escritor estadounidense presenta en Barcelona su nuevo libro, 'Diario de Invierno', que no saldrá a la venta en su país hasta el próximo agosto

LIDIA PENELO

Asistir a la presentación del último libro de Paul Auster convocada este martes en Barcelona costaba tres euros. No es muy habitual que los lectores paguen para ser seducidos por un escritor, pero las visitas de Paul Auster despiertan una expectación como la que provocan las estrellas de rock. El neoyorquino está de gira para presentar Diario de invierno (Anagrama, en castellano; Edicions 62, en catalán), un libro en el que ha volcado alguno de sus recuerdos de madurez, y en el que habla de sí mismo en segunda persona.

'No pienso que mi historia sea más interesante que la de otra gente, pero me interesaba estudiar el comportamiento humano, por eso he observado mi comportamiento como si fuera una rata de laboratorio', asegura ante una concurrida rueda de prensa. Para contar estos retazos de vida, Auster necesitó poner distancia consigo mismo, y advirtió que en este inventario de cicatrices y buenos momentos no hay concesiones literarias ni ficciones, porque '¿para qué inventar que cuando Siri y yo nos dimos el 'sí quiero' hubo un gran trueno y el cielo se abrió?'

'He observado mi comportamiento como si fuera una rata de laboratorio'

Recuerda con una exactitud un poco inquietante cuándo y cómo empezó a escribir esta particular autobiografía en la que el dolor y el cuerpo tienen mucho protagonismo: el 3 de enero de 2011 en su casa de Brooklyn. Fue hilando todo lo que le venía a la memoria como si estuviera componiendo una pieza musical, y si bien el lector se enfrenta a 250 páginas, el autor descartó muchas más. Y es que una de las dificultades de mirarse en el espejo fue decidir qué era interesante y qué no.

'En este tiempo de crisis global, creo que sobretodo la gente joven ha demostrado que el modelo de la sociedad actual ha fracasado. Es un momento muy loco, algo se ha roto y tengo esperanzas de que algo nuevo ocurra. Da miedo, pero creo que deberíamos sentarnos y plantearnos cómo queremos que sea nuestro futuro', comenta el autor de Brooklyn follies, quien afirma seguir de cerca las acampadas de indignados en Wall Street.

A sus 65 años, Auster da gracias de no haber padecido la falta de libertad de expresión, salvo en una ocasión. Para que Sunset Park viera la luz en Irán, donde sus libros hasta hace poco circulaban en ediciones piratas, el escritor permitió que se substituyera la palabra fatua y el nombre de Salman Rushdie por otros que los lectores pudieran descifrar y saltarse así la censura del país.

'El modelo de la sociedad actual ha fracasado'

La edición inglesa de Diario de invierno no saldrá hasta agosto, y mientras Paul Auster espera a ver cómo recibe esta historia el público norteamericano, habitualmente mucho más escéptico hacia sus obras que los españoles, se deja querer por sus lectores en la península; quizás por eso evitó pronunciarse sobre su marcha de Anagrama —sello que ha popularizado sus libros en español a lo largo de veinte años—, para publicar en Seix Barral.

 

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