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La humanidad vista como un logotipo

Valencia acoge la obra reciente del británico Julian Opie

MARÍA GARCÍA TORRES

Es uno de los artistas que más vende en Arco, aunque Julian Opie (Gales, 1958) dedica sus ganancias a comprar obras de arte que le sirven de inspiración para sus proyectos, piezas que más tarde vende en ferias y así hasta que se canse de dibujar un día, algo poco probable porque asegura que lo hace desde que tenía 11 años porque es la manera más fiel de reproducir su visión del mundo. 'Aunque no creo que tenga un mensaje que difundir, no me interesa la comunicación cuando estoy elaborando una pieza. No pienso en el espectador si no en adecuar mi estilo para que funcione, para que salga lo mejor posible', admitó ayer Opie.

De ahí que sus obras unas veces estén compuestas por paneles de LED, donde figuras casi iconográficas caminan y se entrecruzan, mientras que en otras ocasiones sean pantallas donde se exhiben sus retratos animados (bustos con rostros que parpadean o donde los pendientes conservan el balanceo inmediatamente posterior al gesto). También hay cuadros al óleo, siluetas de vinilo y esculturas en las que soportes de madera llevan adheridos los dibujos de sus personajes.

La muestra que acoge el IVAM hasta el 18 de julio está centrada en las personas, es por ello que gran parte de las 35 piezas son retratos. Julian Opie está considerado uno de los mayores retratistas actuales: 'He pintado a gente conocida, como Kate Moss, pero quien realmente me interesa es la gente que me rodea, los personajes anónimos', comenta el artista, quien confiesa uno de sus hobbies: 'Muchas veces me siento a observar cómo camina la gente en la calle, las coreografías espontáneas que se establecen. Es maravilloso'.

De esa fascinación nace su empeño por reproducir el movimiento y su intento por sacar sus obras fuera de los museos. 'En esta ocasión he tomado la entrada, la fachada del museo, sus cristaleras. Mi trabajo también está en sus salas, pero me interesa mucho que las obras puedan verse en el entorno en que fueron inspiradas, la calle', explica Opie.

Uno de sus deseos sería poder retratar a toda familia real británica. 'Cuando dibujo a un personaje titulo la pieza con su nombre de pila y su profesión. Y sería fantástico poder poner Elisabeth, Queen en uno de mis cuadros', comenta entre risas este artista, que en realidad se define como un cocinero. En su proceso creativo toma ingredientes de otras épocas y estilos. Primero hace una traslación literal de lo que más le gusta de todos sus referentes para, poco a poco, ir depurándolo.'Finalmente, le pongo mi sello', explica.
De ahí que algunos le hayan considerado heredero del Pop Art, otros remarquen las líneas manga en algunos de sus personajes e incluso se vislumbre al creador de Tintín, Hergé, en el trazo de ciertas piezas.

Lo cierto es que, contradictoriamente, los rostros de la mayoría de sus retratos se reducen a las líneas imprescindibles en lo que algunos han llamado 'posminimalismo'. Opie se defiende y comenta que se inspira en la señalética, en los logos. 'Todos somos símbolos de otras cosas, de la humanidad', justifica el artista.

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