Público
Público

Javier Bardem: "El rechazo social al cine español no es real"

El actor protagoniza junto a Penélope Cruz y Ricardo Darín la película que el cineasta iraní Asghar Farhadi ha rodado en España, ‘Todos lo saben’. Estrenada en el Festival de Cannes, es una reflexión sobre la mentira, los rencores, las envidias y el amor

Javier Bardem en 'Todos lo saben'

“Ojalá fuera como este personaje, un personaje de la acción, pero no lo soy, soy un pesado conmigo mismo”. Javier Bardem se refiere a Paco, un hombre que compró la tierra en la que trabajó su familia y que ahora él sigue trabajando, un hombre decidido, generoso, que busca ayudar con sus acciones. “Un héroe, pero no del modo hollywoodiense”. Es el personaje que interpreta en Todos lo saben, película que el prestigioso cineasta iraní Asghar Farhadi ha rodado en España y en la que hace una reflexión sobre la verdad, los rencores y las distintas formas de amar.

Arropada por su estreno en el Festival de Cannes y por haber sido preseleccionada para representar a España en la carrera por el Oscar, la película es una disección de las relaciones en circunstancias extremas. Un retrato familiar y de un pequeño pueblo español, con sus envidias y sus secretos, desde el que Farhadi se pregunta cuánto estamos dispuestos a sacrificar por los demás. Coprotagonizada por Penélope Cruz y Ricardo Darín, y con magníficas interpretaciones de actores como Eduard Fernández y Elvira Mínguez, Todos lo saben propone al espectador que se cuestione su propia bondad. “Lo que nos mueve no es la bondad. Todos estamos de acuerdo en hacer lo bueno para todos, pero lo que luego hagamos, por ejemplo, con los refugiados depende de lo hechos que estemos como personas”, dice Eduard Fernández, que ha hecho la promoción de esta película mano a mano con Bardem y le acompañó antes de esta entrevista.

La película de Asghar Farhadi habla de envidias y rencores en los pueblos y ciudades pequeñas. Usted está, desgraciadamente, acostumbrado a eso en España…

Eso es español, pero también es iraní. Él ha escrito esa historia desde ahí. Pero es verdad que en este país es un síntoma agudo el tema de la confrontación, eso de intentar desprestigiar al otro aunque sea de la forma más fea, a veces por el simple hecho de no pensar como él. Pero a lo mejor ya es hora de dejar de hablar y ponernos todos a solucionarlo. Si no otra generación creará el cambio. Eso de que sigamos reproduciéndolo en los campos de fútbol o en el Congreso, esos sitios a los que mucha gente mira… pues poco vamos a aprender. En ese sentido sí creo que es una cosa nuestra, pero no creo que sea único.

La mala imagen del cine español que se ha trabajado a conciencia el PP desde el famoso ‘No a la guerra’ en los Goya y el rechazo que eso genera, ¿no es agotador ya?

Hay que tener como lector y espectador mucho cuidado en dar credibilidad a titulares que están mintiendo, que solo se dan para mal informar y dar una mala imagen por el hecho de conseguir más clicks. Hay cierto periodismo que pasa por encima de las reglas del periodismo, de la honestidad y de la transparencia, de corroborar una noticia, de darle veracidad. Eso es una realidad en la que yo estoy incluido, como otras personas de otros oficios en este país.

¿Hay ‘otra’ realidad?

Sí. La verdad es que vas por la calle y en todos los barrios, en ciudades diferentes de España, en todas partes la gente es cariñosa, amistosa, simpática, apoyan, saben de cine, van al cine, unos más y otros menos… El rechazo social al cine español no es real, hay una diferencia entre lo que se está subrayando y la realidad. La verdad es la calle, la gente, la sociedad. Y lo sé muy bien porque una de las cosas que más me gustan del mundo es andar por la ciudad, por las ciudades.

Esta es una película de la maternidad. La paternidad se trata de otra manera, en la que el vínculo de padre e hijos no es tan evidente como el de la madre. ¿Esa mirada le interesa o no está de acuerdo?

Está muy bien que el hombre en esta película tiene que luchar para que le reconozcan su lugar, cuando la mujer lo tiene de una forma natural, por la ley de la vida. Eso habla muy bien de Farhadi. La paternidad a veces tiene que ver con esa esa energía de buscar ‘la propiedad’, una energía que es tan masculina, porque tiene que ver con la competitividad, a base de la fuerza de hacerse hueco a través del codazo… Me gustan esos personajes de Darín y el mío tan diferentes, son en realidad partes diferentes del mismo hombre. Farhadi en una película tan coral va recogiendo caracteres y uno es todos ellos. Siendo el personaje de Darín la parte espiritual y el mío, la parte de la acción.

Sin revelar nada de la película, hay quien está dispuesto a dar su dinero por ayudar a otros. Un gesto que debería verse como el más fácil y que, sin embargo, se interpreta como muy grande, ¿no dice eso mucho y malo de esta sociedad?

Sí, dice mucho. También se habla en la película de cuánto somos capaces de ponernos a un lado, de dejar de pensar en lo nuestro para mirar al otro en algo tan importante como la vida de alguien. ¿Somos palabrería o somos acción? Hay quien piensa que la vida o Dios lo va a solucionar y hay otros que dicen que, mientras que Dios solucione, habrá que hacer algo, porque puede pasar mucho tiempo. Es bonito el no juicio de Farhadi en sus personajes. Habrá quien se reconozca con un personaje y quién se reconozca con otro.

¿En cuál se reconoce usted?

Tengo un poco de todos. A mí me encantaría ser como Paco, pero no soy como Paco. Él es un héroe como Óscar Camps, fundador de Proactiva Open Arms. Todos vimos a Elián, el niño que murió en las costas, y nos quedamos muy compungidos, pero él cogió los 2.000 euros que tenía y pensó que mejor que estar aquí quejándose, que no ayudaba a nadie, se fue allí. Y cuatro años más tarde tiene una de las ONG’s más importantes del mundo.

El héroe de la película tiene partes oscuras…

Claro, claro, pero eso es la vida. Cualquier acto bondadoso, en el acto de voy a hacer esto, voy a dejar lo que tengo y voy a ayudar a otras personas, hay que sacrificar muchas cosas. No es la idea de héroe al modo hollywoodiense.

¿Se ha preguntado, a propósito de esta película, cuánto sacrificaría usted y por quién?

Sí, me he hecho muchas veces esa pregunta y la respuesta es: y yo qué sé. Creo que hasta que no te encuentras con una situación extrema no sabes cómo vas a reaccionar. En eso no se puede uno fiar del modo cerebral. Lo que decía Lenon de “la vida es eso que pasa mientras haces planes”. Me acuerdo una vez que casi me ahogo con una morcilla, estaba en un restaurante en mitad de la nada, y tenía al lado a un director de cine, y yo me estaba ahogando y él, en la barra con una cerveza sonriéndome. Tuve la genial idea de darme con una silla y salió el objeto disparado, y él siguió en la barra sonriendo, no pudo reaccionar, se bloqueó. Cuando te sucede algo, me gustaría pensar que sería capaz de cualquiera cosa, pero… Bueno, daría la vida por mis hijos, eso sí lo tengo clarísimo.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?