Este artículo se publicó hace 16 años.
¿Qué me pongo?
Los ungüentos eróticos son una botica para modificar la percepción sensorial
Una de las prácticas masoquistas que menos atrezzo necesita consiste en derramar cera ardiendo en el cuerpo del amante. Algo que ahora es posible hacer con otro objetivo que no sea el de causar dolor, sino para humedecer y masajear –con la lengua, con las manos– la piel del otro.
Los aceites que se presentan bajo la apariencia de una vela contienen efectos especiales, como el de producir sensaciones térmicas de frío o calor o el de incorporar aromas y sabores. Sin embargo, “no deben confundirse con lubricantes para los genitales”, recuerda Ana, de la boutique madrileña Sexapilas.
En este apartado, cada vez resulta más difícil elegir un producto, dada la variedad de efectos que producen. Tanto es así que se recurre a ellos como si de una auténtica botica se tratara. ¿Qué uno se quiere iniciar en el fist fucking? Pues echa mano de un lubricante dilatador. ¿Que uno quiere prolongar los preliminares? Le tocará comprar uno retardante. ¿Que a ella le cuesta excitarse? Se puede aplicar un gel intensificante en spray. Y si lo que te apetece es darle un toque gastronómico al asunto, los hay con sabor de tarta de queso con arándanos, kiwi, tarta de queso con fresas, vino de rosas y cactus y lima… ¡Será por combinaciones extrañas!
Trucos muy personales
“En el tema de los lubricantes, una vez que se supera la primera compra y te familiarizas con el producto, lo puedes aplicar a tus preferencias”, recuerda Ana. Los hay que aprovechan las propiedades anestésicas de los retardantes para reducir sensibilidad en zonas muy erógenas, como los pezones.
Ya sea en vaselina o en gel, los lubricantes que producen sensación de calor potencian sus efectos si se sopla sobre la zona aplicada.
Todos ellos, incluidos los aceites, están preparados para el contacto con la lengua. Sólo hay que ser previsores: si el partner se aplica una crema anestésica basta con no probarla para evitar insensibilizar la propia lengua. “De media, cuestan entre 12 y 15 euros”, precisan desde Sexapilas. Los precios de estos productos van de seis a 18 euros pero la duración depende de su composición.
En el terreno de los lubricantes, existen dos tipos: de base acuosa y de silicona. Los primeros se pueden usar tranquilamente con juguetes y preservativos, pero hay que usar más cantidad que con los de silicona, porque la piel los absorbe rápidamente. Los segundos, sin embargo, son incompatibles con sex toys de silicona, con trajes de látex y con condones pero presentan la contrapartida de que un bote puede durar mucho más.
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