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Memoria histórica Encarnación Magaña, la única mujer fusilada en la Almería franquista

Recibió un “fusilamiento” ejemplar en plena posguerra en el conocido caso del Parte Inglés. Fue asesinada a los 20 años de edad junto a siete compañeros por hacer copia de boletines de la 'BBC' de Londres en español e informar de la verdadera España de Franco. Su historia ha sido rescatada en el nuevo libro ’El Parte Inglés. La lucha antifranquista desde la clandestinidad en Almería ’ del historiador Eusebio Rodríguez Padilla.

Encarnación Magaña en una imagen de archivo.

María Serrano Velázquez

El caso conocido como el Parte Inglés no fue un proceso aislado para la justicia militar de la Almería franquista. “Fue un golpe sobre la mesa de los militares almerienses, por el excesivo rigor empleado, que dejaba bien claro que no iba a tolerar injerencias en el establecimiento de su Nuevo Estado”, aclara Eusebio Rodríguez Padilla, investigador del caso a Público

Y es que copiar boletines de la BBC de Londres en plena posguerra para dar información de aquella terrible dictadura le costó demasiado caro a la única mujer fusilada en la Almería de la posguerra, Encarnación Magaña y a sus siete compañeros militantes contra el régimen, y condenados a muerte en este polémico caso. Aquella joven almeriense tenía solo 20 años de edad.

Todo el proceso judicial ha sido recopilado en el libro El Parte Inglés. La lucha antifranquista desde la clandestinidad en Almería  (editorial Círculo Rojo), gracias a la investigación del historiador Eusebio Rodríguez Padilla. La dureza del proceso por parte de la justicia militar llegó a encausar a más de 130 personas. El asesinato a esta joven militante dejó fría durante meses a las redes clandestinas que intentaban retornar de formar utópica una nueva democracia.

Incluso en en el interior de la cárcel con su marido condenado a muerte mantiene la actividad política

Encarnación Magaña nace en el municipio de Tabernas el 30 de noviembre de 1921. Desde muy pequeña queda huérfana, tras morir su padre en un accidente laboral en 1922. Cuatro años después también perdería a su madre. La investigadora Sofía Rodríguez López, que también ha ahondado en su biografía, señala que fue adoptada adquiriendo pronto un fuerte compromiso político. “Cuando estalla el conflicto, la joven Encarnita coge las riendas de esa casa y de su propia vida”. Ingresó primero en las Juventudes Libertarias, pasando a ocupar poco después los cargos de secretaria y presidenta interina de Mujeres Libres.

La lucha clandestina

Magaña conoce a su marido José Hernández Ojeda y juntos realizan actividades de agitación y propaganda. Nunca desfallecería en su intento de hacer justicia. En aquellos años organizaría el festival benéfico de Solidaridad Internacional Antifascista, en el Teatro Cervantes, o las visitas a los frentes de Granada para llevar prensa y comestibles a los milicianos. El 3 de agosto de 1939 pasaría su primera etapa en la cárcel provincial de mujeres de Almería conocida como ‘Gachás colorás’.

Rodríguez Padilla describe a Público la extrema valentía de esta joven que incluso en en el interior de la cárcel con su marido condenado a muerte mantiene la actividad política y el servicio del Socorro Rojo entre los presos políticos antifascistas y el exterior.

Antonio González Estrella y Diego Molina, miembros de la organización clandestina y compañeros de Encarnación se ocuparon de difundir las noticias que la BBC emitía sobre la II Guerra Mundial. Un extracto publicado en el diario gibraltareño El Campense, y que llegó a culminar como el conocido ‘Parte Inglés’.

Encarnación es puesta en libertad en la primavera de 1940. Aprovecharía su trabajo en la papelería Inglesa del paseo de Almería para imprimir lo que las autoridades franquistas consideraron “propaganda subversiva”. Así comenzó la red de enlaces para difundir “la verdadera información” de lo que pasaba en aquella España de Franco, sirviéndose de todo tipo cifrados que pasaban desapercibidos ante el mando militar.

Encarnación Magaña en una imagen de archivo. / EUSEBIO RODRÍGUEZ PADILLA

Encarnación Magaña en una imagen de archivo. / EUSEBIO RODRÍGUEZ PADILLA

Las redes de colaboración que se tejieron al día siguiente de la toma de la capital almeriense el 29 de marzo de 1939 tuvieron un fuerte calado social. Hay intentos de “establecer sociedades de colaboración con los presos y el socorro rojo”. Una tras otra fueron cayendo en las redes de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Falange.

Encarnita Magaña luchaba sin descanso para una futura democracia que podría llegar de nuevo con los aliados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Joaquín Villaespesa Quintana era el líder de la organización clandestina en la que también colaboraba Encarnita en la copia de boletines de noticias de la BBC. Es quien asumía todos los riesgos junto a Magaña.

La detención de Encarnita por el ‘Parte Inglés’

La detención de Encarnación se produce en el Barrio Alto. Era la zona donde vivía desde la detención de su marido. Su implicación en el 'Parte Inglés' queda desvelado por un chivatazo el 24 de marzo de 1941. Nunca más volvería a salir en libertad. Según costa en la documentación de Rodríguez Padilla, Encarnación García Córdoba (como se hacía llamar ante las autoridades) fue detenida por el Servicio de Investigación de FET y de las JONS. “Encarnación sintió que llamaban a la puerta en tono imperativo, golpeando con fuerza en la misma. Sabía de quién se trataba”, aclara el investigador.

Rodríguez Padilla señala a Público que “se conoce su reclusión en la prisión de ‘Gachas Colorás', sus malas condiciones de habitabilidad de la misma y los gravísimos interrogatorios sufridos por Encarnación Magaña”. Un dato es que ella entrega la carta que portaba en su zapato a sabiendas de que ello les iba a llevar a la cárcel. “Una personalidad tan fuerte como la de Encarnación no hace eso si no es sometida a interrogatorios severísimos y donde se emplearían toda clase de medios para obtener una confesión”.

En el informe que redacta el propio Servicio de Investigación se refleja el contenido de la carta: “...en la que se lamenta de la suerte de su marido y hace constar que le van a ejecutar siendo inocente y que espera que en su día se le hará justicia”.

Un total de 130 apresados

Las autoridades franquistas tardan un mes en descubrir a los integrantes de la red. Entre el 28 y el 29 de abril de 1941 se produce la primera redada en la que son apresadas todas las personas que de alguna forma habían tenido relación con Encarnación Magaña. La instrucción finaliza con más de 130 procesados. Ocho de ellos condenados a pena de muerte.

Pero ¿qué se conoce del contenido de la sentencia? Padilla recalca a Público que ha habido bastantes intentos de abordar una investigación histórica seria, científica y rigurosa, no se ha podido llegar a la comprensión completa de lo ocurrido hasta que no ha sido localizado el proceso judicial que se les instruyó a estas personas. El investigador almeriense señala que “lo que antes se desconocía o eran meras suposiciones de los historiadores se pone de relieve con la aparición de la documentación generada por el régimen franquista”.

Los hechos del Parte Inglés no fueron prácticamente conocidos fuera del territorio español. Padilla aclara que se ha “podido saber que a través del consulado inglés se informó del hecho, pero tuvo escasa relevancia por el momento tan delicado en que se produjo”. Alemania acababa de atacar a Rusia y un hecho, por muy grave que pudiera parecer, producido en Almería no iba a alcanzar en relevancia al anterior y su enfoque por parte de las potencias democráticas.

Magaña conoce en prisión su sentencia de muerte que tardaría en ejecutarse más de un año. Los condenados a pena de muerte de la red son compañeros y amigos: Joaquín Villaespesa Quintana, Cristóbal Company García, Francisco García Luna, Justo Ruiz Pelegrina, Juan Hernández Granados, Diego Molina Matarín y Francisco Martín Vázquez.

La última carta de Encarnita

El Tribunal Militar se constituyó el 18 de mayo de 1942 y emitió sentencia ese mismo día. Padilla ha logrado rescatar una de las últimas cartas de Encarnación en prisión. “Sus últimos momentos eran de resignación y fe ciega en el ideal que estaban persiguiendo. Da a entender que después de fusilado su marido, José Hernández Ojeda, ya poco le importa la vida y busca ser merecedora de sufrir el mismo final que él”.

Las ejecuciones se realizan la madrugada del 11 de agosto de 1942

El 10 de agosto de 1942, se pasa el sumario al juez de Ejecutorias alférez José Fernández Abreu para la ejecución de la sentencia. Se notifica la resolución a los reos, y, en el caso de las condenas a muerte, la entrada en capilla a los condenados. Las ejecuciones se realizan la madrugada del 11 de agosto de 1942. “Según algunos de los documentos consultados, éstas se efectuaron en el muro derecho de la entrada al cementerio de San José, utilizando las luces de los vehículos para iluminar la dantesca escena” aclara Eusebio.

En la fosa treinta fueron sepultados Encarnación Magaña Gómez, Antonio González Estrella y Cristóbal Company García. En la fosa treinta y uno se enterró a Juan Hernández Granados, Diego Molina Matarín, Francisco García Luna y Francisco Martín Vázquez.

Carta escrita por Magaña donde narra sus sentimientos antes de morir. / EUSEBIO RODRÍGUEZ PADILLA

Carta escrita por Magaña donde narra sus sentimientos antes de morir. / EUSEBIO RODRÍGUEZ PADILLA

Encarnación Magaña Gómez y Joaquín Villaespesa Quintana hicieron la entrada en capilla sin ningún atisbo de nerviosismo, firmando la notificación con letra clara. “Otros no llegaban a creer lo que les estaba pasando y, o se negaban a firmarlas, o lo hacían en un estado, fácil de imaginar de extremo nerviosismo ante el trágico final que adivinaban se cernía sobre ellos en las próximas horas”.

Al día siguiente de los fusilamientos, Eusebio narra una anécdota muy curiosa sobre uno de los simpatizantes de la lucha de Encarnación Magaña. El militante Fernando Rodríguez Ramos trepó los muros del cementerio y aprovechando la oscuridad, depositó una corona de flores en su tumba. Como consecuencia de este hecho sería procesado y condenado. Era uno de aquellos miembros de la red que no había sido descubierto y que no podía imaginar el triste final que habían tenido sus compañeros.

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