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Muere el director de teatro "que se comía la vida a dentelladas"

Álvaro Tejero Barrios falleció embestido por un coche a 150 kilómetros por hora conducido por una mujer 'al borde del coma etílico', que ha sido ingresada en prisión.

LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL

El director de teatro Álvaro Tejero Barrios falleció la madrugada del viernes al ser arrollada la moto en la que viajaba por un BMW que iba a 150 kilómetros por hora en Vía Lusitana, en el barrio de Carabanchel. Tenía 33 años.

La mujer que iba al volante del coche era una joven china de 22 años que dio 0,92 en el control de alcoholemia, casi al borde del coma etílico, según fuentes judiciales. La conductora fue detenida por un delito contra la seguridad vial con resultado de homicidio. Anoche fue enviada a prisión, según informa El Mundo.

Sus compañeros y amigos siempre recordarán a Álvaro como 'un luchador incansable, un optimista empedernido que se ilusionaba en cada nuevo proyecto que encaraba, con una sensibilidad especial y una cercanía que siempre demostraba con una sonrisa interminable'.

Álvaro tenía un amor infinito por el arte y el teatro, una pasión que sólo podía equipararse con su eterno compromiso con la defensa de los más débiles de la sociedad. Este compromiso le llevó a ser un activista que conoció las más importantes luchas sociales de los últimos años en Madrid

Su biografía es la de un hombre que, como dice una poesía dedicada a su memoria, 'se comía la vida a dentelladas'.

Fue cantante del grupo de rock Armagedon, con quien publicó los discos A pike (1999), Nada nuevo bajo el sol (2002), Dignidad (2003) y Pásalo (2005) y donde se encargaba también de la composición de las letras.

Además de autor de teatro, fue cantante rockero, estudiante rebelde, defensor de la vivienda digna e indignado en Sol  Tras estudiar Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, permaneció como lector de español en la Universidad de Skopje (Macedonia). Allí formó un grupo de teatro universitario con el que participó en certámenes internacionales.

De regreso a España, en 2010, continuó sus estudios sobre teatro. Creó la compañía Turlitava, cuya primera y única obra hasta el momento, 'Los vivos y los m(íos)', está cosechando un gran éxito de crítica y de público (fue elegida uno de los diez mejores espectáculos de teatro de 2011 por el periódico El País hace unos días).

Fue fundador de la librería y espacio cultural La Marabunta, trabajando durante este último año en que el proyecto saliera adelante.

Como incansable luchador por una sociedad más justa estuvo siempre en la brecha. En la memoria de sus compañeros quedará como el joven sindicalista de Comisiones Obreras. O como precursor del movimiento de las ocupaciones en Leganés, donde participó en la creación del CSA La Aldea. O como comprometido militante de Izquierda Anticapitalista.

Su paso por la Universidad estuvo marcado por las protestas contra el informe Bricall y la LOU, que según él pretendían mercantilizar la educación. Pero su compromiso no acabó en las aulas, sino que siguió como portavoz de la asamblea por una vivienda digna de Madrid.

Finalmente, en esta última etapa de su corta vida, participó activamente en el movimiento 15-M, donde, según cuenta su compañero y amigo Miguel Urbán, 'nos hizo creer otra vez a muchas personas que otro mundo era posible'.

En el recuerdo quedará como 'una persona que amaba la vida y soñaba con un mundo mejor'.

'Gente como él hacían Historia, construían nuestra historia, la que nunca sale en los periódicos', explican sus eternos compañeros.

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