Este artículo se publicó hace 3 años.
Las mujeres incendian Egipto
Samaher Alqadi denuncia la epidemia de violaciones en lugares públicos en su película ‘As I Want’ (‘Como yo quiera’), una carta a su madre, una mujer sometida a un brutal patriarcado, en la que presenta a las mujeres que luchan contra estos abusos y contra el gobierno.
A empujones la separaron del grupo con el que iba, inmediatamente la empezaron a rodear cada vez más hombres. Desgarraron su camisa, la manosearon… Sufrió laceración de himen y pasó una semana con fiebre persistente "por culpa de la suciedad de los dedos y las uñas que le metieron dentro". Ocurrió el 25 de enero de 2013 en una de las manifestaciones del segundo aniversario de la Revolución egipcia, en la Plaza Tahrir.
En las primeras protestas contra Hosni Mubarak más de medio centenar de mujeres denunciaron salvajes violaciones. Dos años después, en solo seis días, se reportaron más de 180 casos de brutales asaltos sexuales en las manifestaciones. Los números, sin embargo, estaban muy lejos de la realidad. Las mujeres egipcias en su mayoría todavía no se atrevían a hablar en público de los abusos y violaciones, por miedo a ser condenadas por delito moral y conscientes de que se las iba a responsabilizar a ellas. Hoy ha surgido el movimiento #MeToo egipcio y son varias las asociaciones de defensas de los derechos de la mujeres, sin embargo no hay un respaldo efectivo desde la política ni el resto de la sociedad. Las violaciones en espacios públicos, además de las que se producen en el ámbito familiar, no se detienen.
La cineasta Samaher Alqadi recupera el infierno que vivieron las mujeres en las protestas de 2013 y 2014 en su película documental As I Want (Como yo quiero) (Docs del Mes), donde presenta a las mujeres que comenzaron la lucha contra estos abusos y contra el gobierno y donde hace una reflexión esencial sobre la maternidad en los países árabes. Su propia experiencia, con una madre absolutamente dominada por el ideario machista, sirve de eje conductor en la película.
"El cuerpo de una mujer es vergonzoso"
En los años que están retratados en la película de Alqadi, el 99’3% de las mujeres egipcias se había declarado víctima de acoso sexual y el 47%, de alguna forma de violencia en el ámbito familiar, según datos de una encuesta que realizó ONU Mujeres y el Ministerio de Salud egipcio. Las cifras no sorprenden nada después de ver esta película en la que su directora, protegida por su cámara, sufre acoso callejero y recibe insultos por no llevar pañuelo o por enseñar las piernas.
"Te quiero tocar ese culo tan bonito", le suelta un hombre por la calle. Ella le pregunta retadora: "¿Qué quieres tocar?". Otro tipo que va con el primero dice: "La bolsa", e inmediatamente avisa: "Calla, que está filmando". Unas calles más allá, otro individuo le pregunta "¿te puedo tocar los pechos?". Y el dueño de un kiosco la adoctrina: "Si sales vestida así, lo siento, pero te puede pasar cualquier cosa, tienes que tener cuidado".
Es constante, humillante y agotador. Y es demoledor cuando son unas niñas y niños que juegan en un parque público los que explican a la cineasta que "el cuerpo de una mujer, la voz de una mujer es vergonzosa".
"La rabia de las mujeres es bonita"
Samaher Alqadi recorre la situación de las mujeres egipcias de hoy desde su propia experiencia. En su película, construida con imágenes de las protestas de esos años y testimonios de muchas mujeres, aparece la confesión pública de su situación familiar narrada en forma de carta escrita a su madre muerta. "Siempre decías que parir una niña llena la vida de sufrimiento".
Y así fue. Alqadi recuerda perfectamente los gritos de su madre el día que su hermano, siendo ella muy joven, la arrastró por el suelo de la casa familiar con un cuchillo en una mano y tirándole del pelo con la otra. "Me queríais matar por una foto". Estuvo un año encerrada, pero eso no consiguió someterla, al contrario, decidió con toda la fuerza de su ira que "algún día sería quien quería ser".
"La rabia de las mujeres es bonita, es el inicio de algo", sentencia ante la cámara una de las mujeres activistas que lucharon entonces por los derechos de las mujeres en las protestas y que organizaron grupos de apoyo y defensa para las manifestaciones. Lo hicieron desde la plataforma OpAntiSH (Operación anti acoso sexual). "Hace cinco años salía con los brazos destapados, ahora me pongo un chal. Nunca me he sentido tan vulnerable", admite, antes de explicar a la directora cuál es el equipo que debe llevar a las protestas. Una aguja de yihab y un spray escondidos, y muy a la vista, con el brazo en alto, un cuchillo.
#METOO egipcio
Desde que ocurrieron los hechos a hoy se han sucedido cambios políticos en el país, pero la película As I Want mantiene, tristemente, una siniestra actualidad. El giro esencial que se ha producido ha sido el de las mujeres rompiendo su silencio. La epidemia de violaciones en Egipto, ahora se sabe gracias a miles de testimonios en primera persona, se extiende por todas las clases sociales, por la iglesia copta, la policía, los lugares de trabajo… El gobierno, amparándose en la ley de ciberseguridad, ha reaccionado deteniendo a algunas de las mujeres que han denunciado en redes sociales.
Pero las mujeres no se rinden, han incendiado las redes. Como muy bien expresó Mozn Hassan, directora de la organización de derechos de las mujeres Nazra for Feminist Studies, "Egipto está en llamas. En llamas durante más de tres meses hablando de diferentes incidentes en diferentes sectores y capas de la sociedad. Las redes sociales han ofrecido a las mujeres egipcias una esfera pública segura que les permite saber que no están solas".
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