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Música de juguete

LCDD, que está ahora de gira por Japón, y Cabo San Roque hacen música con aparatos que reutilizan

 

JOAN VICH MONTANER

LCDD son las siglas, inspiradas por la errata en la caja de una pantalla de cristal líquido made in Taiwan. Pueden tener distintos significados dependiendo de quién las use o incluso de qué humor se hallen ese día sus responsables, pero Los Caballos De Düsseldorf es el nombre más comuúnmente aceptado para señalar a un colectivo madrileño que viaja por el mundo ofreciendo espectáculos de ruido improvisado, entre el concierto y la performance.

En ellos, sólo utilizan unos extraños aparatos de su invención, conocidos como Doo-Rags. Juguetes mutantes sobre los que gira una propuesta a medio camino entre el arte, el surrealismo y una actitud punk que impregna todo lo que hacen.

Habituales en galerías y centros de arte en nuestro país, LCDD y los Doo-Rags han estado también en Bruselas, París, Berlín y Los Ángeles. Ahora y hasta el próximo viernesm están en Japón, viviendo su primera gira asiática, con tres fechas confirmadas en Tokio y otras cuatro en Nagoya, Kioto, Kobe y Sendai.

Gira asiática, dicen, como las de los futbolistas, que nace por 'un empeño personal para acercarnos a nuestro público natural. Los microchips de nuestros Doo-Rags nacieron ahí, es natural que los bits quieran visitar la cuna de sus raíces. Esperamos que muchos robots vengan a aplaudirnos. Las calculadoras y los teléfonos móviles también son bienvenidos'.

'Los Doo-Rags son circuitos electrónicos sonoros intervenidos', explican ellos mismos a Público. 'Generalmente, cambiamos resistencias fijas por unas variables, sustituimos interruptores y pulsadores por muelles, y así conseguimos un artefacto con un sonido genuinamente reciclado. Todos son distintos, porque sabemos que la imagen importa en el escenario. Acoplamos un jack, enchufamos las máquinas en una mesa de mezclas e improvisamos al galope una carrera hacia una hipotética canción'.

Hablando en plata: cojan los elementos sonoros de un juguete olvidado, incrústenlos en un nuevo recipiente a elegir (se agradecen la originalidad y el colorido), modifiquen los circuitos y empiecen a hacer ruido con él.

Si se juntan con otras personas que hayan hecho lo mismo, ustedes también pueden ser LCDD. No se preocupen por los derechos, a ellos no les va a molestar: 'De la misma manera que nos agenciamos sonidos ajenos, pensamos que el público debe hacer lo mismo. Eso sí, si también recicla el sonido. Más que una filosofía, es una reivindicación extrema del copyleft'.

Admiradores declarados, tanto en lo musical como en lo estético, del misterioso grupo californiano The Residents -cuya identidad real sigue sin conocerse casi cuarenta años después de su debut-, los miembros de la formación oficial de LCDD usan seudónimos e invitan regularmente a nuevos miembros que también deben rebautizarse para la ocasión. En palabras del Burro Ácrata, portavoz en esta ocasión: 'No es el anonimato lo que queremos conservar, sino la inexistencia de una formación fija del grupo'.

La experimentación sonora es el elemento clave en todas sus actuaciones. Como dicen en uno de sus manifiestos: 'por la naturaleza del manejo de los Doo-Rags, es prácticamente inviable partir del concepto de composición o formular una interpretación, sin que en cada ocasión el resultado sea totalmente nuevo'.

En cualquier caso, la expresión musical resultante es una celebración electrónica de la belleza del caos que ha encontrado -diría que muy a su pesar- reciente acomodo en el circuito más lúdico e iconoclasta del arte contemporáneo'.

Cuando hace unos años se empezó a hablar de una cierta efervescencia procedente del underground madrileño, el sello discográfico Alehop! ya llevaba muchos años sentando las bases para que esto ocurriera, gracias a discos de grupos como Las Solex. En su disco de 10 pulgadas Canciones robadas, ya aparece un tema enteramente tocado con Doo-Rags, antecedente directo de lo que luego se convertiría en LCDD. Siempre en riguroso vinilo, el catálogo del sello Alehop! (comandado por Murky, de Patrullero Mancuso) aloja verdaderas joyas del subsuelo patrio: Grimorio, Guiller Momonje, Ulan Bator Trio, Soul Bisontes...

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