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Mi primera vez (con Bruce)

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El mejor espectáculo de toda la Tierra

Por Manel Fuentes (Periodista)
3 de agosto del 88 en el Camp Nou. Estoy loco de contento de que el próximo 19 de julio lo vuelva a ver en el mismo sitio donde vi al mejor comunicador de la historia. Yo entonces era menor de edad. Corté las vacaciones para verle y fue un acontecimiento: poner los discos en el coche y esperar la apoteosis. Cuando se apagaron las luces, salió con un ramo de rosas y empezó con Tunnel of Love.

Había tal mogollón que terminé la parte final en los primeros asientos de las gradas. Tenía 17 años… Fui con unos amigos y con mi tío, que era el que me ponía los cassettes. El Twist and Shout y La Bamba, en la recta final, fue algo liberador. Desde mi posición veía cómo se lo pasaba todo el público. Es el día que me lo he pasado mejor en el campo del Barça. Pocas veces tienes certezas en la vida y ese día tuve claro que siempre, pasara lo que pasara, iba a estar donde estuviera Bruce. No hay espectáculo que supere eso; que una máquina haga conmover a la gente como lo hizo la E-Street Band.

Hasta el 92 no sacó los dos discos. Él volvió a hacer conciertos en Barcelona y yo empecé a girar fuera de Barcelona: le fui a ver donde tocara, en Estados Unidos y Europa. Pero él siempre hace hincapié en la capacidad del público español de estar abiertos, que no tenemos prejuicios. Sabe que puede pasar algo grande y lo disfruta. El mejor espectáculo de la Tierra.

Porque no hay un lugar en la Tierra mejor que estar en un concierto de Bruce Springsteen.

Una verdad, pero no un futuro

Por José Manuel Costa (crítico y periodista)
Hace veintiséis años, cuando uno ya estaba en la electrónica y el post-punk, se vio enfrentado con una fuerza de la naturaleza sobre un escenario en Barcelona. Era la E-Street Band en todo su poderío, era Springsteen hecho carne. Entonces escribí palabras que (casi) repetiría hoy: “El otro día no sé si vimos el futuro, no sé lo que vimos, pero sí lo que vivimos: la verdad del rock and roll”.Fue brutal. Tres horas de concierto de una intensidad animal. Grandes canciones, una voz medio rota de emotividad chocante y una banda como pocas.

Era excelencia pura, espíritu llameante de una tradición. En 1981, la dirección de la música no estaba nada clara. Pero nadie dudaba que la salvación llegaría en el formato pop-rock. ¿Era Bruce el Mesías? Hoy el rock ha pasado a ser el nuevo folclore global, una forma arcaica de hacer las cosas. Springsteen sigue dándolo todo e impresionando, pero poco importa la verdad del rock. Eso sí, The Boss aún guarda aquella verdad: buena música, buenos músicos, energía, vaciarse sobre un escenario. Nada menos. Nada más.

Bruce en la primera juventud

Por Jordi Xuclà (Diputado de CiU)
Springsteen en Barcelona. Mayo de 1993, segundo año de la Facultad... noche de primavera. Éramos, aún, mas jóvenes y teníamos una capacidad de emocionarnos agotadora, de una digestión compulsiva de vida y amores. Aquel ayer reciente nos marcó el hoy sereno pero vibrante. Porque así eran las canciones de Bruce que escuchábamos. Mi amigo Marc nos sacó buenas entradas. Sólo quedaban 3.000 a la venta. Caían por minutos. Un lujo, una carrera a la compra. I’m going Down me viene a la cabeza mientras escribo estas líneas. Actuó en el Estadio Olímpico. Comimos poco y rápido... teníamos ganas de hacer cola y de bebernos todo el ambiente previo al espectáculo.

En aquellas épocas de la juventud primera, en el piso de estudiantes sonaba con frecuencia Dancing in the Dark. Comentábamos las letras de Bruce y soñábamos con nuestro primer viaje a Estados Unidos. Nos formamos en una época en que admirábamos la América que respiraba, y respira, libertad, mucha libertad, en las canciones de The Boss. Imaginábamos aquella vida de largos recorridos (Working in the Highway), las luces en las noches de las grandes ciudades y relaciones humanas abiertas (¡jóvenes!) y conducentes a un punto de melancolía inevitable, casi buscada. Corazones fuertes de la juventud primera. Bruce competía con Dire Straits y era el preludio personal de Van Morrison. Educación sentimental de aquellos tiempos que uno quisiera que duren siempre, especialmente cuando han pasado.

Torero en la Monumental

Por Jesús Miguel Marcos (periodista)
Fue el 3 de julio de 1992 en la plaza de toros Monumental de Barcelona. El concierto casi se suspende: una huelga de camioneros en la frontera francesa impidió el paso de los trailers de Springsteen. El boss, según se dijo, se negó a cancelar la actuación porque no quería fallar al público de Barcelona. Alquiló un escenario y tocó. La expectación era brutal. El jefe saludó con un “Hola Barcelona” que puso los pelos de punta a 16.000 almas apretadas (y acongojadas). Nunca –ni en un 3-0 del Madrid al Barcelona en el Bernabéu–, he presenciado una ovación semejante a la que recibió Springsteen al salir al ruedo.

Abrió con Better Days, una de sus mejores canciones, y continuó con Born in The USA. Era su primera gira sin la E Street Band, pero dudo que la gente pudiera disfrutar más de lo que disfrutó aquella noche del verano olímpico. Especialmente emocionante fue el final con Born to Run, con todas las luces de la plaza encendidas. Semanas después, compré un vídeo pirata de ese concierto y vi esas imágenes cientos de veces. Un recuerdo más: al salir del recital nos enteramos de que allí cerca, en Badalona, acababa de morir Camarón de la Isla.

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