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El Papa es una estrella del rock en 'The Young Pope'

El estilo Sorrentino

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Jude Law encarna a Lenny Belardo, que se convertirá en el joven papa Pio XIII.

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MADRID.- Uno de los tesoros, sí, tesoros, que deja el desembarco de HBO en España es The Young Pope. Tras revolucionar Venecia y ser presentada en España hace unas semanas, la llegada del canal americano al panorama nacional ha hecho que por fin los espectadores puedan comprobar de primera mano a qué viene tanto revuelo con esta serie. Se trata del debut en el formato de Paolo Sorrentino, un director que no deja indiferente a nadie, que es pura provocación y que tiene un estilo muy personal y onírico a la hora de contar sus historias. Responsable de títulos como La gran belleza y La juventud, en su primera serie se atreve nada más y menos que con la Iglesia.

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Porque, a medida que la trama avanza, se va desvelando que ese Papa atractivo y joven no es como todos pensaban. Esconde una soberbia, una oscuridad, una contracción y un ansia de poder que nadie había sabido ver. La elección de Jude Law no podía haber sido más acertada para el papel. Su dibujo del personaje resulta inquietante. Esa sonrisa, esa mirada y esa pose que mantiene desde el primer plano en el que hace acto de presencia revelan lo que va a ser un personaje realmente oscuro, con motivaciones que implican más de un pecado capital, y al que las reglas preestablecidas no le importan lo más mínimo.

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Los dos primeros episodios trazan el camino por el que se van a mover los personajes y desvelan a un Pio XIII que no goza de esa bondad y limpieza de espíritu que se le presupone al mensajero de Dios

Los dos primeros episodios trazan el camino por el que se van a mover los personajes y desvelan a un Pio XIII que no goza de esa bondad y limpieza de espíritu que se le presupone al mensajero de Dios. Quiere poder, lo ansía. Quiere controlar lo que ocurre a su alrededor y para ello no duda en utilizar su posición. En el fondo, lo que quiere es ser como esas estrellas del rock a las que envuelve un halo de misterio. No quiere fotos, no quiere que su imagen aparezca en los artículos que se venden con fines recaudatorios, no quiere que se le vea la cara en los discursos. En una escena genial en la que descubre sus cartas frente a la encargada del marketing del Vaticano, viene a decir que quiere ser como J. D. Salinger, como Bansky. Escritor y grafitero son lo que son, además de por su arte, por ese misterio y esa inaccesibilidad que les rodea.

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El director italiano mete el dedo en la llaga del catolicismo y les da donde más duele, en la fe ciega

Pío XIII quiere ser así. Una especie de ente sin rostro que despierte curiosidad y admiración. Lo disfraza con falsa humildad alegando que el protagonista es otro, pero en realidad tiene alma de estrella del rock. Después de todo, es como Sorrentino presenta a su joven Papa. Un hombre, de carne y hueso, con una ferviente masa de seguidores incondicionales que siguen a pies juntillas lo que dice sin cuestionárselo, que corean su nombre y aplauden sus discursos. Eso es la fe. El director italiano mete el dedo en la llaga del catolicismo y les da donde más duele, en la fe ciega. Eso de puertas para fuera, porque el director y guionista se mete hasta la mismísima cocina donde se cuece la elección del Papa y plantea el Cónclave como una votación amañada previos acuerdos extra oficiales en la que el que menos tiene que decir es el Espíritu Santo, supuesto encargado de designar al Sumo Pontífice.

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El estilo Sorrentino

Todo contado con ese estilo tan característico de Sorrentino, en el que la fotografía, la banda sonora, los silencios, los discursos ácidos y las escenas con un fuerte componente onírico y metafórico se apoderan en ocasiones de la historia. ¿Qué significado tiene un dispensador de agua? ¿Y esa escena inicial en la que el Papa emerge bajo una pirámide de bebés dormidos y desnudos? Con un planteamiento así, a nadie le extraña que Sorrentino reconociese abiertamente en la presentación en Madrid la negativa del Vaticano a verse involucrado en un proyecto que lleva el sello de Sky, HBO y Canal+, y que cuenta con la producción de Wildside y coproducción de Mediapro y Haut et Court Tv.

La serie cuenta con el estilo característico de Sorrentino, en el que la fotografía, la banda sonora, los silencios, los discursos ácidos y las escenas con un fuerte componente onírico y metafórico se apoderan en ocasiones de la historia

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Jude Law es el verdadero protagonista de The Young Pope, pero obviamente no está solo. Su Pío XIII está rodeado de personajes tan complejos como él. Diane Keaton es Sor María, una monja que se hizo cargo del joven y huérfano Belardo y que quizá es la única que realmente conoce sus miedos, inseguridades y oscuridad. Por eso le teme. Javier Cámara es el Cardenal Gutiérrez, uno de los pocos personajes que parece profesar una fe verdadera y desinterés por los tejemanejes del Vaticano. Al menos, de inicio. Merece una mención especial el Cardenal Voiello, interpretado por un impecable Silvio Orlando. Es algo así como el antagonista y primera víctima de Belardo. El primero en temerle realmente y ver su verdadera cara.

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