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Pedidas de mano, videojuegos en pantalla grande y eventos corporativos: las salas de cine se reinventan para sobrevivir

El sector no atraviesa su mejor momento. La irremediable caída de la taquilla debido a las restricciones de aforo ha puesto de relieve otras formas de explotación de las salas de proyección que van más allá del estreno de marras.

Cine cerrado
Una mujer pasa en bicicleta frente a un cine cerrado en Montpellier. Pascal Guyot / AFP

Ya se lo dijo el bueno de Hitchcock a un jovencito Truffaut: "Para mí, el cine son cuatrocientas butacas qué llenar". Ni más, ni menos. Pero ocurre que no siempre es fácil llenarlas, las restricciones de aforo en pro de la prevención han puesto en jaque la viabilidad financiera de muchas salas de proyección, que han visto reducir hasta lo intranscendente los ingresos provenientes de la taquilla en un año para olvidar. 

Las dificultades por las que ha discurrido el sector han puesto de relieve también otras formas de explotación de las salas de proyección que van más allá del estreno de marras. Usos alternativos como los visionados privados o los pases técnicos han sostenido la mala salud de hierro de algunos de nuestros cines, posibilitando una liquidez que, en tiempos de pandemia, supone un flujo de ingresos para nada desdeñable en tiempos de carestía.

"En lo que va de año hemos tenido unas diecisiete peticiones de mano", comenta Ángel Mora, director ejecutivo de la sala de cine independiente Artistic Metropol. Una alternativa de negocio pensada para los amantes cinéfilos que quieran sellar su idilio particular en una sala de proyección después de los trailers de rigor. Modalidad que, según apunta Mora, ha sufrido un incremento en este difícil año para los cines.

La velada transcurre como sigue: él o ella acude engañado al cine con su pareja, a continuación unos trailers amenizan y le dan verosimilitud al encuentro, después un montaje de vídeo repasa los mejores momentos de los futuros contrayentes (o no), y la guinda llega con el encendido de luces, el ramo de flores y la algarabía de los familiares de la pareja irrumpiendo en la sala ante el regocijo de los prometidos.

"Los pases privados antes de la pandemia podrían representar entre un 25 y un 30% de nuestra facturación anual, ahora en cambio rondan el 60%", apunta Mora. La imposibilidad de reunir en casa a un número elevado de familiares, parece haber abierto la veda a este tipo de conciliábulos siempre, eso sí, atendiendo a las limitaciones de aforo, distancias de seguridad y medidas preventivas que dicta el ministerio.

Bodas de oro, bodas de plata, club de fans de James Bond, saraos corporativos e incluso visionados privados en plena pandemia por parte de cinéfilos empedernidos en edad de riesgo: "Tenemos un cliente que durante el verano se alquilaba dos veces por semana la sala para ver él solo las películas porque al parecer le daba cierto apuro compartir espacio con un montón de gente". Un capricho que, en el Artistic Metropol, ronda los 50 euros si no es prime time

'Gaming' en pantalla grande

Otra modalidad, implementada en este caso por Cinesa, es la del alquiler de espacios para jugar a la consola con una pantalla XXL. La fauna gamer puede así verse las caras y disputar sus partidas en ambiente cinéfilo sirviéndose de la calidad de imagen y sonido de una sala de cine. 

"Los amantes del gaming pueden ahora alquilar una sala de cine para disfrutar de su pasión con sus amigos, familiares... y rivales de juego", detallaba Cinesa en su nota de prensa. "Por solo 250 euros, incluye dos horas y media de sala privada para hasta 20 personas (ampliable por un extra por persona adicional), con palomitas y refresco". 

Junto a los videojuegos, los compromisos matrimoniales y demás ofertas de carácter privado, nos topamos con toda una ristra de eventos que, si bien han formado parte tradicionalmente del negocio, de un tiempo a esta parte su aporte a las maltrechas arcas de los cines ha ganado enteros ante la caída de la taquilla. Hablamos de los pases de prensa, los preestrenos, las presentaciones, los pases técnicos, etc.

César, del cine Embajadores, abierto en plena crisis poscovid, confirma el peso que tienen este tipo de eventos: "Solemos ubicar estos pases por la mañana para que no interfieran con el resto del a programación, es un modo de que el cine este activo todo el día, son ingresos con los que también se cuenta, para nada testimoniales, si tienes tres mañanas ocupadas, es una buena parte de los ingresos". 

Se trata, a fin de cuentas, de buscar nuevas vías o de incrementar las ya existentes. Estrategias con las que paliar el revés que ha supuesto para muchas salas los aforos limitados y la falta de ayudas. Ante el progresivo cierre de muchos de estos recintos, la posibilidad de otras vías de ingresos se antoja más necesaria que nunca.

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