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La banda izquierda se queda huérfana

Roberto Carlos, quizá el mejor lateral zurdo de la historia, se retira a los 39 años. Sus cabalgadas y sus goles quedarán en el recuerdo

JORGE YUSTA

La banda izquierda ya no será la misma. Un jugador elevó su status, su importancia dentro del tereno de juego - siempre denostada y a merced de otras zonas mucho más llamativas como el aréa o el centro del campo-. Roberto Carlos, el mejor lateral zurdo de todos los tiempos, ha decidido colgar las botas. 39 años y muchísimos kilómetros a la espalda hacen irremediable la decisión. Sin embargo, el brasileño deja un legado impresionante. Carreras antológicas, goles imposibles y puro espectáculo. 

Durante las últimas dos temporadas la región caucásica de Rusia ha sido su hogar y el Anzhi el club donde ha sido feliz en su prejubilación. Como lo fue en el Real Madrid en su época de mayor esplendor. Por eso el deseo de Roberto Carlos es despedirse con un partido entre los dos clubes.  'Ya he mantenido conversaciones para la disputa del partido (de despedida) entre el Real Madrid y el Anzhí' de Majachkalá, aseguró.

Desde que fichó en marzo de 2011 por el Anzhí ruso, el nuevo club tocado por la varita de los petrodólares, se convirtió en su estrella y referencia. Y la temporada pasada ejerció de ayudante del técnico holandés Guus Hiddink. El propio entrenador aseguraba que 'debemos entender que la carrera de un futbolista se termina en algún momento. Roberto Carlos inicia una nueva etapa tanto en su vida, como en el club'.

El holandés expresó la opinión de que 'con su carisma y autoridad, Roberto Carlos hará una gran contribución al desarrollo del club, del fútbol ruso'. Y es que el siguiente paso en la vida del brasileño podría pasar por asumir la presidencia de este club, que ha logrado clasificarse por vez primera para las competiciones europeas.

El fútbol de Roberto Carlos se convirtió en el cambio de siglo en uno de los referentes a nivel mundial. Con apenas 1,68 metros de altura pero con un cuerpo de velocista, Roberto Carlos combinaba a la perfección velocidad y potencia para convertirse en un auténtico puñal por la banda izquierda. Sin descuidar, eso sí, su faceta defensiva.

A sus cabalgadas por la banda, donde se marchaba de los rivales con una facilidad inusual, aportaba también grandes centros desde el extremo y una potencia de golpeo del balón que nadie ha logrado igualar hasta el momento. Suyo fue aquel gol, recordado con el más brutal de la historia del fútbol. Fue en un amistoso entre Brasil y Francia el 3 de junio de 1997 desde una falta directa en la frontal del área. La parábola que efectuó la pelota cuando fue golpeada con el exterior de su pie izquierdo por Roberto Carlos aún desafía las leyes de la física.

Tras foguearse en las filas del Palmeiras, aterrizó en 1995 en el Inter de Milán pero el técnico Roy Hodgson le colocó como interior izquierdo. Tras una temporada decepcionante Fabio Capello llamó a sus puertas. Pidió, en su primera etapa al frente del Real Madrid, su fichaje. Y el brasileño recaló en la capital española. Toda una bomba. 

Roberto Carlos tardó muy poco en triunfar en el equipo español, ya que ganó la Liga en su primera temporada (1996-97) y la Liga de Campeones en la segunda (1998). El gol de Mijatovic ante la Juventus llegó, precisamente, en un rechace propiciado por Roberto Carlos.

Durante las once temporadas en las que vistió la camiseta blanca, Roberto Carlos se convirtió en un mito del Real Madrid, equipo en el que fue un titular indiscutible y marcó cerca de 70 goles. Además de cuatro campeonatos nacionales, el brasileño logró tres Ligas de Campeones (1998, 2000 y 2002), y dos Intercontinentales (1998 y 2002). Su figura se convirtió en una de las señas de identidad del Real Madrid, club en el que compartió vestuario con estrellas como Ronaldo, Zidane, Figo, Beckham, Raúl o Casillas.

En la selección brasileña también disfrutó de una de las épocas doradas. Fue finalista de la Copa del Mundo de Francia en 1998 y se alzó con el título en 2002 en Japón y Corea del Sur, junto a Ronaldo y Rivaldo. Pero las críticas recibidas en el Mundial 2006, en el que los brasileños fueron eliminados por Francia, le empujaron a anunciar su retirada del equipo nacional.

A partir de ahí, su rendimiento en el Real Madrid comenzó a decaer y cambió de aires, rumbo a Turquía. Fichó por el Fenerbahce, en el que jugó dos temporadas, para regresar después a Brasil (Corinthians). Pese a que jugó a un alto nivel en su nuevo equipo, recibió amenazas de muerte, por lo que decidió emigrar y aceptar en marzo de 2011 la multimillonaria oferta que le hizo el Anzhí de Majachkalá ruso, que le convirtió en el futbolista mejor pagado del país (con unos 6 millones de euros anuales).

Ahora la vida deparará nuevos retos a Roberto Carlos, un tipo que se ha ganado el cariño de los aficionados allá donde ha estado y el respeto y la admiración de todos sus rivales. En el palmarés siempre quedarán sus títulos y conquistas, en la retina sus jugadas y sus obuses y en el corazón su alegría dentro y fuera de los terrenos de juego.

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