Público
Público

Chile corea agradecida a don Marcelo

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

No es fácil dejar sin palabras a Marcelo Bielsa. De hecho, el entrenador argentino hubiera querido decir muchas cosas el miércoles después de la victoria de Chile ante Uruguay (2-0), pero el sentimiento se le agarró a la garganta y tuvo que esforzarse por regatear la emoción. No es fácil abstraerse cuando 45.000 almas, en nombre de todo un país, te aclaman sin cesar durante una despedida tan sincera como desgarradora.

Bielsa anunció hace varias semanas que abandonaría su cargo de seleccionador chileno si Jorge Segovia ganaba las elecciones de la Federación de Fútbol de Chile, como finalmente sucedió. El técnico esgrimió que 'por principios' le resultaba imposible trabajar con Segovia, empresario español que es rechazado por la mayoría de los aficionados. Esos seguidores que tanto defendió Bielsa le correspondieron a lo grande en la última cita. Ataviados con gorras y camisetas negras con el rostro del técnico y el lema 'Gracias Bielsa' como símbolo de luto por la marcha del entrenador argentino, no cesaron de gritar su nombre durante los 90 minutos de partido. En los 50 encuentros que dirigió a Chile desde agosto de 2007, Bielsa logró hacerse sentir ganador y protagonista a un equipo que había perdido la autoestima.

El seleccionador deja el cargo 'por principios', tras batir a Uruguay

El Monumental de Santiago fue un clamor desde que el Loco Bielsa emergió del túnel de vestuarios y, con pausado caminar, avanzó hacia el banquillo local. Una vez allí, permaneció fuera, en el área técnica, de pie y con las manos a la espalda. Así escuchó los himnos de Uruguay y Chile, y así presenció el homenaje que le tributó todo un país.

Sucedió tras el sorteo de campos, con los equipos ya colocados y el árbitro dispuesto a pitar el comienzo del choque. Diez aficionados accedieron desde un fondo hasta el césped portando una bandera chilena gigante con la leyenda: 'Don Marcelo Bielsa, Chile le agradece'. La grada rugió, entre sentida y furiosa, y Bielsa, azorado y cabeza abajo, paseó meditabundo por el área técnica hasta que, agradecido, levantó tímidamente la mano y saludó a uno y otro lado.

La bandera avanzó lentamente hasta el centro del campo. Allí, los porteadores procedieron a doblarla, se dirigieron hacia el banquillo chileno y se la entregaron a Bielsa entre abrazos y gritos perfectamente audibles por televisión: '¡No se vaya, profe!'. El rosarino saludó a los aficionados, recogió como pudo la enorme bandera y condujo a sus jugadores hacia la última victoria bajo su batuta.

Isla: 'No escuchar a la gente es una traición para nuestro pueblo'

En el vestuario, los futbolistas realizaron un último intento de convencer al seleccionador para que recapacite, cambie de opinión y permanezca en el cargo, pero quienes le conocen saben que es imposible. Bielsa sólo tiene una palabra. 'Lo primero es valorar y agradecer el afecto recibido. Cuando uno agradece públicamente, teme que se interprete como demagogia, pero sinceramente no puedo no reflejar mi agradecimiento', dijo el rosarino. 'Estoy muy, muy agradecido, de verdad. No quiero ser breve para que no parezca insuficiente la dimensión de mi agradecimiento', añadió Bielsa, quien quiso compartir ese cariño con el resto de componentes de su equipo técnico que se van con él.

Ante lo irreversible de la situación, algunos jugadores explotaron. 'La gente es la que viene a la cancha, el que paga es el público. Entonces, que no escuchen a la gente es una traición para nuestro pueblo', declaró Isla, centrocampista del Udinese.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?