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El día que Julio Salinas nos hizo llorar

Aquel inocente error del delantero y cómo se produjo explica la última derrota oficial de España ante Italia, que ya tiene 22 años de antigüedad. Andoni Goikoetxea y Sergi Barjuan rememoran aquella nefasta tarde del 9 de julio de 1994 en Boston.

Julio Salinas corre con el balón durante el España-Italia del Mundial 1994.

MADRID.- Teníamos 22 años menos la última vez que España perdió frente a Italia en partido oficial. No teníamos móvil ni redes sociales en las que desahogarnos del error de Julio Salinas en el minuto final ante Pagliuca, el portero italiano, el pase largo de Nadal o la voz de José Ángel de la Casa en televisión. Fue en Boston en el Mundial de Estados Unidos 94.

Un momento drástico en el que sólo había que elevar el balón por encima del portero y Salinas tuvo tiempo y espacio para hacerlo. Pero la pelota fue a chocar frente al pie de Pagliuca con una inocencia que no pasa de moda. Y aquella España de Clemente, que era consistente como una roca, que sabía vivir con y sin balón, se olvidó de la misión de ser campeón del mundo con la que había viajado a Estados Unidos.

No era la primera vez, pero sí fue la última. Al menos, frente a Italia, a esa Italia maquiavélica que casi siempre esperaba al último minuto. No vivía de amor, sino de su personalidad, de ser como siempre había sido, porque así también se podía parar el tiempo hace 22 años en aquel maldito sábado, tan caluroso aquí y en Boston, donde las lágrimas de Julio Salinas pedían perdón. No sólo las suyas. También las nuestras, incapaces de explicarnos porque nunca podíamos ganar a Italia o porque un futbolista español no podía marcar el gol que marcó Roberto Baggio en el último minuto. Y entonces la amargura nos impedía concebir que algún día existiría un gol como el de Iniesta en el minuto 116 en Sudáfrica.

Andoni Goikoetxea: "Yo sabía que si había alguien ideal para jugarse esa oportunidad era Salinas con esas patas, con esa tranquilidad que le acompañaba a todas partes"

“Pero ese momento era el menos indicado para pensar algo así”, explica Andoni Goikoetxea, que era el ayudante de Clemente. Un tipo joven de 37 años, lejos de los 60 que va a cumplir el próximo 23 de agosto y que entonces no supo qué decir a Salinas. “Le conocía desde chaval cuando le llevaba a él y a su hermano Patxi a entrenar a Lezama en coche, porque ninguno de los dos hermanos tenía carnet de conducir”, recuerda, “y yo sabía que si había alguien ideal para jugarse esa oportunidad era Salinas con esas patas, con esa tranquilidad que le acompañaba a todas partes. Pero no hubo nada que hacer. No tuvo sintonía con ese balón”.

"Significa que él estaba ahí"

Julio Salinas pudo ser Iniesta con 16 años de adelanto respecto a Sudáfrica 2010. “Porque aquella selección estaba lista para ganar el Mundial”, justifica Sergi Barjuan, que era el lateral izquierdo, el hombre que más kilómetros corría y más rápido los hacía. “Pero es verdad que Julio pegó de manera poco ortodoxa a ese balón y entre que el portero tenía ahí la pierna y que el tiempo pasa tan rápido en el fútbol, en fin que ya no se pudo hacer nada… Y luego ver el codazo de Tassoti, la nariz partida de Luis Enrique y toda esa sangre en su camiseta. A uno le daba una rabia inmensa”.

Quizá porque esa rabia no sólo explicaba una derrota. También una fatalidad que intuíamos incorregible, golpeada por días siniestros como el gol que Cardeñosa falló a puerta vacía en el Mundial de Argentina 78 o el penalti errado por Eloy en Méjico 86, golpeado, en definitiva, por la propia vida, la misma vida que hoy, una vez que el tiempo lo curó todo, analizamos de mejor humor. Quizá porque hoy ya no es una hazaña ganar a Italia como lo parecía en EEUU'94. Eramos más jóvenes, pero no éramos mejores.

Sergi: "Salinas había hecho méritos para estar ahí en una España que podía aspirar a todo. No fue decir, ‘perdimos porque éramos inferiores’. No, no, nada de eso. Pero no tuvimos un gol como el de Iniesta"

Hace 22 años que no perdemos frente a ellos, hace 22 años que Julio Salinas se afeitó esa perilla que le acompañaba en aquel mítico error y que Sergi, pese a todo, no desmerece: “Significaba que él estaba ahí. Que había hecho méritos para estar ahí en una España que podía aspirar a todo. No fue decir, ‘perdimos porque éramos inferiores’. No, no, nada de eso. Pero no tuvimos un gol como el de Iniesta”.

Goikoetxea le da la razón. “No es el azar, pero sí es la suerte. Son cosas que van dentro del lote del fútbol”, diferencia. “¿Cómo justifica uno que Julio Salinas fallase en esa jugada? Pero esto son momentos que marcan a generaciones. Yo mismo, como jugador me había quedado a una tanda de penaltis de jugar las semifinales en Méjico 86 donde, por cierto, ya tenía a Julio Salinas de compañero. Entonces aprendí que el fútbol no lo programa nadie”.

De ahí que siempre nos quedará la ventaja de recordar para aprender; de retroceder 22 años, de comparar ayer y hoy, de disfrutar, incluso, con la comparación. Iniesta entonces tenía 10 años y era un muchacho de pueblo; Julio Salinas, 31 y una buena reputación que, sin embargo, no garantiza marcar en los momentos cumbres. Así que el ‘anti-Iniesta’ no es de ahora: ya existía hace 22 años y claro que es duro. La derrota siempre es dura y tal vez por eso Julio Salinas rechazó la propuesta de PÚBLICO para recordar esa tarde. “No merece la pena”. Los malos recuerdos son así.

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