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El enano de la Piwi con ruedecillas

Los peculiares inicios de Marc Márquez en el motociclismo forjaron su personalidad. Ganaba todo siempre con una sonrisa, como ahora. Cuando estaba en lo más arriba de podio, éste tenía forma de V, por su pequeña estat

EDUARDO ORTEGA

Era una Piwi. Le habían puesto unas ruedecillas laterales traseras, como las de las bicis. '¿Cómo que hay un niño que viene con una moto así?'. Ángel Viladoms, presidente por entonces de la Federación Catalana de Motociclismo, no da crédito. Pero se ve venir el cómo y el porqué. Encuentra a su viejo amigo Julià Márquez, que le espanta con un '¡Déjame, déjame!'. Con apenas cinco años, a Marc no le quedaba otra para correr.

La Piwi era una Yamaha diminuta que el pequeño de la familia había pedido por Reyes. Quería una moto 'de verdad, de las de hacer saltos'. Y la tuvo. Comenzó practicando enduro y motocross y al final acabó dándole a todo. 'El padre me llamaba y me decía oye, que habéis hecho coincidir una prueba de velocidad con una de motocross', recuerda Viladoms, al frente de la Federación Motociclista de España en la actualidad. '¿Tu hijo lo hace todo o qué?', le preguntaba. 'Sí, lo va a hacer todo', contestaba Julià.

Ayudado económicamente por la Federación Catalana, pasó a probar una Conti con siete años. Todos -familia, hijo e institución-, un grupo, pero siempre que sacara buenas notas. Peleaba entonces con pilotos muy buenos como Pol Espargaró. Era muy alegre, pero también vergonzoso. Un día Viladoms quiso ayudarle para que cambiara de equipo y así mejorar. Marc, muy serio, se negó. 'No, no, no queremos cambiar de equipo', repetía. Ya había hecho amigos, y, al ser tímido, no deseaba irse.

Su evolución fue tan estratosférica que con trece años ya era triple campeón catalán. 'Pero es que con once ganaba carreras de 125cc contra chavales que tenían más de veinte. Se marchaban mirándole de arriba a abajo mientras recitaban un montón de tacos'. Y no sólo le aventajaban en edad. Era mucho más pequeño en estatura que los demás. Tanto, que su hermano, tres años menor, era más alto. Cuando estaba en lo más arriba de podio, éste tenía forma de V, por su talla. 'Tranquilos, que yo comencé a crecer en la mili', bromeaba su padre, piloto de excavadoras ahora en paro. Aunque les parecía preocupante, estaban serenos porque sabían que pegaría el estirón. Y éste llegó a los diecisiete.  

En 2004, el pequeño Marc Márquez (Cervera, Lleida, 1993) se desternillaba al anunciar a todos que iba a 200 kilómetros por hora con la moto de 125. 'Yo alucinaba porque él era consciente de lo que hacía', rememora Viladoms, que no se perdía ni una carrera. 'Me hacía pasar miedo, pese a sus grandes cualidades. Pensaba: ¿Y si tenemos mala suerte y se hace daño al caerse? Salimos todos en el Telediario'. 

Sus padres, en realidad, se preocupaban tanto como él. Lo apoyaron desde el principio, pero temerosos de que se hiriera. '¿Y qué queréis que haga? Si veía que lloraba, estudiaba y sacaba buenas notas para poder tener la moto', sostenía entonces Roser, que trabaja como oficinista en una pequeña empresa de transportes. Protegido del excampeón Emilio Alzamora desde los 12 años, de la Conti pasó a la KTM, con la que debutó en el Mundial de 125 en 2008. Tenía que llevar muchos kilos de plomo en la moto para cumplir el peso mínimo. Dos temporadas después se convertiría en el campeón más joven de la categoría.

'Es un ganador nato, se veía desde pequeño que iba a llegar tan alto'

Desde entonces no dejaría de vencer. La temporada pasada se llevaba también el Mundial de Moto 2 con aplastante superioridad. 'Es un ganador nato, se veía desde pequeño que iba a llegar tan alto', afirma el presidente de la Federación Motociclista de España. Y tanto. Al comenzar este año la temporada de Moto GP, el pequeño Márquez ya sabe que es mejor que Rossi, que apenas le dura un asalto. 'Le tenía delante y he pensado ¿a que la lío? Pero no he querido', le cuenta Marc en una de sus habituales conversaciones por Whatsapp. Siempre con un 'ja, ja, ja', como inicia todos sus mensajes

Hoy se ha proclamado campeón de Moto GP, el más joven en 30 años, y el primer debutante en vencer desde 1978. No va a tener tiempo para que se le suba a la cabeza porque es muy humilde. Y si ocurre, ahí estarán sus padres para ponerle los pies en el suelo. Para ellos, el triple campeón del mundo sigue siendo su pequeño Marc de toda la vida. 'Recoge esto y guárdalo en su sitio o te lo tiro', le siguen diciendo cuando vuelve por su casa de Cervera.

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