"Ganar 13 de 16 habla por sí solo"

a imagen de Pep Guardiola en Abu Dabi, tremendamente emocionado, dio paso, dos años después, a la versión más serena del entrenador. Como si estuviera en lo más alto de un acantilado, parece que al técnico le asusta el abismo que desde allí observa. Sólo "una generación extraordinaria de jugadores", la que ayer ganó su segundo mundial de clubes, calma esa impresión de vértigo. "Cuando ganas tanto, la sensación es que se está acercando el final. Pero también puedes pensar: si estos chicos lo han hecho hasta ahora, ¿por qué van a dejar de hacerlo?", se preguntaba este domingo en voz alta.

Duda el de Santpedor de que sus muchachos sean "conscientes de la trascendencia" de sus hechos. "Si no lo son, se darán cuenta con el tiempo. Ganar 13 de 16 títulos en tres años y medio sólo es posible si tienes una mentalidad competitiva muy alta", defendió para suspirar: "Ojalá seamos recordados como el Santos de Pelé, el Milan de Sacchi o la Holanda del 74".

Antes, el preparador había celebrado el nuevo triunfo de su equipo con Tito Vilanova, a quien llamó por teléfono desde el mismo césped del Yokohama Stadium. También habló el técnico con Villa, que siguió el duelo desde el hospital. Y no localizó, en cambio, a Afellay, recordado por todos los miembros de la plantilla.

En cuanto al partido frente al Santos, Guardiola no quiso personalizar a la hora de repartir elogios. Admitió que el Barça alcanzó ayer "el nivel mostrado en la final de Wembley". "Hemos hecho una primer parte fantástica reconoció, un gran partido de fútbol que todo el mundo ha visto". Orgulloso de que tantísima gente aprecie el nivel de su equipo, el entrenador restó trascendencia a la exhibición de juego azulgrana. "Nos pasamos el balón lo más rápidamente posible, es lo que intentamos hacer mejor. No correr nosotros, hacer correr la pelota. Lo que Brasil, me cuentan mis padres y mis abuelos, había hecho toda la vida", concluyó, sin olvi-darse de piropear al Santos.

"El equipo hizo un partidazo", señaló Messi, exultante. "Convertir es lindo, pero lo más lindo es conseguir cosas importantísimas, quizá hoy no nos demos cuenta de eso", abundó la Pulga, como antes había hecho Guardiola. Y reveló: "El secreto es el vestuario, lo fuerte que es, las ganas que tiene de conseguir cosas. También el míster, que no deja de estar enci-ma nuestro en cada entrenamiento, en cada partido, preparándolos todos como si fueran finales". Una hora después del duelo, la música seguía sonando en el vestuario del campeón.