Este artículo se publicó hace 14 años.
La habitual depresión azulgrana de febrero
El Barça baja otra vez su nivel en el segundo mes del año y con bofetón del Atlético
Lo había repetido machaconamente durante los últimos días: "Con esto no nos alcanzará para ganar títulos"; pero el mensaje de Guardiola cayó en saco roto y, en su regreso a Europa, ante el Stuttgart, el Barcelona cuajó la peor actuación desde que el técnico catalán tomó las riendas del banquillo azulgrana. Fueron 45 minutos para el olvido, por más que Guardiola fuera condescendiente al término del encuentro y prefiriera destacar lo positivo el resultado y pasar de puntillas sobre el bajón de juego de su equipo.
Sin embargo, una hora antes, en el descanso del partido, Guardiola había protagonizado una bronca monumental, la más severa desde que dirige al Barça. Tras llenar de anotaciones, todas negativas, su pequeña libreta, el técnico azulgrana se cargó de razones y, por primera vez, apeló al "orgullo" y a la "ambición" de sus jugadores para revertir una situación que, advirtió, les condenaba al fracaso. Fueron diez minutos de chorreo; la primera gran reprimenda por una cuestión de actitud, un problema desconocido en este Barça que ha acumulado seis títulos consecutivos.
La mala imagen ante el Stuttgart propició la bronca más severa de Pep
Jugando así, les vino a decir Guardiola, la etiqueta de campeones no sirve para nada y, como ya sucedió con la Copa, la Liga de Campeones será un título que habría que descontar. Autocrítico, el técnico cuestionó su propia actitud, reconoció sus errores y se autoexigió más ambición en sus planteamientos. Quizá por eso el rapapolvo surtió su efecto y, aunque muy lejos de su mejor versión, el Barça mudó la cara y logró un empate que se puede convertir en su salvoconducto hacia los cuartos.
Dejando al margen la actitud, el problema no es nuevo: febrero se le atraganta a los azulgrana en los últimos cursos, con el Atlético como habitual desencadenante del bache. Ya sea por una cuestión de azar, de preparación física o de programación, el segundo mes del año se ha revelado habitualmente poco propicio para el Barça. No lo ha sido este curso antes de Stuttgart, los pupilos de Guardiola habían sumado su primera derrota de la temporada frente al Atlético en un mal partido, y tampoco lo fue el pasado.
El Barça encadenó entonces un empate ante el Betis (2-2), una derrota frente al Espanyol (1-2), otro empate ante el Olympique de Lyon (1-1), que a punto estuvo de dejarle fuera de Europa, justo antes de encajar una nueva derrota frente al Atlético de Madrid (4-3) y otro empate ante el Mallorca (1-1). Cinco partidos consecutivos sin ganar, antes de iniciar el sprint hacia los tres primeros títulos del hexacampeonato.
El técnico apeló por vez primera al orgullo y la ambición
Paco Seirul.lo, preparador físico del primer equipo desde que Johan Cruyff le dio entrada, suele trabajar con los llamados miniciclos de preparación y, aunque habitualmente busca picos de forma cada dos semanas, lo cierto es que, entre febrero y principios de marzo, el equipo suele experimentar una depresión de juego y resultados. Exceptuando el primer curso de Frank Rijkaard al frente del banquillo del Barça, en la temporada 2003-04, así sucedió en los sucesivos, con independencia de los títulos logrados. En el primer año del holandés, los azulgrana habían tenido un noviembre regular (tres victorias, dos empates y una derrota) y un diciembre bastante negro, iniciado con una severa derrota ante el Málaga (5-1) y confirmado por una nueva caída ante el Atlético, en el Camp Nou (1-2).
Siempre el AtléticoLos rojiblancos fueron de nuevo el detonante de un nuevo bache el curso siguiente, que se inició en febrero y, trufado de algún triunfo, se prolongó hasta mediados de marzo. Tras la derrota ante el Atlético (0-2), el Barça acumuló otra más, dos empates y cuatro triunfos, antes de caer, ya en abril, frente al Madrid (4-2). En el curso 2005-06, los azulgrana creyeron cambiar la tendencia con su victoria, en Copa, ante el Zaragoza. El Atlético lo desmintió: arrancó un nuevo triunfo del Camp Nou (1-3) y el Barça acumuló, hasta mediados de marzo, otras dos derrotas, un empate y cuatro triunfos. El curso siguiente, el Atlético hizo su labor antes, a finales de diciembre. Empató en el Camp Nou (1-1) y, desde entonces y hasta mediados de marzo, los de Rijkaard sumaron seis derrotas, cinco empates y otras seis victorias.
El bache, común en los últimos años, precede al sprint final
En el último año del holandés, la depresión se trasladó a marzo, pero el Atlético no mudó su papel: inició el bache de los azulgrana con un triunfo en el Calderón (4-2) y, a partir de entonces, el Barça sumó otras tres derrotas, cinco empates y tres victorias, todas en Europa. Se acumulan, pues, demasiados antecedentes para que la depresión de febrero, con el Atlético, sea un simple azar.
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