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Messi, un agujero negro

El argentino ha devorado delanteros compañeros de equipo a la misma velocidad que lo ha hecho con las porterías rivales. La dependencia del Barça del argentino cada vez es mayor: este año ya lleva 46 tantos en Liga del total

EDUARDO ORTEGA

Nada se entiende en los últimos años en el Barça sin Messi. La gloriosa era de Guardiola que, de momento, se prolonga con Tito Vilanova, ha girado por completo alrededor del astro mundial. Lo que comenzó siendo como el desequilibrio final en el ataque culé ha acabado como una dependencia absoluta no sólo de sus goles, sino también de su presencia.

Si algo caracterizó al Barça desde la llegada de Guardiola hace cinco años fue el fuerte protagonismo que comenzó a adquirir el argentino. Ambos, junto con el Barça, fueron de la mano en la consecución de los títulos de la era de Pep, comenzando por esa temporada 2008-09 mágica en la que ganaron todo. Esa predilección que el argentino tenía y tiene en el cuerpo técnico azulgrana le catapultó como mejor el mejor del mundo, rompió todos los récords y ha llevado al club a la victoria con actuaciones portentosas. Pero también desplazó a otros delanteros como Eto'o, Henry o Ibrahimovic, incapaces de competir con el de Rosario por el cariño de Guardiola. Y por tanto, desplazados también sobre el césped.

Lo vivió Eto'o, que salió un año después de que Pep comunicara en público que no le quería. El camerunés se marchó pese a conseguir su récord de goles con el Barça: 36. No le valió de nada. Lo sufrió aún mas Ibrahimovic. El sueco, fichaje brillante en el que también se vio implicado Eto'o, tuvo un comienzo espectacular y un final de pesadilla. Guardiola decidió el movimiento de Messi de una banda hacia la mediapunta, como falso nueve -su actual posición-, y ello desplazó al exjugador del Inter a un extremo, lugar en el que se sentía incómodo y relegado. Su tormentosa relación con el 'filósofo' Pep se rompió totalmente e Ibra salió escaldado el verano siguiente.

Y el propio Villa vive un caso similar ahora. Desplazado a una banda, con escaso protagonismo, han sido varias las discusiones públicas que ha tenido con el argentino sobre el césped. Y este verano también hará las maletas, si no cambia la situación drásticamente, rumbo a Londres.

Ello ha llevado inevitablemente a un punto en el que el Barça depende exageradamente de los goles del argentino y de sus actuaciones. El porcentaje de goles suyos en el total del equipo no ha hecho más que aumentar desde 2008, mientras que los del resto del equipo menguaban de forma significativa.

Este año ya lleva 46 tantos en Liga del total de 105 del equipo: un 43,8%. La distancia con el segundo máximo goleador de los culés es abismal, ya que supera en 36 los goles de Cesc, que lleva 10 dianas. El de Arenys es el segundo mayor artillero sin ser delantero puro. Villa es el siguiente en la lista habiendo jugado sólo 14 partidos como titular, entre su lesión y decisiones técnicas.

Exceptuando a Messi, los defensas llevan más goles que cualquiera de los delanteros

Hay un dato que todavía deja peor a la delantera azulgrana con respecto a Messi y que muestra la radical dependencia del argentino: los defensas del equipo llevan más goles que cualquiera de los arietes por separado, exceptuando al de Rosario. Entre Piqué, Puyol, Adiano y Jordi Alba han hecho diez, más que los nueve de Villa, los seis de Alexis o los cinco de Pedro.

Esa casi absoluta dependencia del astro mundial es, en realidad, una rareza en el fútbol europeo. De los actuales líderes de las mejores ligas europeas, sólo Ibrahimovic tiene cifras similares en el París Saint-Germain, aunque incluso por debajo (ha marcado 27 de los 62 de los franceses, un 43,5%). Van Persie ha hecho 25 de las 79 dianas del Manchester United (31,6%), Mandzukic 15 de los 91 del Bayern de Múnich (un 16,4%) y Vidal 10 de los 67 de la Juventus (un 14,9%).

El de Rosario monopoliza de forma absoluta el ataque azulgrana, de tal manera que casi el 33,3% de todos los disparos del equipo en la Liga son suyos. De hecho, ha enchufado 46 de los 78 disparos a puerta que ha hecho. Además, es uno de los mayores asistentes, con 39. Su trascendencia también se traduce en minutos: es el jugador de campo que más ha jugado en todo el campeonato, con 2668.

La importancia del astro en la consecución de la Liga queda patente, no sólo con su exagerada cifra de goles y asistencias, sino también con lo que éstos han significado. Sus tantos han supuesto directamente 27 puntos para los culés. Y gracias a él, el Barça abrió el marcador en seis partidos y remontó otros ocho.

Pero la voracidad de Messi no sólo es comparable con otros jugadores, sino también con equipos. Es tan brutal que a estas alturas del campeonato ha marcado él solo más goles que 12 equipos. Algo muy fácil para un jugador que esta temporada ha roto el récord de 40 años de los 85 tantos de Müller en un año natural.

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