Este artículo se publicó hace 17 años.
Con el siete no basta
El Madrid se atasca ante el Espanyol (2-2) y Raúl marca dos goles en un ejercicio de reivindicación

De alguna manera, con la exhibición del Barça el Madrid estaba obligado a dar un golpe de autoridad. La Liga se juega también en la psique y el equipo de Schuster bajó un escalón con respecto al de Guardiola. La semana entra con el Barça como claro favorito por su juego y la ambición que se desprende de su estilo.
El Madrid ni siquiera puede apelar esta vez al espíritu de grupo que le ha hecho ganar los dos últimos títulos. Fue un equipo anárquico, cómodo de pensamiento, convencido de que le vale con la pegada y el poder de intimidación de su estadio. Ramos e Higuaín fueron los más individualistas cuando menos tenían que serlo. Se miraron el ombligo en un par de acciones en las que tenían que haber levantado la cabeza. Eligieron el camino equivocado en su pelea por su ascensión al estrellato que ostentan Casillas, Raúl o Van Nistelrooy. Quizá debieran mirarse en ellos para entender el juego desde lo colectivo y más con el marcador empatado o en contra.
El único que pareció apreciar la necesidad de mantener el respeto de los contrarios fue Raúl. El capitán repitió uno de sus ejercicios habituales cuando se siente contra las cuerdas. Hizo dos goles y volvió a autoseñalarse con los pulgares como el siete de España. Una prueba de que andaba picado con los comentarios que le menosprecian. Estaba vez no se fue a la banda.
JerarquíaSi con Figo, Ronaldo y Zidane aceptó alejarse de su hábitat, parece que con Higuaín no. Tampoco parece quererlo Schuster, que le concedió la gracia de moverse por el centro área y pisar área cuantas veces le ordenara su instinto. Un acierto, porque sólo Raúl hizo lo suficiente para ganar el partido o al menos no perderlo. Apareció por dos veces al rescate para igualar el encuentro. Arregló las tropelías de su defensa en los dos goles del Espanyol.
De Ramos a Heinze, pasando por Pepe y Cannvaro, la zaga fue una banda. Descoordinados, sin tempo alguno para tirar el fuera de juego, primero se comieron un balón a la espalda que Heinze convirtió en penalti. Derribó a Tamudo, pero se hubiera llevado por delante a un par de jugadores más, porque entró sin medida alguna.
El pase que originó la embestida lo dio De la Peña, que se exhibió en el primer tiempo. Le gusta jugar a lo pelat en el Bernabéu. Aunque su equipo no acabe de culminar su fútbol, él se divierte en ese escenario. Más si cuenta con la dejadez del centro del campo madridista. En una decena de veces pudo recibir solo, girarse y conducir el balón con la cabeza erguida. Una concesión inexplicable si por delante se mueven Luis García y Tamudo. De la Peña tiene una visión del juego espacial y un toque exquisito. Con esas condiciones ha sobrevivido cuando las lesiones le han respetado y ha estado centrado en el fútbol. Pasada la treintena es mucho mejor futbolista, pese a que su recorrido se ciñe a 30 metros. En ese espacio reducido le dio para gobernar. Ni De la Red ni Diarrá le vieron. No se enteraron de que tenían que anticiparle en vez de contemplar sus elegantes conducciones.
Esa complacencia le costó los dos goles al Madrid, que fue un mero espectador de las dos construcciones de los tantos que encajó. Su suerte es que estaba Raúl ojerizo para entrar a matar de cabeza y resolver un barullo.
Ficha TécnicaReal Madrid (2): Casillas; Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; Diarrá: De la Red (Sneijder, m.65) Van der Vaart (Robben, m.46, Drenthe, m. 69); Higuaín, Van Nistelrooy y Raúl.
Espanyol (2): Kameni; S. Sánchez, Jarque, Pareja (Lacruz, m. 46), Beranguer; Román (Ángel, m.61), Moisés, De la Peña (Coro, m. 74), Nené, Luis García y Tamudo.
Goles: 0-1. M.20. Tamudo, de penalti cometido a él mismo por Heinze. 1-1. M.24. Raúl, de cabeza, pica a la base del poste. 1-2. M. 30. Luis García rebaña desde el suelo un centro raso. 2-2. M. 45. Raúl aprovecha un barullo.
Árbitro: Burrull. Amonestó a Pepe, Ramos , De la Peña y Diarra.
Estadio: Bernabéu. 65.000 espectadores.
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