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Victorias mínimas de Portugal, Francia y Rusia

Los galos se imponen en Irlanda, Rusia y Portugal sufrirán en Eslovenia y Bosnia. Ucrania y Grecia empatan sin goles

GONZALO CABEZA/PÚBLICO.ES

Como si de un acto reflejo se tratase, Portugal busca siempre la banda derecha. Es el corralito de Cristiano ayer en el palco con Figo, Couto y Rui Costa, pero en su ausencia también están ahí los mejores argumentos lusos, representados por Nani, que se aprovechaba, además, de que Salihovic no es habitualmente lateral. Él y Deco aparecieron en el partido con la lección bien aprendida, coger el balón y no soltarlo bajo ninguna circunstancia. Queiroz sabía que la defensa de Bosnia no es tan brillante como lo que queda por delante de ellos. Dejarles sin balón es matarles por estrangulamiento.

A partir de ahí, paciencia para buscar el gol, objetivo último del juego. Portugal combina nombres brillantes como Simao, Nani o Deco con carencias preocupantes para un conjunto de élite: Duda tiene que jugar de lateral izquierdo y Pepe de mediocentro. Ambos cumplen, pero su posición es antinatural. También hay problemas en punta: Liedson es un delantero menor de lo que exige un candidato a todo.

Con los mimbres que tiene, el combinado de Queiroz pueden dominar un partido, pero les cuesta la vida perforar la red rival. Tanto es así que el gol lo tuvo que marcar un defensa, Alves, gracias a un fallo de la defensa balcánica. En ese sentido, Bosnia está en el otro lado de la realidad. El nivel medio es menor, sus nombres asustan menos, pero Dzeko e Ibisevic tienen la rabia de los delanteros de tronío.

Esa furia se demuestra con intenciones. Bosnia llegó poco porque no veían la bola, propiedad casi exclusiva en las piernas de Deco y Nani, pero cuando rondaban el balón siempre terminaban tirando. No siempre había peligro, muchas veces eran disparos inocentes con destino cómodo a las manos del portero, pero la portería rival estaba en su cabeza. La mejor muestra de esto se dio en el minuto 88.

Bosnia, adormecida como de costumbre, apareció para dar una puñalada doble. Dos tiros sin casi oposición que milagrosamente terminaron reventando los palos de la portería que defendía Eduardo.

La primera mitad fue un monólogo luso, que amasaba la bola y se perdía en un infinito de pases cortos y conducción de balón. Tras el descanso los bosnios intentaron salir de vez en cuando con la pelota en los pies. Fue un espejismo, a los pocos minutos se les acabó el empuje y volvieron a mirar como el balón iba de portugués en portugués. El dominio fue total, pero los lusos no son capaces de pasar de las musas al teatro.

El resultado se antoja escaso para los de Queiroz. En los últimos días los portugueses manifestaban que el partido de hoy era crucial, no sólo por lo evidente, sino también por las dificultades que se encontrarán en la vuelta. Bosnia se ha acostumbrado a jugar en Zenica, un estadio de sólo 14.000 espectadores, acorde con una ciudad pequeña, pero que consigue romper los audímetros por los rugidos de sus gradas. El miedo luso, que empezó hace tiempo en la clasificación, seguirá vigente hasta el último segundo.

El entrenador francés, Raymond Domenech, muy discutido en los últimos tiempos, decidió alinear a Gignac, jugador del Toulouse, en detrimento del madridista Benzema, que no disputó ni un minuto. Con Henry y Lass Diarra en el campo, Francia no dio la sensación, al menos durante el primer tiempo, de ser la selección favorita.

Su juego, muy criticado últimamente, se basó en colgar balones largos a los tres delanteros que Domenech puso en el campo a pesar de jugar en campo contrario, por lo que el equipo parecía partido. Los de Trapattoni, sin embargo, llevaron el peso del choque durante el primer tiempo y a punto estuvieron de adelantarse en el marcador. Tras el paso por los vestuarios, Francia se hizo con el mando del encuentro. El balón comenzó a circular e Irlanda no tuvo otro remedio que retrasar sus filas hasta que en el minuto 72 Anelka marcó un valioso gol. 

Dos goles de Bilyaletdinov en 50 minutos parecían empujar a Rusia hacia Suráfrica, pero apareció Pecnik y rebajó la esperanza. El mediapunta del Nacional de Madeira sólo necesitó cinco minutos para marcar un tanto que deja el resultado de la repesca en el aire. Se resolverá el miércoles en Maribor, donde los eslovenos preparan un choque caliente. Guus Hiddink, seleccionador ruso, sorprendió al dar la titularidad al delantero. Pavlyuchenko y al zurdo Zhirkov, que apenas juegan en el Tottenham y el Chelsea, respectivamente.

Rusia quiso abrir el campo desde el principio, pero el equipo esloveno salió con la lección aprendida y tapió los flancos. Aun así, llegaron los dos goles del centrocampista del Everton, y Putin, primer ministro ruso, pareció satisfecho en el palco. Luego, Pecnik acortó distancias e incluso tuvo el empate en el último suspiro.

El Donbass Arena de Donestk dictará la sentencia de la eliminatoria entre Grecia y Ucrania después de que ambos igualaron ayer a cero en el Olímpico ateniense. Ucrania dispondrá, por tanto, del factor campo a favor, pero los de Mikhailichenko malograron una buena oportunidad para afrontar la vuelta incluso con ventaja, ya que dispusieron de ocasiones muy claras para marcar e incluso para haber ganado.

Los griegos, sin realizar un buen encuentro, también tuvieron sus opciones, pero los pupilos del germano Rehhagel no tuvieron ni la fluidez ni el acierto necesarios para acudir a Ucrania con el marcador a favor. El respeto y el intento de controlar el centro del campo primó por encima de los ataques, aunque fue un partido espeso. Los ucranios, con Tymoschuk al mando y Shevchenko siempre inquietante en ataque, controlaron sin agobios el pobre fútbol griego. 

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