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El mercado conecta las alarmas: hay una burbuja punto.com con riesgo de estallar

El temor al colapso de los encendidos valores tecnológicos circula por los parqués bursátiles y son los propios bancos de inversión los que se encargan de admitir la existencia de una burbuja punto.com y de alertar del riesgo inminente de que explote. 

Fachada de Wall Street, en Nueva York (EEUU). EUROPA PRESS
El Ibex 35 este viernes. - EFE

DIEGO HERRANZ

"La burbuja [tecnológica] está lista para colapsar". La advertencia está escrita en una nota para inversores de Marko Kolanovic, responsable global de estrategia macro y productos derivados de JP Morgan. La última semana de febrero, cuando la crisis del coronavirus se propagó por los cinco continentes y fulminó en una semana trágica para los mercados los principales índices de las bolsas mundiales.

Sólo en Wall Street, los cinco últimos días lectivos de febrero, el temor a la pandemia se llevó de sus parqués seis billones de dólares, según aseguró el analista del S&P Dow Jones, Howard Silverblatt, a Business Insider. Un efecto contagio que afectó a otros mercados como el Dow Jones Industrial o el Nasdaq, que descendieron casi un 10% desde sus recientes -y últimos- registros alcistas.

El Dow retrocedió más de 3.000 puntos esa semana. Pérdidas que los organismos multilaterales y el mercado empiezan a relacionar con un súbito empeoramiento de la economía global, que impulsa irremediablemente la actividad a una espiral recesiva.

La debacle bursátil dejará, obviamente, activos baratos. Pero no serán los tecnológicos. Con sus excepciones, han sido las acciones que han impulsado el extraordinario ciclo en los mercados de todo el planeta desde el crash de 2008. Y que, a la espera de los daños colaterales que dejará el coronavirus, seguirán siendo los que más peso inversor cuantitativo traslada a los parqués, dice Kolanovic, cuya afirmación se basa en "el abismo que separa el retardo del valor real que estas compañías adquieren en los mercados, respecto de los factores extraordinarios que determinan el fulgurante crecimiento de sus cotizaciones" en momentos concretos. La esperanza es que "por una vez en el último decenio", esa convergencia se produzca.

El mercado alerta de que la explosión especulativa tecnológica "no será diferente" de la que experimentó el sector en 2000

Porque existen señales que contribuyen a esconder la burbuja tecnológica, como la escasa volatilidad de sus valores. Pero su explosión "no será diferente" de la que experimentó el sector en 2000 -en la llamada crisis de las puntocom- o de las correcciones de los primeros años de la década pasada. O la respuesta de los inversores a la epidemia del coronavirus, al colocar sus carteras en segmentos cíclicos de la economía como la energía o la seguridad de los bonos del Tesoro americano en lugar de en acciones tecnológicas. Una opción coyuntural. Dado que desde firmas como RBC Capital Markets afirman que siete de las diez opciones inversoras más populares en el mundo son de la industria tecnológica, con Microsoft y Alphabet como favoritas. El coronavirus puede propiciar una brusca rotación de activos, "hacia valores más tradicionales, materias primas o mercados emergentes", pero su estallido será inevitable, explica.

Los hegde-funds atacan de nuevo

Steven Bregman, fundador de Horizon Kinetics, una firma de asesoramiento inversor, coincide con el analista de JP Morgan. El propio mercado es una burbuja -matiza, sin embargo-, aunque los valores tecnológicos, tanto de consumo como de innovación, son los que la insuflan oxígeno. Y "no hay nada que pueda evitar su deflagración". A su juicio, "el ambiente de riesgo sistémico es más alarmante que en 1999", cuando se fraguó el calentamiento de los valores tecnológicos que dieron paso a la primera gran crisis bursátil y corporativa del sector. Después de una década, la pasada, en la que han dominado la gestión de los fondos, pese a su paulatino encarecimiento, y a abanderar el reparto de beneficios entre sus inversores.

Mientras la industria de los hedge-funds, carteras de activos de alto riesgo, acapararon capitales netos el pasado ejercicio por valor de 328.000 millones de dólares, su segundo registro anual más cuantioso, asegura la firma CFRA Research. Un incremento por las inversiones que precipitaron el credit crunch de 2008 -también de derivados, estructurados y swaps- que ha generado la alerta desde el Banco Internacional de Pagos (BIS), entidad de la que emanan las normas regulatorias bancarias y que alberga a los diez principales bancos centrales del planeta. El BIS ha venido revelando en sus informes trimestrales del pasado año un aumento gradual de estas carteras de riesgo sistémico.

Los hedge-funds con valores tecnológicos acapararon capitales netos el pasado ejercicio por valor de 328.000 millones de dólares

Bergman, en declaraciones a Business Insider, cree que "el régimen artificial de bajos tipos de interés y la actitud de pasividad inversora que ha prevalecido en la pasada década" son los dos factores que, a su juicio, están siendo responsables de la explosión de los hedge-funds con unas carteras de activos cargadas de valores tecnológicos en efervescencia bursátil. "Y lo que el perfil medio de inversor conoce del mercado es sólo una pequeña fracción de lo que realmente valen las compañías". En su opinión, hasta un 20% del valor del S&P 500 americano es especulativo o, cuanto menos, resultado de rampantes crecimientos de cotizaciones sin justificación. Casi todas, tecnológicas. Aunque no las únicas. Amazon o Google parecen ajenas a los rigores del mercado -explica Bergman- "pero todos hemos sido testigos del final de esta película antes".

Siempre hay episodios de la serie que acaban rebajando sus posiciones, desde reformas e iniciativas políticas hasta nuevas normas regulatorias, que han acabado afectando a las grandes corporaciones. Para este analista, la comparación con 1999 resulta obligada: Algunas empresas del top ten del índice S&P 500, como AOL, entonces la número diez, intentó sin éxito fusionar a Time Warner, mientras la séptima, Lucent Technologies nunca llegó a recuperarse de la crisis puntocom. General Electric ha pasado de ser la segunda al puesto sexagésimo segundo por capitalización bursátil.

Un mercado con activos hipervalorados

John Hussman, presidente de Hussman Investmen Trust, también se apunta a la tesis de la burbuja tecnológica. "Nos aproximamos al punto crucial", en el que los inversores "deberían empezar a pensar que se encuentran ante una combinación extrema de hiper-valoración en los valores -sobre todo, los techs- y señales de mercado desfavorables". Como en 1999-2000. "La especulación está jugando con fuego", alerta. En 1929, la explosión bursátil se saldó con la caída del 90% del valor de las empresas y, en 2000, la burbuja de internet borró casi el 80% del índice Nasdaq. "Los mercados están ahora posicionados en escenarios similares".

Para más inri, el premio Nobel Robert Shiller, acaba de publicar un libro en el que pasa revista a las dos peores burbujas financieras de la historia económica reciente. El autor de la teoría de la exuberancia irracional que empleó con posterioridad el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, y que recibió el máximo galardón económico en 2013, llama la atención sobre las coincidencias financieras con 1999, preludio de la crisis puntocom de 2000 -con recesiones en EEUU y Alemania tres años más tarde- y con 2007, cuando surge la embestida de las hipotecas subprime estadounidenses que precedió a la quiebra de Lehman Brothers, un año más tarde y que desembocó en la primera recesión sincronizada de las economías del G-7. Shiller cree que, de nuevo, se ha instalado un comportamiento irracional en los mercados que resulta "más que preocupante".

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