Este artículo se publicó hace 13 años.
Denuncian a una empresa que obliga a sus empleadas a colgarse un cartel cuando van al baño
UGT y CCOO consideran que la medida es "denigrante y discriminatoria".
Un cartel hecho de cartulina con la palabra 'aseo' es lo que las empleadas de un centro de manipulación de fruta en Alhama de Murcia deben colgarse al cuello cada vez que quieren ir al baño. Es lo que han denunciado trabajadoras de la empresa El Ciruelo, un centro que se enmarca dentro de un grupo empresarial dedicado a la fruta y que tiene fincas en esta comunidad.
Responsables de UGT y CCOO se han hecho eco esta mañana de esta demanda, interponiendo denuncias en la Inspección de Trabajo que, actualmente, "están en fase de investigación", según aseguró el secretario general de UGT en la región, Antonio Jiménez. Este responsable asegura que el sindicato "no va a consentir" ninguna actuación tan "denigrante y discriminatoria" como la ocurrida en esta empresa, según denuncian algunas trabajadoras que no desean que se conozca su identidad.
Jesús Cámara, Secretario General de la Federación Agroalimentaria de UGT de Murcia, ante la Inspección Provincial de Trabajo de Murcia, aclara en la denuncia que el excesivo control para el acceso de las trabajadoras al baño es un atentado contra la dignidad de los trabajadores y supone una vulneración del derecho a la intimidad.
Además, detalla que las trabajadoras "suelen recibir reproches y recriminaciones para disuadirlas a solicitar ir al aseo".
Sin embargo, esta práctica en la empresa es solo la punta de un iceberg de faltas a los derechos de los trabajadores. Las empleadas de El Ciruelo realizan largos turnos ininterrumpidos de trabajo, no disponen de taquillas para guardar sus enseres personales o su comida, que se almacena en un baño, y son obligadas a pagar el coste de su ropa de trabajo, se detalla en la denuncia.
Según la Federación Agroalimentaria de UGT en Murcia, dentro del sector agrario la crisis ha ahondado más aún la práctica de la economía sumergida. La falta de trabajo está haciendo sacar a encargados y no pocos empresarios sus más bajos instintos con la finalidad de conseguir costes más competitivos y mejor posicionamiento en el mercado. Las personas se convierten en un simple utensilio de rentabilidad.
La Federación asegura en un comunicado que "es común el silencio de las victimas de estos abusos por miedo a perder el empleo o ser recriminadas por sus propias familias, quienes temen verse perjudicadas para el mantenimiento y acceso al trabajo". Desde UGT aseguran "que está de moda denigrar a la mujer", haciendo hincapié así en la sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia, que recientemente ha dictaminado que llamar "zorra" a la mujer no es insulto.
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