Este artículo se publicó hace 2 años.
La exmilitar Teresa Franco lleva su acoso al Supremo: "¿Quieren que los militares no se rebelen ante lo injusto?"
La denunciante se enteró de la absolución de su presunto acosador en el Ejército por la llamada de un periodista.
Madrid-Actualizado a
Denunciar el acoso laboral nunca es fácil. Si encima sucede en el seno del Ejército, en donde manda el escalafón, el asunto se complica. El pasado 6 de mayo, el Tribunal Militar Territorial Primero notificó a Teresa Franco, militar en situación de reserva y actualmente concejal de Igualdad en el Ayuntamiento de Murcia, la sentencia que absuelve a su presunto acosador -un mando en la Escuadrilla de Policía Militar de la base de Alcantarilla (Murcia)- tras un proceso que dura ya ocho años. La acusación ya ha anunciado un recurso ante el Tribunal Supremo.
"Me decepciona la Justicia militar", comenta Franco a Público, que confiesa que se enteró de este fallo por la llamada de un periodista, y añade: "Acato la sentencia, por supuesto, porque estamos en un Estado de Derecho, pero como no estoy de acuerdo con ella la recurriré ante el Tribunal Supremo". "Estoy agotada", reconoce, "pero al mismo tiempo estoy con fuerzas para seguir luchando hasta que me sea imposible continuar".
Porque lo que intenta esta exmilitar, que fue secretaria de Igualdad de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), es que prevalezca la justicia sobre la credibilidad de la palabra de los mandos superiores. Que su experiencia como militar profesional, cuajado de sanciones disciplinarias y con informes que analizan en profundidad su actividad en redes sociales, no tenga que sufrirla nadie más.
En definitiva, que nadie tenga miedo a señalar situaciones irregulares o injustas, y que nadie tema a dar su testimonio como testigo. Es la palabra 'miedo' -a los mandos superiores, a las represalias, al acoso continuado- la que Teresa Franco quiere eliminar en la profesión militar.
Ella sabe lo que es el acoso laboral: a raíz de las críticas al acoso o a la ausencia de chalecos antibala femeninos, se motivó en 2018 una evaluación extraordinaria sobre insuficiencia de sus facultades profesionales. Es decir, un procedimiento administrativo para echarla del Ejército sin posibilidad de defenderse.
Ya entonces se filtró un documento interno del Ejército del Aire, adjunto a un expediente de evaluación extraordinaria de la actividad de Teresa Franco, en el que se mostraba cómo la cúpula militar recababa su actividad, sobre todo en redes sociales pero también en medios de comunicación, y estimaba que "parece exceder con creces la labor asociativa y la libertad de expresión".
Absolución por falta de testigos
Ella pedía cinco años de cárcel para un capitán los delitos de extralimitación en el ejercicio del mando y abuso de autoridad. Una denuncia que se remonta a 2014, que fue archivada y resucitada por el tribunal militar citado.
Para los jueces, el caso se resuelve por el principio 'in dubio pro reo' dado que sólo se tiene en cuenta la palabra de la denunciante frente a la negativa del denunciado. No considera probado nada de lo que ella alega: ni los exabruptos del acusado (parece que nadie escuchó al capitán espetarle a la cabo: "Si te pones chula, te meto una patá en la seta"), ni los arrestos a menudo arbitrarios, ni los expedientes abiertos simplemente por denunciar situaciones irregulares.
La Fiscalía, que incluso afirma que el acusado "no ha sabido ejercer debidamente los principios que rigen el buen ejercicio del mando", sólo reprocha al capitán una salida de tono que considera probada, a raíz de la protesta de Teresa Franco por tener que realizar una guardia que no le correspondía por rango; el superior dijo en abril de 2011: "Me va a decir una cabo de mierda que no quiere hacer funciones de soldado".
Más formación, ¿más susceptible al acoso?
La sentencia argumenta que la víctima expone una declaración coherente, pero el tribunal militar estima que "la denunciante posee una más alta cualificación personal y académica necesaria para la prestación de sus servicios [...] pudiendo esto aumentar un sentimiento de hostigamiento y persecución vivida e interiorizada [,,,] de la que hizo responsable al procesado como jefe directo".
Para Teresa Franco, parece que tener una buena formación la hace más susceptible frente al acoso laboral. "¿Es que tengo que ser una cateta para que me crean?", se pregunta Teresa Franco. O lo que para ella es peor: "¿Quieren soldados y tropa con poca formación para que no se te rebelen ante lo injusto?".
Mientras tanto, ya ha interpuesto un recurso de casación ante la Sala Quinta (militar) del Tribunal Supremo. "Cuando acudamos al Supremo ya tendremos otras reglas de juego, otras convicciones", comenta Teresa Franco, que añade: "El asunto, al menos, se abre a que existan civiles en la sala: dos, y otros tres militares togados".
El recurso de casación anunciado anunciado alegará vulneración de la tutela judicial efectiva y error en valoración de la prueba. La abogada de Franco, Marta Simó, explica que en los casos de acoso "aunque cada una de las conductas por separado puedan no ser constitutivas de delito aisladamente consideradas, hay que tener en cuenta todo el cómputo, y en esta sentencia se reconoce que Teresa lo pasó mal pero porque fue algo suyo subjetivo", comenta Solé a Público, y añade: "Y sobre todo por el argumento de que tiene una mayor formación académica".
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