Este artículo se publicó hace 18 años.
Mercedes cierra la planta de Barcelona
Los trabajadores acusan a la empresa de querer especular con los terrenos
Los trabajadores lo tienen claro. Detrás de la sorprendente decisión de Mercedes-Benz de cerrar la factoria de Barcelona sólo hay dos motivos posibles: quieren reducir costos y además sacar provecho de una posible recalificación de los terrenos del barrio de Sant Andreu. Los 420 miembros de la plantilla conocieron las intenciones de la empresa a primera hora de la mañana .
Horas después fuentes de Mercedes afirmaron que no se trataba de un cierre sino de un traslado, ya que 258 trabajadores serán recolocados en la nueva joint venture (sociedad de riesgo compartido) Daimler-Estampaciones Sabadell, que está situada en Esparraguera y que empezará a funcionar a finales de año. Al resto se les ofrecerán diferentes alternativas, desde su traslado a la planta de Vitoria a la jubilación anticipada, pasando por la recolocación en otras empresas del sector con las cuáles se espera llegar a acuerdos para que hagan una parte de la producción.
Acuerdos incumplidos
Los sindicatos reaccionaron indignados. Exigieron a la multinacional que reconsidere la decisión y pidieron a la administración que defienda el tejido industrial del país. CCOO recordó que el Plan Industrial de la planta está basado en un producto y un model que tiene vida hasta el 2014 y que el pasado mesd e julio se firmó el convenio colectivo de la empresa por cuatro años. En consecuencia consideran que la empresa ha roto su compromiso de futuro.
Modelo de ciudad
En la planta de Sant Andreu se fabrican los bastidores y otras piezas de la furgoneta Vito y del monovolumen Viano, que se ensamblan en Vitoria, y preveía cerrar este año con una producción de 96.000 unidades.
"La administración tiene ahora la obligación de impedir que la empresa obtenga plusváluas de la venta de terrenos". Quien así se expresa es el urbanista Jordi Borja, que considera inevitables que la ciudad pierda plantas de producción como la de Mercedes. "De hecho en el futuro no habrá plantas de este tipo en toda Europa occidental", añade. "Lo lógico es que ahora se negocie un plan urbanístico ya que en suelo de uso industrial no se puede construir". Para Jordi Borja el problema de este tipo de movimientos es que "la red de transporte público y en concreto las Cercanías no responden a la realidad urbana".
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