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Los pactos con el Gobierno seducen a todos los grupos

El PSOE hace de su táctica de la geometría variable un 'éxito' que le permite aprobar el grueso de sus iniciativas parlamentarias

JUANMA ROMERO

El PSOE ha probado este año su “fortaleza” y su “gran capacidad de consenso” de la que “sólo se ha apartado” el PP. Mentía. Mentía el pasado miércoles José Antonio Alonso, el portavoz de los socialistas en el Congreso, porque se quedó corto. A la geometría variable practicada por el Gobierno no se ha escapado ni el PP.

El Ejecutivo se ha casado y se ha divorciado de todos los grupos parlamentarios. Así ha salvado el año. Un 2009 que tocaba a marcha fúnebre después de que el apoyo de PNV y BNG se evaporara el 1 de marzo, con las autonómicas vascas y gallegas. Pero al final no hubo entierro. Como declaraba complacido Alonso, el PSOE ha sido derrotado desde el comienzo de esta legislatura, en abril de 2008, en 13 ocasiones, un 0,83% del total de 1.567 votaciones en el pleno del Congreso. Reveses todos, eso sí, ocurridos desde marzo.

Pasados los comicios vascos, el PSOE maniobró como pudo para no sufrir una victoria de la oposición. Durante semanas, salvó su precariedad gracias a ausencias de diputados del PP, a pactos puntuales con otros partidos o, directamente, sumándose al resto de grupos para evitar la derrota.


Tanta artimaña terminó pasando factura. El 28 de abril, la pinza de PNV y PP infligió al PSOE el primer castigo en pleno, y se debió a la ausencia de nueve diputados socialistas. Aquel día la Cámara acordó urgir al Gobierno a suprimir un ministerio. Fue simplemente una moción, con valor político. Nada más. Como lo fueron las siguientes derrotas del PSOE, salvo una: el 27 de octubre, y también a instancias del PNV, la oposición obligó al Congreso a tramitar una proposición de ley que limita al Ejecutivo a contar sólo con dos vicepresidencias (hoy hay tres) y 14 ministerios (y no 17).

El PSOE se ufana de los “éxitos” de 2009, los méritos de su geometría variable, que le ha permitido aprobar los Presupuestos con PNV y Coalición Canaria, la reestructuración del panorama audiovisual con CiU, la reforma de la Ley del Aborto con la izquierda y el PNV, la financiación autonómica con ICV, ERC, CC, Nafarroa Bai (NaBai) y Unión de Pueblo Navarro (UPN)  o la reordenación de las cajas de ahorros y la limitación de la justicia universal con el PP.

“La geometría variable es la forma fina que tiene el PSOE de decir que no tiene apoyos, que gobierna a costa de cualquier cosa. José Luis Rodríguez Zapatero está acabado”, afirma José Luis Ayllón. El secretario general del Grupo Popular entiende que no hay “éxitos”: “Es poco meritorio ganar votaciones con sus 169 diputados. Pero la crisis o los cuatro millones de parados siguen ahí. El optimismo antropológico de Zapatero es ya mentira compulsiva”.

El portavoz convergente, Josep Antoni Duran Lleida, también “suspende” al Gobierno. Mientras, Gaspar Llamazares, diputado de IU, compendia 2009 como el “año del desconcierto”. “Zapatero ha mantenido la mayoría, pero no ha seguido una línea coherente. Un balance cuantitativo es superficial. No contempla la improvisación, el zigzag, la desorientación. Eso perjudica al Gobierno y desmoviliza a su electorado. La gente no percibe al presidente como un valor seguro frente a la crisis”, aduce.

El PSOE define la geometría variable como “un instrumento”, que hace del Parlamento una Cámara “viva”, y que permite la “participación día a día de todos los grupos, incluso del PP”, razona Eduardo Madina, número dos del Grupo Socialista. “Es una forma estable de funcionar. Hemos sacado todas las leyes sin problemas, y no hemos dejado de tramitar nada por miedo a que no saliera –agrega–. No tenemos socios estables, pero sí dos señas de identidad indiscutibles: un modelo de crecimiento sostenible y el avance en los derechos civiles. Ambas son reconocibles para el electorado”.

Al contrario de lo que pasó en 2008, este año la producción legislativa ha sido frenética. Las Cortes han sancionado 28 leyes (tres de ellas orgánicas) y han convalidado 14 decretos leyes del Gobierno. Lo que sigue es un resumen de 12 meses de debate.

Zapatero neutralizó el martirio del PSOE en el Congreso el 12 de julio. El Gobierno cerraba por fin el intrincado pacto de la financiación autonómica. El plácet de ERC, Iniciativa per Catalunya Verds y CC aseguraba la aprobación de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA), ofrecía oxígeno al Ejecutivo y, en principio, encarrilaba los Presupuestos del Estado.


La regla de tres se cumplió a medias. Porque en septiembre el PSOE recuperó al aliado perdido. El PNV aparcó su berrinche por la pérdida de la Lehendakaritza y canjeó su apoyo a las Cuentas de 2010 por el blindaje del Concierto Económico. Los socialistas aceptaron tramitar la reforma, que en febrero examinará el Senado. El conflicto se trasvasó al PP. Sus tres diputados vascos no suscribieron la posición de su grupo (el voto en contra a la tramitación del blindaje) y se ausentaron del pleno. En la última votación, antes del paso al Senado, esos tres parlamentarios conservadores sí acudieron al hemiciclo y apoyaron la consigna del Grupo Popular.

El Ejecutivo tumbó el 21 de octubre las seis enmiendas de totalidad a sus Presupuestos gracias al respaldo de PNV y CC y la abstención de UPN.

Pero de ahí hasta la aprobación definitiva de las Cuentas, el 22 de diciembre, el PSOE fue sumando apoyos puntuales. Y parte de ese éxito fue gracias a los buenos oficios de la portavoz de los socialistas en el Senado, Carmela Silva, que logró desactivar las enmiendas de totalidad de ERC e IU-ICV. En total, el Gobierno transaccionó 300 enmiendas con todos los grupos, salvo el PP, y movió más de 400 millones de euros. El Ejecutivo se aproximó a la izquierda –derogación de la ley Beckham, mantenimiento de los 400 euros a las rentas bajas–, pero no cedió en la subida de impuestos. “Una catástrofe, porque carga la crisis en los hombros de la mayoría”, enjuicia Llamazares. Para Alonso, la prueba de los Presupuestos mostró que “el PP está cada día más solo”. “Es que nosotros no tenemos que ahormar mayorías, sino construir alternativas, y en eso hemos cumplido”, opone Ayllón.

La LOFCA se resolvió incluso mejor de lo previsto por el Gobierno. En la última votación en el Congreso, el pasado día 17, CiU y PNV avalaron por error la ley. Y esta semana todas las comunidades (incluso las del PP) aceptaron el dinero del nuevo modelo.

La inmensa mayoría de proyectos de ley y decretos leyes fueron diseñados por el Gobierno para paliar la crisis. Y en muchas ocasiones se atrajo al PP. Así sucedió en julio con la aprobación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), dotado inicialmente con 9.000 millones, previstos para ayudar a las cajas de ahorros en apuros. El Ejecutivo recabó la unanimidad en otros dos decretos leyes, el del Plan 2000E, de apoyo a la compra de automóviles, y el que facilitó el saneamiento de las deudas de los ayuntamientos con pymes y autónomos. Todos los partidos avalaron también la ayuda de 420 euros a los parados sin prestación desde el 1 de enero.

Más división generó el decreto ley que subió los impuestos de la gasolina y el tabaco y concedió un crédito de 17.000 millones al Servicio Público de Empleo, para que pudiese pagar los subsidios del paro. Lo rechazaron PP, PNV y BNG. El segundo Plan E para los municipios, de 5.000 millones, fue impulsado por PSOE, CiU, PNV, CC y NaBai. El PP, junto a BNG e IU-ICV, se abstuvo.

Tampoco tropezaron con demasiados problemas la nueva Ley Concursal y otras dos normas que contribuirán a liberalizar los servicios, la ley paraguas (el marco general) y la ley ómnibus, la que modifica 47 leyes estatales en distintos sectores. Sólo al final de su tramitación se topó con la oposición del gremio del taxi.

Aún falta que llegue al Congreso la norma que cambiará el modelo productivo, la Ley de Economía Sostenible.



La aprobación de la Ley General Audiovisual (LGA) era una vieja promesa del PSOE. El deterioro del sector por la crisis convenció al Ejecutivo de que no podían demorarse las reformas. Pero lo hizo al revés. Primero, autorizó las fusiones entre televisiones, sin oposición de ningún grupo. En primavera, y presionada por la patronal de las cadenas privadas, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, envió a la Cámara la nueva financiación de TVE, sin rastro de publicidad. No consultó con el ya ex presidente de la Corporación, Luis Fernández, y enojó a la izquierda. Entonces ya se constató que el PSOE había elegido a CiU como pareja para cambiar el mapa audiovisual.

Los convergentes, al igual que ERC y CC, apuntalaron la Televisión Digital Terrestre (TDT) de pago, que ocasionó al Gobierno patentes fricciones con el Grupo Prisa. El PSOE también ha cerrado con nacionalistas catalanes y canarios la LGA, que saldrá hacia el Senado el 7 de enero.

En un año atrapado por la crisis, apenas se ha abierto un debate social potente, el de la reforma de la Ley del Aborto, un salto claro que aplaude Llamazares y que refleja “el espíritu avanzado del Gobierno en derechos civiles”. El Ejecutivo tenía seguros los apoyos de la izquierda (IU, ICV, ERC, BNG y NaBai), pero sumó en la tramitación a PNV y a dos diputados de CiU. La ley viaja hacia el Senado.

En el ámbito sanitario parece abrirse otra puerta. En noviembre, el PSOE aceptó tramitar una proposición de ley de IU para “impedir la privatización de la sanidad pública”, visto el desbarajuste que la entrada de la gestión de las concesionarias ha acarreado en Madrid. Además, la ministra Trinidad Jiménez ha prometido restringir en 2010 la Ley Antitabaco.

La conciencia de la izquierda chilló al Gobierno en otras dos reformas: la Ley de Extranjería –salvada por el PSOE con CiU y CC– y la limitación de la justicia universal –apoyada por el PP, CiU, CC, NaBai, UPyD y UPN–. Ambas restricciones fueron censuradas por las asociaciones de derechos humanos. La nueva Ley de Asilo, que protege a los perseguidos por razón de género y a los homosexuales, fue pactada con CiU y PP.

Con la Iglesia, nada nuevo. La reforma de la Ley de Libertad Religiosa está pendiente. Y no está claro cuánto avanzará el Ejecutivo en la retirada de símbolos religiosos.

En 2010 el tablero puede metamorfosear. Se espera la salida de la crisis y en el horizonte aguardan las elecciones catalanas. Entonces podría caducar la geometría variable. O tal vez aún no.

 


 El Congreso no sólo vive de leyes. La Cámara baja ha focalizado los enfrentamientos de Zapatero y Mariano Rajoy. El central, el debate del estado de la nación (12 y 13 de mayo) que, para un 37,6% de los españoles, ganó el presidente del Gobierno. El jefe del Ejecutivo avanzó la supresión de la deducción por compra de vivienda, el plan 2000E de apoyo al automóvil, el ordenador para los escolares y la Ley de Economía Sostenible (LES).

Al debate de la nación siguió la discusión de las propuestas de resolución. El PSOE sólo fue derrotado en cuatro ocasiones (tres de ellas, por iniciativas del PNV, y otra por IU). A cambio, los socialistas no concretaron sus medidas para no espantar a los grupos.

Zapatero también ha comparecido periódicamente para explicar la evolución de la crisis y las perspectivas económicas. La última fue el 2 de diciembre, cuando avanzó el cambio de modelo de la LES.

Otros temas impregnaron de confrontación el Congreso, como la gestión del Alakrana (con un áspero careo entre María Teresa Fernández de la Vega y Soraya Sáenz de Santamaría) y la remodelación del Gobierno en abril. Otros asuntos, como la resolución del caso Haidar (moción apoyada por todos los grupos con la abstención del PP) y la presidencia española de la UE (pactada por PSOE, PP, CiU y PNV) han suscitado más consensos.

En la Cámara sigue aparcado, desde 2008, el Estatuto manchego. En noviembre se acordó tramitar el extremeño.

 

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