Posos de anarquía

España y sus Bibby Stockholm

El polémico barco Bibby Stockholm, donde el Reino Unido quiere encerrar a 500 solicitantes de asilo. -BEN BIRCHALL / Europa Press
El polémico barco Bibby Stockholm, donde el Reino Unido quiere encerrar a 500 solicitantes de asilo. -BEN BIRCHALL / Europa Press

Jamás habría pensado que vería navegar un buque como el Bibby Stockholm; no, al menos, fuera de la gran pantalla. Sin embargo, esta semana lo hemos visto ser remolcado por aguas británicas, acercando cada vez más la realidad de que esta cárcel flotante encerrará a 500 personas solicitantes de asilo. No es un crucero, es una prisión para personas inocentes, vulnerables, que huyen de sus países para intentar salvar sus vidas. Ante esa situación, el primer ministro Rishi Sunak adopta una postura xenófoba, mísera, absolutamente indeseable.

Los Tories deshumanizan a las personas, las desprecian. El argumento que esgrimen para tamaña atrocidad es el ahorro de costes. En lugar de alojar en hoteles a las personas que solicitan asilo mientras se tramita su solicitud, pretenden llevarlas al Bibby Stockholm. Las diferencias son más que evidentes: se les priva de libertad, se recortan sus derechos fundamentales y se vulnera la Carta Universal de los Derechos Humanos.

Sunak podría haberse planteado reforzar el funcionariado que tramita las solicitudes y que, de hecho, es lo que está provocado el cuello de botella, pero no, ha optado por esta aberración flotando porque, en el fondo, lo que pretende es enviar un recado a quienes huyan de sus países: "si vienes a Reino Unido, esto es lo que te espera". A fin de cuentas, la ley del Partido Conservador prohíbe la solicitud de asilo a aquellas personas que lleguen al país de forma irregular. Sunak ignora todas las críticas, incluidas las de la ONU, y en un acto tan inhumano como arrogante también confía en legalizar la deportación de las personas migrantes detenidas, no ya a su país, sino a terceros países como Ruanda, aunque nada tenga que ver con su origen.

Sin embargo, el Bibby Stockholm se ha topado con un obstáculo inesperado: ni Londres ni Wirall (a las afueras de Edimburgo) han aceptado que esta monstruosidad atraque. En el caso escocés, la oposición de la ciudad en bloque ha sido determinante para que el operador del puerto rechazara lo que es en toda regla una prisión flotante. Por su parte, Londres cuenta con un alcalde, Sadiq Khan, al frente de la oposición, reivindicando el refugio que históricamente ha ofrecido la capital británica a las personas refugiadas.


Por el momento, la embarcación está atracada en la Isla de Portland en Dorset, a pesar de que existe una fuerte oposición local. Sunak no contaba con que, incluso quienes defienden posturas xenófobas como la suya, se oponen a que el Bibby Stockholm atraque en sus puertos. Los motivos nada tienen que ver con la empatía o un mínimo de humanidad; más bien al contrario, adoptan el discurso fascista de la inseguridad y de que ‘vienen a quitarnos lo nuestro’. Así que, incluso quienes comparten esos indeseables pensamientos, le están complicado la gestión a Sunak.

La oposición ciudadana va a ser fundamental para detener esta vulneración de derechos, no sólo en Reino Unido, también en el resto de Europa. Aunque sería deseable que la Unión Europea en conjunto y sus Estados miembros individualmente adoptaran medidas de presión para desactivar estas políticas xenófobas de Sunak, la ciudadanía ha de jugar un papel protagonista. En su contra tiene que esta prisión flotante no es la primera vez que encierra a personas refugiadas; ya lo hizo en los 90 en Hamburgo (Alemania) y en los 2000 en Rotterdam (Países Bajos). Además, no podemos obviar una realidad incómoda para gobiernos como el de España: no podemos rasgarnos las vestiduras por el Bibby Stockholm mientras en nuestro país mantenemos los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). La diferencia es que uno flota y otros no. Lo que tienen en común, que a todas y todos nos hunden en el espanto, en la ruindad.

En este sentido, deberíamos abordar la problemática de un modo global: aunque el Bibby Stockholm es un giro de tuerca adicional, la deshumanización de las personas ya la teníamos previamente con los CIE, en los que el hacinamiento y la calidad de vida tan pobre ya se ha cobrado vidas en nuestro país. Vidas, no lo olvidemos, de personas inocentes que son declaradas ilegales por esa extrema derecha que ansía alcanzar el poder el próximo 23-J y que la izquierda ha recluido como si fueran culpables de algún delito. Acabemos también en España con nuestros Bibby Stockholm terrestres.

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