El partido que enfrentó este jueves a Japón y España en el polémico Mundial de Catar no ha dejado solo la victoria de la selección nipona, sino también unas imágenes que están dando mucho de qué hablar. Tras el pitido final del árbitro, se pudo observar a la afición japonesa recogiendo la basura y desperdicios del estadio.

Después de la emoción de la primera parte en la que España se puso por delante en el marcador, los japoneses marcaron dos tantos en la segunda. Los aficionados estaban envueltos en lágrimas de alegría al asegurar su primera posición en la fase de grupos y ante la posibilidad de que dos de ''las favoritas'' como lo son Alemania y España quedasen fuera.

Tras este emocionante partido para la afición nipona, los japoneses repartieron bolsas de basura de nuevo –tal y como ya lo habían hecho en los partidos previos contra Alemania y Costa Rica– para recoger los residuos del estadio con la intención de mantenerlo en las mismas condiciones en las que estaba antes de que el marcador empezase a sumar. 

Estas imágenes responden a la costumbre del atamirae, que se traduce como aquello que es común y que es lo obvio. Y lo obvio, en este caso, es dejar el recinto donde se ha jugado el partido tal y como estaba antes de que comenzase el encuentro.

Sin embargo, esto no es característico únicamente de la afición nipona. Los jugadores japoneses están mostrando también el orden y la limpieza que se debe tener en los estadios. Se trata de algo cultural que se manifiesta tanto dentro como fuera de los vestuarios.