Este artículo se publicó hace 2 años.
El agresor de Cristina Fernández de Kirchner no actuó solo: hay vídeos que muestran a su novia en el lugar del ataque
Los investigadores están reconstruyendo el recorrido que Brenda Uliarte hizo con su novio el día del atentado. Hay cinco personas investigadas. La teoría del lobo solitario se desmorona.
Irina Hauser y Raúl Kollmann (Página 12)
Actualizado a
La investigación del atentado contra Cristina Fernández de Kirchner gira ahora alrededor de un grupo de cinco personas. Se ha comprobado a través de imágenes de vídeo tomadas en ese momento en la zona de Juncal y Uruguay que Fernando Sabag Montiel, el hombre que encañonó un arma a centímetros de la cabeza de la vicepresidenta, llegó hasta allí con su pareja, Brenda Uliarte, que fue detenida el domingo a la noche y será interrogada en las próximas horas.
En el momento del intento de asesinato ella estaba muy cerca. Incluso cuando militantes atraparon al atacante a ella se la ve muy cerca, a metros, que se retira disimuladamente, vestida de negro con zapatillas blancas y una bolsa también blanca en la mano.
El teléfono móvil de la mujer está siendo analizado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y todo indica que contiene información relevante. Este lunes, además, un análisis de restos de células que quedaron sobre la pistola Bersa calibre 32 confirmó la presencia de ADN de Sabag en la empuñadura, el gatillo y la corredera, lo que derriba la campaña especialmente agitada por los medios del grupo Clarín para generar dudas alrededor del hecho y del arma, con argumentos como que ésta no tenía huellas dactilares.
Brenda Uliarte o Ambar o la novia de Sabag
La pareja de Sabag, de 23 años, usaba un seudónimo, Ambar, con el que aparecía en páginas de contenido erótico y tenía fuerte actividad en las redes sociales donde incluso exteriorizaba de forma explícita sus posturas políticas antigobierno y reivindicaba fuertemente la figura de Javier Milei, referente de la extrema derecha. Se la había visto denostar los planes sociales en la pantalla de Crónica TV mientras se mostraba vendiendo algodón de azúcar. Allí también estaba Sabag Montiel, que habló en esa nota con un discurso contrario al gobierno.
Después del intento de asesinato ella también volvió a recurrir a la televisión: en este caso dio una entrevista a Telefé, donde intentó desligarse del agresor y dijo que los dos días previos no había visto a su novio, con quien vivía en el domicilio donde fueron halladas cien balas compatibles con el arma utilizada por el agresor. Los investigadores le intervinieron el teléfono y junto con lo que detectaron en las imágenes incorporadas a la causa la jueza ordenó la detención.
Poco antes de ser apresada en la estación de trenes de Palermo, a las 22.35 del domingo hizo un vivo en Instagram donde tuvo algunas expresiones llamativas: "No le manejaba las redes, no éramos tóxicos ni veíamos lo que hacía el otro", fue parte de lo que dijo, quizá porque cuando fueron borradas las redes sociales del atacante todas las miradas apuntaron hacia ella; "tal vez era una pistola de agua ¿Quién sabe?", agregó. Antes había dicho que Sabag Montiel "es una persona copada, que hace chistes, amoroso. No pensé que pudiera hacer algo así". De su teléfono móvil surgiría algo muy diferente, incluso orgullo por lo que el hombre hizo.
El recorrido de la pareja
Página/12 pudo reconstruir por fuentes de la investigación que Sabag y Uliarte habrían estado juntos los cuatro días previos al intento de homicidio de la vicepresidenta. Fue una semana muy caliente, después de la colocación del vallado en la manzana de la vivienda de CFK el sábado anterior y la represión de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires cuando todas las movilizaciones estaban planeadas en distintos puntos de la ciudad se trasladaron a Recoleta.
El mismo jueves del intento de asesinato Brenda Uliarte estuvo con Fernando Sabag Montiel en el local de un tatuador muy requerido en Quilmes. Fueron, al parecer, por la seña de un tatuaje. El hombre tiene varios, entre ellos un sol negro, una figura de la filosofía ocultista del nazismo (que está compuesta por dos círculos del que salen 12 rayos que se doblan y forman una esvástica). También tiene una Cruz de Hierro, una condecoración típica del ejército alemán y también símbolo del régimen nazi.
Luego, en principio, fueron en tren hasta Constitución. Después habrían tomado un colectivo hasta el Obelisco. Desde el Obelisco habrían ido a pie hasta Juncal y Uruguay, donde Sabag Montiel concretó el intento de homicidio.
La investigación apunta a desentrañar si había más personas vinculadas a ellos ese día y/o con anterioridad. El grupo coquetea con una organización llamada Revolución Federal que protagonizó en los últimos tiempos una sucesión de escraches y manifestaciones de tenor muy agresivo contra diferentes referentes políticos, entre ellos al ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, también a Silvina Batakis cuando fue nombrada en Economía, al diputado de Juntos por el Cambio Rodrigo de Loredo y también al actual ministro de Economía Sergio Massa.
Suelen espetar frases amenazantes como "no van a poder caminar tranquilos"; "váyanse a Cuba", "Cristina presa ya", "no más kirchnerismo". A De Loredo, por ejemplo, lo amenazaron diciendo que "al primer político opositor que se adhiera a la ley de salario universal lo vamos a ir a buscar". En la causa judicial también se está tratando de establecer si existe vinculación de esta agrupación y del grupito investigado con alguna fuerza política.
El análisis de los telefónos
Este lunes se presentaron ante la jueza Capuchetti y el fiscal Rívolo cinco amigos de la pareja y aceptaron entregar sus celulares, que ya fueron enviados para su análisis a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que también perita el de Uliarte. Esta fuerza quedó a cargo de la extracción de datos después de que el móvil de Sabag Montiel, clave en la investigación, apareciera "reseteado de fábrica" y con una posible pérdida importante de información al ser peritado por la Policía Federal (PFA).
Las opiniones sobre la posibilidad de rescatar los whatsapp, mensajes de Telegram, audios, vídeos y otros datos relevantes del teléfono están repartidas. La fiscalía analiza la posibilidad de pedir asistencia también a la firma Samsung (la marca del móvil) y a la empresa Cellebrite que es la representante y operadora del sistema UFED, el software que se usa para extraer datos de los móviles. La PSA, como informó este diario, pudo extraer algunos audios de Telegram de Sabag, e intentaría rastrear más material.
Por lo pronto Rívolo le pidió a la jueza que se perite, además, que pasó con el celular en cuestión. Es una situación compleja, ya que la PSA dejó constancia de que recibió el teléfono en un sobre abierto y de manos de la custodia de la jueza. No está claro qué pasó con el aparato en un lapso de unas 16 horas que habría estado en el juzgado, donde la PFA fue a hacer la extracción de información.
Por lo que declararon peritos de la PSA, pudo haber habido múltiples intentos de colocar una contraseña errónea (Sabag Montiel no la quiso entregar en la indagatoria), o pudo haber impericia en el uso del sistema UFED o alguna falla técnica. Parece más difícil un ingreso remoto. Pero todo deberá ser analizado, porque sin dudas es más que llamativo lo que sucedió con un elemento crucial en la causa.
En función de imágenes, las declaraciones y lo que se encuentre en los teléfonos los investigadores analizan la posible actuación de un grupo que, a priori, no parecería portador de logística o estructura, pero no está descartado que más personas hayan tenido alguna conexión con la pareja o con el episodio del intento de asesinato. Serían simpatizantes del "death metal", variante del heavy metal, y al parecer tenían como punto de encuentro un bar en San Telmo.
El ADN en la pistola
Un informe pericial recibido por el juzgado confirma la presencia de ADN de Sabag Montiel el arma secuestrada con la que intentó asesinar a CFK. Cuando alguien acciona una arma se produce un desprendimiento de células de la piel que se pueden analizar a través de un hisopado. En el caso de Alberto Nisman, por ejemplo, eso no se pudo hacer, porque la sangre había tapado todo otro rastro. Pero en este caso, y pese a las versiones que intentaban poner en duda incluso que fuera el arma que se vio en las imágenes donde le apuntaba a la cabeza de la vicepresidenta, este dato se pudo confirmar.
Los medios del Grupo Clarín ponían el énfasis en que no se habían hallado huellas dactilares: el arma fue hallada en el piso por los militantes que lograron detener a Sabag Montiel y por supuesto que había estado expuesta al gentío, pero la determinación del ADN es precisa y ahuyenta todas esas teorías que buscan cuestionar que se hubiera tratado de un atentado. El diario Clarín llegó incluso a señalar como sospechoso que el canal C5N hubiera estado en el momento del intento de asesinato, cuando la cobertura de la movilización en apoyo a la vicepresidenta tenía cobertura periodística diaria frente a la masividad de las expresiones de apoyo tras el alegato del fiscal Diego Luciani que pidió 12 años de cárcel para ella.
El arma tiene la numeración limada, es vieja y pertenecía a un conocido de Sabag Montiel, vecino suyo en Villa del Parque, que falleció en 2021. Hay sospechas de que el agresor se la habría robado. Según pudo saber este diario, no tenía licencia para portar armas. La Bersa, determinó la División Balística de la PFA estaba apta para el disparo. Todo esto complica más su panorama judicial, ya que a la tentativa de homicidio agravado se agrega la portación ilegal de arma de fuego y, podría ser, el contexto de violencia política y –planteó el abogado Gregorio Dalbón– también de género.
Los dos grandes enigmas por delante son si este hombre que intentó asesinar a Cristina Fernández de Kirchner lo hizo solo, una idea que empieza a tambalear, y qué pasó con su móvil (si hubo negligencia, impericia, un falla o una acción deliberada), cuyo contenido no se sabe todavía en qué medida se podrá rescatar.
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